EL AULLIDO DE LOS ARAGUATOS.
El llamado
desesperado de Nicolás Maduro en busca de inversionistas colombianos.
El oportunismo
tiene la necesidad de presentarse con un ropaje fino, un disfraz inventado en
la China, un araguato que pretende confundir un aullido con un canto de sirena.
Será lo que llaman “Real Polìtik” o pragmatismo llevan a Nicolás
Maduro a renunciar a 20 años de revolución chavista, a desistir a los esquemas
centralizadores de intervencionismo de Estado en la economía. Un milagro o una estratagema
desesperada por buscar apoyo en una legitimidad perdida.
Será que el espíritu de Deng Xiaoping abre la mente
cerrada de un Maduro siempre inclinado por las lecciones de Mao Zendong. No
podemos olvidar que la presencia cubana sigue marcando las grandes líneas de la
política del madurismo y a Cuba no les queda otra alternativa que entregar sus restos
a China, si quiere sobrevivir. Tal vez por allí es donde viene ese aire con una
narrativa que busca inversionistas, con una oferta peligrosa y dudosa de cambiar
el colectivismo chavista por una economía de mercado. Lejos de la demencia
expropiatoria.
La fórmula china les viene a cubanos
y a Maduro como anillo al dedo “UN PAÌS CON DOS SISTEMAS”: Uno comunitarismo puro y duro para el 95% de
la población. El otro con una minoría de 5% de millonarios negociantes,
entregados al capitalismo salvaje para los amigos del régimen o quienes acepten
participar de ese chocante matrimonio de una pobreza masiva con millonarios
asociados a capitales foráneos, principalmente chinos.
Los pasos que se van dando apuntan
en esa dirección, participación de la oposición no interesada en un cambio de
sistema, sino en una participación en cuotas de poder y posibilidades de hacer
negocios, para eso se montan elecciones, para legitimar ante el mundo y tumbar
las sanciones. Abrir puertas que digan que ya Maduro no es un dictador. Se hace
un llamado a los inversionistas colombianos con un fin político para
desestabilizar al único gobierno verdaderamente opositor que enfrenta al régimen,
el de Duque. No hay puntada sin dedal. La oferta de negocios y hacer dinero
siempre es tentadora, ya se tiene la experiencia del barranquillero preso en África
Alex Saab, es un espacio que alguien debe llenar, los negocios esperan y la ética
no puede con el pragmatismo y los potenciales billetes verdes que oferta Maduro.
Venezuela, bajo cualquier esquema,
necesita de un proceso de reingeniería absoluta de la economía en los próximos años
en todos los aspectos de la vida nacional, se necesitan muchos miles de
millones de dólares que requieren seguridad jurídica y política estable. ¿Puede
Maduro y su equipo de fracasados dar esa garantía? ¿Tiene la forma de
neutralizar a los extremistas del chavismo que no aceptan esa propuesta de
convivencia de capitalismo y comunismo?
Ya hay planteamientos para crear una
especie transición económica para encargar al sector privado nacional e
internacional de los miles de empresas expropiadas y quebradas por el chavismo,
se busca implementar una legislación especial para crear zonas económicas libres
de impuestos que atraigan la inversión. Una renuncia al proyecto revolucionario
chavista, el cual solo quedaría para los pobres, para el “perraje”. Tal como
ocurre en China.
Es un proceso bastante complejo que
requiere de mucha idoneidad en el manejo de la economía, de la política, de la
seguridad, se necesitan bases amplias que generen gobernabilidad. No es Maduro
la personalidad adecuada para esa transición, se debe estar cuajando un cambio
a lo interno, manejado por Cuba. En ese equipo madurista no hay una sola luz
que alumbre, son buenos para destruir, para abusar, para reprimir, para mentir,
para el peculado y los negocios turbios; pero para emprender un cambio de esa dimensión,
no tienen con quien hacerlo. Todas son como siempre intenciones, vamos hacer,
palabras que siempre terminan en lo mismo. Su quehacer político y económico se
limita a sostener el poder al precio que sea y hacer negocios que les permitan seguir
llenado sus alforjas.
La creatividad, la iniciativa, la innovación
la inteligencia para convertir un paquete de excremento
en oro no la tienen, son alquimistas a la inversa, todo lo contrario, demostrado
en 22 años de revolución.
Sobra quien le les coma el cuento y
acepten poner unos dólares en el super negocio que plantea Maduro. La ambición rompe
el saco.
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