NUESTRO PROBLEMA ES EL FACTOR CULTURAL QUE NOS CONDENA LA POBREZA.

 

¿SERÀ EL CAPITALISMO LA SOLUCIÒN?



Los resabios económicos del viejo mercantilismo implantado por la Corona Española en América convirtieron el oro y la minería en el modelo de explotación y de creación de riquezas, para una élite y para el Estado representado por el rey. Muy distinto fue el capitalismo inventado por los judíos holandeses, desarrollado por los ingleses y consolidado en las colonias que hoy constituyen a los EE.UU.  Los países de la América Hispana no han podido desarrollar un verdadero sistema capitalista con mercado abierto, los intentos en su mayoría han fracasado, quizás Chile sea la excepción, pero ya está cerrando su ciclo y dispuesto a volver al populismo destructor. Para desarrollar el capitalismo se necesita una cultura de emprendimiento y cierta competencia, pero en este continente el catolicismo se permite afirmar que “ser rico es malo y que los pobres serán los dueños del cielo”. Ese concepto celestial predomina terrenalmente desde México hasta la Patagonia.



 Venezuela desarrolló un “capitalismo de Estado” ineficiente, con profundas señales de corrupción, que duró hasta que destruyeron su único sostén: La renta petrolera. Perú en los últimos 10 años logró el milagro de bajar los índices de pobreza y de iniciar poco a poco un proceso hacia el capitalismo, con la inversión privada, pero las elecciones del 6 de junio pueden tirar por la borda todos esos años de esfuerzo en mejorar las condiciones de vida de los peruanos y en subir el índice del PTB. A los pueblos no les interesa los índices, les interesa la dádiva, la oferta engañosa de progresar sin trabajo productivo.

 El capitalismo no es simplemente un episodio en la historia de la civilización, no hay manera civilizada de imponerle al ser humano un sistema comunitario, teóricamente beatífico, porque ese sistema no se identifica con la naturaleza humana, con los principios de funcionamiento de la propiedad privada, de la libre iniciativa y del mercado. El ser humano es por naturaleza defensor de su espacio, de lo suyo y cualquier sistema invitado por el hombre para gobernarlo tiene que contemplar el principio de la libertad, no puede ser que un funcionario o burócrata quien puede decidir como vivir, qué comer, cómo divertirse o cómo educarse, en qué gastar sus ingresos. Ese socialismo comunitario, utópico e irreal, inventado por teóricos e implementado por psicópatas para dominar a las personas y controlarlas, solo funciona mediante el lavado de cerebro, el dominio de la voluntad y el miedo. Los funcionarios de esos regímenes lo aplican al pueblo, pero ellos viven y disfrutan de los “placeres de la burguesía”. Guardan su dinero mal habido en los paraísos fiscales y educan a sus hijos en las mejores universidades capitalistas del mundo. Es un sistema aplicable a descerebrados y fanatizados que están dispuestos a convertirse en seres arriados por unos amos. Semi esclavos que tienen salarios de dos dólares mensuales, mientras sus amos contratan a cantantes por mil miles de dólares para que el canten el cumpleaños. Se conforman con una bolsa de comida subsidiada, mientras los jefes del socialismo viven en el desenfreno y el desmadre. Esa es la sociedad de la inequidad total.



 Para los socialistas radicales su agenda de gobierno se limita a desestimular la inversión privada, desconocer la propiedad privada, centralizar la economía en el Estado y repartir contratos entre sus amigos y testaferros. Llegan al poder criticando a los corruptos y terminan como los más putrefactos Las consecuencias no hacen esperar, en el caso venezolanos se necesitaron 20 años para destruir la principal fuente de riqueza que representaba el petróleo, pero en otros países como Colombia o Perú con dos años de regulación de precios, de expropiaciones forzadas, de confiscaciones la ruina total se hace presente muy pronto. Bajo el socialismo todo el mundo quiere vivir de una “Estado quebrado”, Los salarios serán de dos dólares mensuales y las pensiones de tres dólares mensuales.    Es la expropiación de la moneda nacional. Es caso venezolano resulta hasta ridículo ponerlo los 20 ceros que necesita el bolívar para convertirse en dólar. Sin embargo, este infierno económico y social se hace atractivo para mucha gente, millones sueñan con vivir bajo el socialismo y justifican la debacle con argumentos filosóficos y triviales como lo del trillado bloqueo que ya tiene casi 60 años en Cuba. Todo se justifica hasta los peores crímenes en nombre de la aspiración de una justicia social que jamás se ha visto en una nación sometida al sistema socialista. Si bien es cierto que el capitalismo necesita ajustes, está demostrado que solo en los países capitalistas hay progreso y prosperidad.

 Es un ciclo perverso que inician los comunistas apenas toman el poder, el Estado siempre gasta más de lo que produce, se endeudan y comienzan su diabólica danza de imprimir dinero inorgánico y se desata y la inflación como un monstruo que se traga toda la riqueza de la nación. Ese es un proceso de todas las revoluciones. La francesa, la soviética, la China (Se cambio al capitalismo), la cubana y la chavista. En el caso venezolano se vivió, gracias al manejo de la renta petrolera, una especie de “ilusión de armonía” donde el Estado toleraba la actividad privada, hasta que llegó Chávez y demolió ese sistema de equilibrios que venía desde 1945. El proyecto de país del chavismo lo tenía en su mente el comandante, era humo negro, demoler para no poder construir nada. Llenos un necio dogmatismo ideológico, entregados como ciegos al castrismo cubano, unidos a una torpeza total, una ineptitud increíble y una super corrupción jamás vista, solo superada por el Madurismo. Ese conjunto de majaderías acabó con la economía venezolana, destruyó el tejido social, convirtió las instituciones en vulgares marionetas y en 21 años no han sido capaces de implementar su pregonado y ponderado sistema comunitario de bondades que medio funcione, se vive en un país inmerso en el caos total y lo peor el venezolano se acostumbró a sobrevivir y se ha convertido el lobo de sí mismo. Sacando lo peor de su interior.



 Lo grave es que la mayoría de la oposición tampoco cree en el capitalismo como salida al problema venezolano, siguen inmersos en el discurso de una socialización democrática, volver a ese hibrido monstruoso de un capitalismo de Estado que ya murió. Es decir que lo que le critican al chavismo madurismo es la implementación de un autoritarismo convertido en totalitarismo, siguen creyendo en el socialismo y están afiliados a las internacionales socialistas. Solo María Corina Machado habla con claridad sobre la necesidad de implantar un sistema verdaderamente capitalista en una nueva Venezuela. El problema sigue siendo cultural. ¿Estamos los pueblos latinoamericanos dispuestos a vivir en una sociedad capitalista? Creemos en la sana competencia, en la innovación tecnológica, en la sustentabilidad ambiental, en el urbanismo racional. Estaríamos dispuestos a pagar por buenos servicios públicos o preferimos la gratuidad marginal, Aceptaríamos la privatización de los sectores que hoy tiene el Estado en condición de quiebra y ruina. Aceptamos la privatización de PDVSA para sacarla del colapso. Ya Maduro lo está haciendo solapadamente y bajo esquemas de corrupción para favorecer al sector militar que lo sostiene. (Ley anti bloqueo)

 Estamos los venezolanos en el peor de los escenarios político-económico y social, los países vecinos y hermanos están a punto de abrir la “caja de pandora del socialismo radical”. Ya están recibiendo la cuota inicial de violencia y destrucción. Cada pueblo tiene que vivir su propia experiencia y la terquedad colectiva a veces priva sobre la inteligencia social que nos indica claramente que un modelo fracasado y probado en muchos países por ser un desastre total, siempre dará el mismo resultado aplíquese donde se aplique. El problema sigue siendo el factor cultural.

 

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