HAY QUE DISEÑAR EL FUTURO.
Para cambiar una realidad que no es de nuestro
agrado hay que tener la capacidad para explorar y narrar el futuro que
queremos, hay que imaginar para poder crear. Hay que generar una imagen mental
del mundo en el cual queremos vivir y al que queremos pertenecer.
Si te
comprometes a responder esas preguntas, debes imaginarte lo imposible para llegar
a lo posible. Es un despertar de la conciencia para alcanzar metas que
parecen improbables. Sin ese poder de la mente las metas no se alcanzan. Lo
mismo para una persona, que, para una empresa o emprendimiento, que para una nación.
Piensa
como padre o como unos abuelos si quieres un mundo diferente para tus hijos o
tus nietos. Todos los humanos soñamos un mundo mejor que el nuestro para las
nuevas generaciones y trabajamos con ese fin, pero no nos detenemos a diseñarlo
y a pensarlo, eso se lo dejamos a otros. Cuando asumimos que ese cambio es
nuestra responsabilidad, se produce una evolución en nuestra conciencia y lo
asumimos con convicción y con entusiasmo.
Necesitamos un proyecto de vida y las naciones
necesitan planes de desarrollo y las empresas deben convertirse en faros de
luz, es la razón ética que nos justifica.
Nuestro
grave problema es cuando el Estado se convierte en un ente totalitario que quiere
pensar y decidir por uno, que solo le da validez a los proyectos de sus burócratas,
que su intención es el empobrecimiento material y moral de la población para el
control político y social. Hasta terminar confiscando el derecho a soñar con un
mundo mejor.
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