EL
EXTERMINIO DE CEROS ACABÒ CON VENEZUELA.
Tras 22 años de charlatanería
socialista, inspirada en los folletos de marxismo para prescolares, elaborados
por Cuba, con autoría por Marta Harnecker, ya no queda espacio para un desacierto
más. Se cumplió a cabalidad con el plan de demolición de la república destruyéndolo
todo, desde el lenguaje, pasando por la industria, el agro nacional, el comercio,
PDVSA hasta llegar a nuestro glorioso bolívar, la moneda nacional que fue creación
del general Antonio Guzmán Blanco.
En los últimos trece
años el bolívar ha sido fusilado varias veces. EL BCV ha borrado hasta hoy 14
ceros. En el 2008 Chávez ordenó que le quitaran tres ceros, en el 2018 Maduro
le fusiló cinco ceros y ahora a principios de octubre exterminaron seis ceros más,
para un glorioso exterminio de 14 ceros, ya la moneda nacional murió como
instrumento de cambio, compra y venta, solo que un zombi con forma de moneda
para pagar los salarios de los esclavos de la administración pública y darle el
remate final los pensionados y jubilados.
Se logró batir el récord
del dictador de Zimbabue (África) Robert Mugabe quien en el 2008 ordenó
mediante decreto eliminarle 12 ceros a su moneda nacional.
El grave problema de
los ignaros con poder es que creen que todos los problemas se resuelven con una
orden o un decreto, en el caso de la moneda están convencidos que la solución es
exterminar a los ceros, como si fuesen opositores, con esa medida creen
resolver la gravedad de la hiperinflación. La verdad económica es más cruel y
se puede explicar de manera muy sencilla. En el caso venezolano la destrucción de
la primera empresa petrolera del país y fuente del 95% de las divisas en dólares
genera una baja considerable en los ingresos de la nación. El dinero que
ingresa es inferior a los gastos y la única salida que encuentran los
economistas chavistas es intervenir el Banco Central de Venezuela y obligarlo a
emitir bolívares sin el respaldo de la divisa EE. UU o de otra moneda fuerte.
En pocas palabras el país no genera los ingresos que requiere para su
funcionamiento y se resuelve expropiando el valor del bolívar y empobreciendo a
los venezolanos que usan esa moneda
El resultado de este
plan socialista es que la economía venezolana se redujo como una piel de zapa y
solo funciona para una minoría que apenas llega al 5% de la población, el 95%
de los venezolanos son sobrevivientes que no cuentan para la economía nacional,
simplemente no existen, no pagan impuestos, no consumen sino lo básico para no
morir de hambre, no aportan al PTB.
El plan de demolición
nacional con la incompetencia del régimen se complementó para acabar con una nación
petrolera, es un caso único en la historia económica, en 20 años la riqueza se convirtió
en miseria total, algo grotesco de exportador número uno de hidrocarburos a un
desplazamiento de seis millones de venezolanos por todo el Continente buscando
algo que comer y poder enviarle unos dólares a la familia para que sobrevivan. Esa crisis era impensable hace 20 años, ni el
cerebro más afiebrado se podía imaginar esta catástrofe.
De aquellas montañas
de dólares que ingresaban al país solo queda el recuerdo de una época de
bonanza no aprovechada racionalmente. Se monto el festín de Baltazar y como era
dinero que el pueblo no sabía de dónde venía, no tenía doliente, entre la corrupción,
el derroche y la estupidez nos arruinamos y una minoría se hizo mil millonarias
En eso se sintetiza el proyecto socialista. Estamos inmersos en un callejón sin
salida, hoy como una mina africana se aplica un modelo de extracción violento,
no sustentable que hacen inviable el país. Lo poco que funciona se importa
dolarizado para satisfacer a ese 5%. La comida, los autos, absolutamente todo,
el 95% vive de las sobras del banquete, en un país quebrado por unos
charlatanes que siguen su proyectada destrucción, ahora le tienen la vista
puesta al cero El Ávila, la montaña caraqueña, para montar su refugio de
millonarios con el nombre de aldea comunitaria. Quizás los venezolanos estamos
pagando alguna culpa, esto es un castigo de los dioses o simplemente estamos
cosechando lo que hemos cultivado.
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