El hombre que
plantaba árboles.
Cuando nos toca vivir en un país que ha perdido la brújula,
cuando el ambiente se torna pesado, cuando entra la fiebre de la autodestrucción,
viene a mi mente el cuento de Jean Giono:” EL HOMBRE QUE PLANTABA ÀRBOLES” El
cuento se desarrolla en Francia durante un período de cuatro décadas que abarcan
las dos Guerras Mundiales. El humilde pastor, analfabeta, con un patrimonio de
30 ovejas y un perro se dedica silenciosamente a su labor de sembrador,
mientras los demás destruyen con el horror de la guerra. Las semillas de
bellotas cultivadas con amor, convierten un desolado valle en un lugar hermoso,
con sombra y paz, propicio para el trabajo creador y la prosperidad. Ese fue su
legado, sin hacer mucho ruido.
Y
eso fue suficiente para alcanzar la riqueza de dar a otros la alegría de vivir
en el bosque y que no se resignaran a sobrevivir en un potrero escarpado y sin
sombra. Con la disciplina y la tenacidad indispensables para cumplir la tarea
que se impuso de sembrar de verde un inmenso erial empinado y pedregoso. Ese
esfuerzo descomunal fue su particular manera de combatir la soledad y la
tristeza por la pérdida de su hijo y de su mujer, la única familia que tenía.
Por eso decidió compartir su amable tarea de cuidador de ovejas con el exigente
ejercicio de agricultor y jardinero, para no recordar sus desventuras.
La vida en nuestro país se ha convertido en
una catástrofe, donde reina la desesperanza y el pesimismo, somos víctimas de unas
políticas aplicadas perversamente con el fin de demoler todo lo que se haya
hecho en 300 años de historia. Es el “Complejo de Adán” que padecen los que se
hicieron amos del poder, necesitan desesperadamente demostrar que sus teorías revolucionarias
son las únicas con valor, que antes de ellos no se hizo nada, que Venezuela nació
gracias al comandante Chávez. La Independencia no se pudo arraigar hasta la
llegada del chavismo, Que Simón Bolívar y la Generación de la Independencia
necesitaron de un militar profeta del siglo XXI para consolidar su obra. que
gracias al socialismo Venezuela será mejor. Según su terca teoría hay la necesidad de
empezar de cero, pero la contrarrevolución, el imperialismo, las medidas de restricción
tomadas por EE. UU lo impiden, siempre tienen un pretexto a flor de labios para
justificar la ineptitud y el desastre en que se vive. El final todo se da al traste,
sin que medie un terremoto, una guerra, no dejan piedra sobre piedra de lo que
fue una nación prospera, convertida hoy en un pozo de miserias.
Este cuento del sembrador es inspirador, su metáfora
nos indica que hay un camino, que cada quien debe transitar con actitud efectiva,
sobreponiéndose a todos los males, que es necesario superar el pesimismo
paralizante. Hay que hacer siempre algo positivo, aunque sea individual y
silenciosamente, aunque sea sembrar una semilla o plantar un árbol, Como dijo alguien:”
Es mejor encender una vela que maldecir la oscuridad”.
La metáfora
es que cada quien tiene esa oportunidad de sembrar ese árbol, de reforestar, de
contribuir a mejorar el ambiente y el país. La cuestión no es sentarse a lamentar
los males, esperando que alguien los resuelva. Cada quien, desde su espacio, el
más humilde o encumbrado, puede escoger que tipo de semilla quiere y puede
sembrar, Esa es la actitud de resistencia activa, ante quienes se empeñan en echar
por tierra todo, sin construir nada. El juego es vencerlos pacíficamente, sin
caer en el espiral de violencia que ellos manejan con amplia destreza. Resistir
es negarse a vivir en un erial, como hizo aquel humilde pastor del cuento y eso
depende de nosotros.
Este cuento se puede descargar en PDF en
Google.
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EL HOMBRE QUE PLANTABA ÀRBOLES AUTOR de Jian Giono PDF.
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