LA TIERRA DEL DISIMULO.
Hay que
transformar la sociedad del disimulo en la sociedad de la transparencia.
No hay duda
que nuestro país es la tierra del disimulo, de la apariencia. Se practica el
arte de fingir. Por ejemplo, los funcionarios públicos fingen que trabajan y el
gobierno aparenta que les paga. Todo el mundo sabe que trabajando en la administración
`pública venezolana nadie puede vivir, es claro y evidente que los salarios que
paga el régimen no se pueden considerar como salarios. Pero todos parecen que
han firmado un protocolo de conformidad para seguir adelante con el disimulo.
Por otra parte, el régimen no ejerce sus
funciones, ni cumple sus responsabilidades de gobierno, no es gobierno en
sentido correcto de la palabra y la oposición se limitar a fingir que hace
oposición. Con lo cual tampoco es oposición, solo disimula una actitud.
Es una sociedad donde la picardía florece y la
malicia es un hábito. Se tira la piedra y se esconde la mano El lenguaje es un
comodín que sirve para mentir con el mayor descaro. Todos sabemos que la
desfachatez es el evangelio del régimen, se utilizan excusas en las nadie cree,
pero todos las toleramos, ya de tanto usarlas se han desgastado como esos
viejos mediecitos de plata. Fingir es el arte del autoengaño. Un saboteo, terrorismo
imaginario, una iguana. Ya produce hilaridad, por no decir rabia.
Todos sabemos que la educación a distancia que
implementó el Ministerio de Educación en los planteles públicos es una simulación,
no hay condiciones para desarrollar ese proceso, ni internet, ni equipos, ni
computadoras, pero todo el mundo se traga los sapos de la mentira, se gradúan
bachilleres que no han visto clases en muchas materias, pero se acepta el
disimulo. Nos encanta que nos engañen y nos sentimos bien engañando a los demás.
Una oda a la hipocresía.
Ahora más que ayer, vivimos en el gran
campamento que señalaba Ignacio Cabrujas. Todos saben que no hay las
condiciones mínimas que exige la ley, para hacer unas elecciones aceptables.
mucho menos hay la racionalidad política para reconocer esa realidad. El
régimen sigue con su fraude continuado de siempre y la lógica más elemental nos
dice que no van a entregar el poder, por la vía electoral, tal como está
planteada hoy. Pero se disimula y se afirma con gran seguridad que se puede
ganar y lo más importante, que ellos van reconocer su derrota. Muchos suponen
que desde una alcaldía pueden cambiar el país conviviendo con ellos en
Miraflores, que los opositores tienen el poder de los taumaturgos para hacer milagros. En el
fondo saben que todo eso es una farsa, un disimulo, pero nadie se detiene a
reconocer la simulación. Se acepta como la normalidad. Somos el país del disimulo.
Significado: Disimulo
1.
nombre masculino
Acción o actitud del que disimula, del que intenta que no se note lo que
realmente hace, siente, piensa, etc.
"pese a mis disimulos, aquel hombre se había percatado demasiado bien
del estado de ánimo en que yo estaba, y me tenía lástima"
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