EL RETORNO DE LOS BRUJOS...

 

                   VOLVER AL PASADO.



"Pertenezco a esa generación funesta que ha visto derrumbarse a la nación, contemplar como se amputa el presente y se duda del porvenir"

  Un grupo de investigadores científicos de Inglaterra tienen años dedicados a tratar de conseguir lo que hasta ahora era casi imposible: Permitir que el tiempo retrocediera hacia el pasado.

 Gordey Lesivik autor principal de la investigación viajó a Venezuela y descubrió que el régimen madurista logró en 20 años de chavismo, el milagro al revés, de alcanzar que el tiempo retrocediera en todo el territorio de la República.



Se pudo comprobar el experimento:

De la energía eléctrica volvimos al candil del siglo XIX

Del agua en el chorro al pipote.

De la harina pan a la yuca sancochada.

De parrilla de punta trasera a los pellejos y las patas de pollos.

De las medicinas modernas a la yerba y los rezos.

De los médicos a los brujos.

Del auto del pueblo a la moto y de allí a las perreras y dentro de poco al burro y del burro a paticas.

Del antibiótico a la borra del café. ¨

De los estrenos decembrinos a los zapatos y ropas de segunda mano.

De casa de tejas al rancho vertical.

Del buen licor a la champurria.

y al cocuy de penca.

De ser clase media, a ser profesional pauperizado.

Del supermercado al tarantín callejero.

De comerciante informal a bachaquero.

 De las tres comidas en el hogar a la olla comunitaria de caridad.

Todo en Venezuela está en regresión, es un volver al pasado con sus plagas, su paludismo, su dictadura, su chito, sus sapos, su chácharos y la sagrada gomera, su S.N, sus torturadores, el tortol y el ring del Marcos Pérez Jiménez.

  Volvieron los mujiquitas de Doña Bàrbara, los aduladores, los corruptos, los opulentos y los miserables, volvimos al hambre endémica. A la pobreza colectiva, al ambiente Casas Muertas, la filosofía de “Guardajumo” y “Petróleo Crudo”. Volvimos a la Rotunda del siglo XIX.Al ambiente de “Las Memorias de un Venezolano  de la Decadencia” de José R. Pocaterra.

Los centímetros en estatura de nuestros niños que ganamos en 60 años de buena alimentación, los estamos perdiendo violentamente.

Volvimos a las miserias del siglo XIX, a la explotación minera de la colonia española, a la discriminación por razones políticas.

A la persecución por ideas, a los juicios militares a civiles, al abuso de chafarotes.  Regresamos al saqueo de Boves, al analfabetismo, al silencio por miedo y la censura total.

A la Santa Inquisición con nombre de ANC y TSJ.

A los crímenes políticos y la persecución de las familias. Al exilio por hambre, a la diáspora de un pueblo

Volvimos a tener gobernantes primitivos, semi analfabetas ignorantes, abusadores y ladrones

Renació el asaltante, el secuestrador, el tracalero, el saqueador, los pillos de ayer convertidos en bellacos modernizados.

Desapareció la justicia, se disolvieron las instituciones, renació el compadrazgo de camaradas.

Se sustituyó el empresario por el negociante de divisas, por el hombre del maletín, por el importador de comida, por el socio del traficante

Vivimos en la regresión, volvimos a un pasado que tal vez jamás se había ido. De nada nos sirvieron 100 años de explotación petrolera, ahora importamos gasolina.

Esta realidad en el pasado sorprendió a las ciencias, nadie se podía explicar cómo pudieron pulverizar el progreso e imponer la barbarie.

Un grupo de investigadores científicos de Inglaterra tienen años dedicados a tratar de conseguir lo que hasta ahora era casi imposible: Permitir que el tiempo retrocediera hacia el pasado.

 Gordey Lesivik autor principal de la investigación viajó a Venezuela y descubrió que el régimen madurista logró en 20 años de chavismo, el milagro al revés, de alcanzar que el tiempo retrocediera en todo el territorio de la República.



Se pudo comprobar el experimento:

De la energía eléctrica volvimos al candil del siglo XIX

Del agua en el chorro al pipote.

De la harina pan a la yuca sancochada.

De parrilla de punta trasera a los pellejos y las patas de pollos.

De las medicinas modernas a la yerba y los rezos.

De los médicos a los brujos.

Del auto del pueblo a la moto y de allí a las perreras y dentro de poco al burro y del burro a paticas.

Del antibiótico a la borra del café. ¨

De los estrenos decembrinos a los zapatos y ropas de segunda mano.

De casa de tejas al rancho vertical.

Del buen licor a la champurria.

y al cocuy de penca.

De ser clase media, a ser profesional pauperizado.

Del supermercado al tarantín callejero.

De comerciante informal a bachaquero.

 De las tres comidas en el hogar a la olla comunitaria de caridad.



Todo en Venezuela está en regresión, es un volver al pasado con sus plagas, su paludismo, su dictadura, su chito, sus sapos, su chácharos y la sagrada gomera, su S.N, sus torturadores, el tortol y el ring del Marcos Pérez Jiménez.

  Volvieron los mujiquitas de Doña Bárbara, los aduladores, los corruptos, los opulentos y los miserables, volvimos al hambre endémica. A la pobreza colectiva, al ambiente Casas Muertas, la filosofía de “Guardajumo” y “Petróleo Crudo”. Volvimos a la Rotunda del siglo XIX. Al ambiente de “Las Memorias de un Venezolano  de la Decadencia” de José R. Pocaterra.

Los centímetros en estatura de nuestros niños que ganamos en 60 años de buena alimentación, los estamos perdiendo violentamente.

Volvimos a las miserias del siglo XIX, a la explotación minera de la colonia española, a la discriminación por razones políticas.

A la persecución por ideas, a los juicios militares a civiles, al abuso de chafarotes.  Regresamos al saqueo de Boves, al analfabetismo, al silencio por miedo y la censura total.

A la Santa Inquisición con nombre de las leyes  y  del TSJ.

A los crímenes políticos y la persecución de las familias. Al exilio por hambre, a la diáspora de un pueblo

Volvimos a tener gobernantes primitivos, semi analfabetas ignorantes, abusadores y ladrones

Renació el asaltante, el secuestrador, el tracalero, el saqueador, los pillos de ayer convertidos en bellacos modernizados.

Desapareció la justicia, se disolvieron las instituciones, renació el compadrazgo de camaradas.

Se sustituyó el empresario por el negociante de divisas, por el hombre del maletín, por el importador de comida, por el socio del traficante.

Vivimos en la regresión, volvimos a un pasado que tal vez jamás se había ido. De nada nos sirvieron 100 años de explotación petrolera, ahora importamos gasolina.

Esta realidad en el pasado sorprendió a las ciencias, nadie se podía explicar cómo pudieron pulverizar el progreso e imponer la barbarie.

 

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