EL VIRUS MATA SIN PEDIR EL CARNET DE LA PATRIA O UNA BANDERA OPOSITORA.

 

    LA PANDEMIA Y LA CATASTROFE SOCIAL.



Sin agua, ni las manos se pueden lavar.

No hay interés en buscar una solución de fondo.

 Solo se han vacunado los  altos  burócratas.

La catástrofe social acumulada une en un solo portafolio el desastre demoledor del régimen y el terror de una pandemia en crecimiento.

 Es altamente criminal la forma como el régimen chavista madurista destruyó la economía con sus políticas expropiatorias y de confiscación y la forma suicida con la cual el régimen trata la pandemia. No hay forma de encontrar un espacio de acuerdos entre la oposición y el madurismo para traer las vacunas dentro de los convenios con el Covax. La deuda del régimen con ese sistema de salud universal se hace impagable y cierra la posibilidad de importar vacunas con la urgencia requerida. El sistema de salud venezolano está en una situación de colapso humanitario. Hay unos recursos congelados por EE. UU, pero a los efectos se necesita que el gobierno provisional de Juan Guaidò le pueda dar el visto bueno, lo cual es inaceptable por Maduro, sería ceder ante su archienemigo debilitado. Prefieren esperar meses por la vacuna cubana, o por la ayuda rusa o china, aunque el costo sea miles de venezolanos muertos por la pandemia. No están dispuestos a negociar la importación de vacunas con Guaidò y se inventan excusas, pero en el fondo el problema es mismo de siempre, su política es más importante que la salud del venezolano.



 En régimen y su guerra declarada contra el venezolano, no está dispuesto a buscar acuerdos, ni a ceder un milímetro. Bajo esa óptica, la vacuna deja de ser un elemento vital para la salud y se convierte en un instrumento político que puede dejar buen dividendo a quien haga buen manejo del tema, se inclinan por promover gotas milagrosas, aunque Facebook le cierre la cuenta por jugar con un tema tan sensible y peligroso. Se hace lo de siempre, militarizar la pandemia 15 días y soltar la rienda por ocho días, una acción inútil que solo permite controlar el transito de personas y bienes. Mientras tanto, semanalmente cientos de venezolanos se contagian, enferman y los que mueren no se sabe, porque no hay estadísticas confiables. Todo se oculta en un paño de mentiras y medias verdades. Hasta en las más cruentas guerras se busca una tregua y una regularización de las acciones para curar a los enfermos, enterrar a los muertos y tratar de evitar nuevas víctimas. Pero es principio humanitario no se cumple en nuestro país.

 La verdad es que uno no entiende de qué dialogo se habla para buscar unas elecciones libres, si la prioridad, que es la salud del venezolano no está en la agenda. Con miles de enfermos y fallecidos por Covid, sin un plan audaz de vacunación no hay economía, ni elecciones que valgan. El camino que llevamos es para empeorar la catástrofe.



 El venezolano hoy está en estado de indefección, desprotegido, en la cola de los países que no encuentran la forma de llevar adelante un plan eficiente de vacunación. El Estado es responsable del desastre y los jerarcas del régimen están cometiendo una violación descarada de los DD. HH, en especial del derecho a la salud y a la vida.

 Para colmo de males no tenemos libertad, ni garantía de salud, ni seguridad alimentaria. Nos vamos adentrando en una catástrofe social y humanitaria jamás vista en este hemisferio. Hay que recapacitar y solicitar una acción internacional humanitaria que obligue al régimen a aceptar la cruda realidad y que ceda espacio a un plan de vacunación masiva. No a experimentos cubanos o rusos. El virus no tiene ideologías, mata sin pedir Carnet de la patria o banderas opositoras.

 

 

 

 

Comentarios