SIN VACUNA JAMÀS VOLVEREMOS A LA
NORMALIDAD.
Monseñor Moronta: “Así como hay dinero para armas, tiene que haberlo para las vacunas”
El obispo de la Diócesis de San Cristóbal expresó que los venezolanos no deben ser usados como conejillos de indias en pruebas de fármacos.
( TITULAR DE EL NACIONAL.)
Si queremos tener atención y calidad de vida de primer mundo, no hay nada más caro que la atención médica, por eso es una responsabilidad constitucional de la República. No importa que se pueda disponer de los mejores seguros privados, siempre el Estado en esa materia tiene la primera obligación. Pero la situación venezolana en materia de salud es más grave y acuciante, pues el gobierno socialista de Chávez y Maduro acabó con los seguros privados y la salud pública se ha deteriorado hasta el punto del colapso.
El
problema de la vacuna contra el virus del Covid-19 es que tiene un costo que el
régimen en estado de quiebra y sin créditos no puede afrontar, por su
irresponsabilidad en materia económica y financiera. Por eso debe estar a la
cola solicitando la caridad de Cuba, de China o de Rusia.
La previsión de un buen gobierno obliga a
realizar todas las gestiones necesarias, pues si queremos masificar las vacunas
en un tiempo prudencial se necesitaría estar hoy vacunando 160.000 venezolanos
diariamente y apenas se han puesto la vacuna los burócratas del alto gobierno y
sus testaferros para el pueblo queda las gotas milagrosas, los guarapitos y la
buena de Dios. Mientras en los EE. UU se vacunan 2.8 millones diarios, en
Colombia ya han vacunado casi tres millones con la primera dosis.
No
es demasiado pedir a un gobierno, sin miramientos ideológicos que aspire a
normalizar la vida. Lo lamentable es que el presupuesto militar no tiene
limites en el endeudamiento y la entrega, porque la prioridad no es la salud
del pueblo sino la política y su fuerza de poder representada en un
armamentismo inútil a los intereses de un pueblo que se muere de hambre.
La única
defensa comprobada que se tiene para protegerse del Coronavirus es la vacunación
masiva, hasta lograr lo que llaman la inmunidad del rebaño. El sistema
represivo de confinamiento de ciudades y países, solo es una respuesta
transitoria y puntual que no se puede mantener indefinidamente con una
cuarentena radical que solo genera pobreza masiva. Quizás en ese aspecto el
virus vino como anillo al dedo para colaborar con el proceso de depauperación
del venezolano, la excusa perfecta para justificar el estado de miseria que
padecemos.
Hasta ahora no hay un cronograma claro de vacunación,
ni el nombre de las vacunas a utilizar, solo la negativa de Maduro a permitir
el ingreso de la vacuna AstraZeneca que administra el mecanismo Covax, mediante
un acuerdo con Juan Guaidò par descongelar los millones de dólares que se necesitan,
pero el interés político del régimen priva sobre las razones científicas y la valoración
de la vida del venezolano. Es un juego irresponsable y egoísta de hacer lo que
viene en gana sin medir las consecuencias que se aproximan como un tsunami
social al peor estilo de las pandemias de la Edad Media.
No
hay hoy en Venezuela problema que pueda superar a la pandemia en importancia y
urgencia. Necesitamos un cambio urgente de gobierno, por la vía menos traumática,
pero en este momento lo que está en juego es la vida del venezolano, en materia
de salud y específicamente con la pandemia vamos como vehículo sin chofer en un
despeñadero. Estamos jugando la ruleta rusa, a la tortura china y la invasión cubana.
Para ellos el Covid 19 es un aliado, mientras más dure su acción mortífera más
beneficios tienen los revolucionarios. Manejan la pandemia con la misma
estrategia política como manejaron las expropiaciones, la destrucción de la economía
y la disolución de sociedad venezolana.
Muy
triste tener un gobierno que no se ocupa de sus deberes fundamentales, al
extremo de convertirnos en un Estado Fallido a voluntad.
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