SER PROFESOR NO ES NADA FACIL, CONOCIMIENTO, VOCACIÒN Y RESPONSABALIDAD

 

LA ALTA RESPONSABILIDAD DEL DOCENTE.



Exige una justa remuneración.

Hay profesiones que se pueden aprender y ejercer con idoneidad, hay otras más exigentes que requieren condiciones personales, formación de un carácter firme, principios y valores. Un electricista resuelve un problema técnico, un sacerdote penetra en el espíritu humano y un maestro o profesor realiza una de las actividades de mayor trascendencia e impacto en la sociedad. Un educador no es simplemente un pozo de conocimientos que va llenar cerebros con materias muy importantes, En el mundo globalizado y dominado por las redes ese antiguo paradigma ya fue superado.

 No puede un profesor aplicar aquel cínico aforismo: “Sigue lo que digo, no que hago”. El principio fundamental de la educación es predicar con el ejemplo, todo maestro es un modelo a seguir y deberá poseer en sus haberes además del conocimiento necesario en las materias de su competencia, valores fundamentales que le hagan superarse personal y profesionalmente para convertir su labor en fuente de comunicación, en luz clara. La tarea es influir positivamente en los estudiantes sobre los cuales tiene el compromiso de la enseñanza. Sin este valor intrínseco a la personalidad, la labor de aprendizaje y enseñanza la podría hacer un robot de los que hoy manejan con la inteligencia artificial. La trasmisión de esos valores fundamentales jamás la puede hacer una Tablet, ni un robot. Todo va desde el uso del vocabulario adecuado, el buen manejo del idioma, el sentido de responsabilidad, de puntualidad, de pulcritud personal, del vestido. Son muchos los detalles que hacen a un profesor. Además del manejo de las herramientas didácticas, es una profesión muy exigente que debe tener una remuneración conveniente que le pueda dar al educador un nivel de vida decente. Hoy los países más avanzados consideran que una de las profesiones mejor remuneradas debe ser la docencia e invierten en la formación y la hacen tan atractiva que los mejores prospectos se inclinan por esta noble profesión



 No es aceptable bajo ningún punto de vista aceptar el irrisorio nivel salarial que aplica el Estado a los educadores venezolanos.

 La profesión docente significa superación en todos los ordenes incluido el aspecto económico.

Superarse no para ser más que los demás, sino mejor para servir más, con mayor impacto y trascendencia. Posiblemente una de las palabras que más se utilizan, es precisamente el “superarse”, y cada vez que un profesor dedica parte de su tiempo a lograr este cometido, todo su esfuerzo se traduce en acciones concretas, por ejemplo, aprender e implementar nuevas pedagogías y didácticas de enseñanza, o a utilizar el propio ingenio (creatividad e innovación) para el mismo fin; comentar temas de actualidad relacionados con su área de conocimiento, dando una visión holística o contextualizada; compartir experiencias personales (comunidades de aprendizaje); sugerir y ofrecer puntos de vista, etc. De igual forma, el aspecto humano es un factor que no debe descuidarse. La superación comprende el esfuerzo personal por mejorar en hábitos y costumbres, en otras palabras: conocer y vivir los valores humanos, para ser mejor. Todo eso requiere que la sociedad le otorgue una justa remuneración en función de alta responsabilidad no solo con la comunidad, sino con su misma persona.



 El docente debe saber llegar a sus estudiantes, ganarse el respeto y el afecto.

Aunque la vocación para enseñar supone un genuino interés por los demás, son acciones concretas las que permiten vivir mejor este valor. Se demuestra empatía al prestar la misma atención a todos los estudiantes, exista o no afinidad; dedicando un par de minutos a dialogar individualmente con cada uno de los educandos para conocer mejor el motivo de su inquietud, desgano, indiferencia o bajo rendimiento; ofrecer la ayuda para mejorar su desempeño, calidad humana o integración al grupo. Hay acciones simples para establecer una buena relación como, por ejemplo, sonreír y felicitar por el esfuerzo continuo o un trabajo bien realizado; expresar palabras de aliento para quien tiene mayores dificultades; reforzando las actitudes positivas; implementando estrategias y elementos necesarios con el fin de lograr un mejor aprendizaje. Lo mismo sucede al corregir con serenidad y comprensión, y en la medida de lo posible, sin poner en evidencia delante de los demás; controlando la impaciencia, el enojo y hasta el mal humor provocado por circunstancias ajenas y personales. El “saber llegar” con el mensaje a los estudiantes exige un esfuerzo cotidiano por superar el propio estado de ánimo, la poca afinidad con determinadas personas, las preocupaciones, el cansancio y otros tantos inconvenientes que afectan a los seres humanos.



En síntesis, estos valores permiten hacer un trabajo con mejor calidad profesional y humana al mismo tiempo, significa darle mayor trascendencia al rol de ser profesor, en un sentido más grande, en el sentido que el mundo actual nos lo exige y demanda. Por esta razón, por este nivel de exigencias trascendentales el docente debe ser, conjuntamente con los trabajadores de la salud las profesiones mejor remuneradas. Si así no se entiende, ni se acepta, esa nación estará siempre condenada al fracaso.

 Nota: Cuando digo profesor o educador me refiero a ambos sexos.

 

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