AL FINAL JOSEPH GOEBBELS DOMINÒ AL MUNDO. Miente, miente que algo queda...

 LA PALABRA Y LOS “INFLUENCIADORES”

Harry G. Frankfurt: Sobre la verdad (Paidós, 2007)



 

“En el libro que nos ocupa, Sobre la verdad, Harry G. Frankfurt intenta explicar por qué la indiferencia a la verdad, a la que califica como una de las características principales de la charlatanería, es algo tan nefasto. Nuestra sociedad soporta sin cesar grandes dosis de charlatanería, mentiras y otras formas de tergiversación y engaño sin que haya logrado, por el momento, paralizar nuestra civilización.

Harry G. Frankfurt es profesor emérito de filosofía en la Universidad de Princeton. Sus campos de interés son la filosofía moral, la filosofía de la mente y de la acción y el racionalismo del siglo XVII. Es autor, entre otras obras, de los ensayos Las razones del amor y On bullshit, publicados por Paidós”.





.
Añoro el tiempo en que las personas eran “hombres o mujeres de palabra” Era una época en que se valoraba el compromiso por encima de documentos legales. Se daba la palabra y quedaba sellado un acuerdo. Es admirable como nuestros padres y abuelos valoraban la palabra. Hoy la palabra se devaluó como el bolívar, ni con fiador, ni con documentos firmados se puede confiar en la palabra, la cual adquirió un sentido de relatividad, es posible que se pueda interpretar y al final significa todo lo contrario a lo dicho originalmente.

 La cultura contemporánea vació las palabras de sentido original, se usa el camuflaje en el lenguaje para ocultar la verdad, principio que ya no es prioritario, se miente con la mayor tranquilidad y es notable como siempre hay una justificación a la impostura. Vivimos inmersos en una cosa que llaman la POSVERDAD, lo importante es lo que la gente cree, una mentira se hace “viral” y se convierte en verdad, lo que cuenta es la emoción que produce, no los hechos reales.



 Bajo estos términos la palabra perdió su sentido original, de acuerdo con la semántica, quien quiere influir en la opinión pública debe concentrar su esfuerzo, no en decir la verdad, sino llegar al público con un discurso demagógico, fácil de digerir que satisfaga los sentimientos, la subjetividad, los prejuicios de la audiencia, la verdad queda en un segundo plano.

 Vivimos la época de los medios masivos y globales, la posverdad hace referencia a la proliferación de noticias falsas o medias verdades manejadas y difundidas por las redes. Lo mismo se difama, que se insulta, las plataformas sirven para dar a conocer un mundo inventado, no real, pero que existe, desde el momento en miles de personas lo aceptan y lo repiten, sin importar si es una difamación lanzada por el anonimato. Ha surgido una nueva figura que son los “Influenciadores” de opinión, gente que dice, muchas veces las peores barbaridades, pero tienen la fuerza de la credibilidad. Hacer de una mentira una verdad ese es su poder, su peligro y su perversión. A quien le importa la verdad, solo interesan los hechos, el amarillismo, es escándalo y que gente lo crea. El poder de estos “influenciadores” y en muchos casos charlatanes del siglo XXI es inmenso y se cotiza en el mercado de la publicidad. La superficialidad, el sensacionalismo, la ausencia de ética acabaron los restos de la verdad, no podemos hablar de profundidad, ni de hacer planteamientos que obliguen a pensar, nadie quiere pensar con su cabeza. Un golpe de Twitter es más poderoso que un texto de historia que nadie lee. Lo que dice un idiota es más valorado que el pensamiento de un filósofo o de un periodista serio.



 Reina la charlatanería, lo que atrae y lo que vende, la verdad, no existe ni en los estrados judiciales, los gobernantes mienten, los políticos mienten, la verdad ha muerto y la palabra ya no tiene valor. Esa es la época de la posverdad. Lo que está más allá de la ver

Comentarios