FEDECÀMARAS Y EL RÈGIMEN DE MADURO.
¿Será que nos vamos dolarizar con seriedad?
Después de 22 años de fracaso y desolación, 22 años
destruyendo el sector privado de la economía, expropiando y cerrando empresas,
el régimen de Maduro llegó a la conclusión que necesita de los empresarios par
poder recuperar los restos de la economía. Los empresarios cansados de ver
fracasar al sector político opositor en la búsqueda de una solución definitiva,
han tomado la dura determinación de sentarse a dialogar con los sus captores,
con los agentes demoledores de la iniciativa privada, con los enemigos jurados
de la propiedad privada. Los empresarios necesitan de una ventana a la libertad
para sobrevivir, para poder mover la producción nacional y el comercio, mejorar
la remuneración de los trabajadores bajo un esquema de dolarización formal, que
ponga fin a los salarios de esclavos que hoy reciben los venezolanos.
¿Será que el régimen de Maduro a renunciado a los
postulados del Plan de la Patria? Modelo impuesto por Hugo Chávez como la ruta que
ha seguido en estos años y que nos ha llevado al caos social y la más abyecta
pobreza. Ese cambio parece imposible, sería renunciar a su esencia, Tal vez lo
que tenemos es simplemente un cambio de táctica, El proyecto demoledor, aunque
fracasado en logros, se mantiene incólume, el comunitarismo y la destrucción de
la sociedad productiva es su bandera y lo han logrado hasta hoy.
El problema es
que no se puede ir contra las leyes de la economía sin pagar un alto precio,
Venezuela está en un estado de colapso total que hace inviable la continuidad
del régimen, aún con todo el poder militar y represivo, el hambre no tiene idolología.
Quieren encontrar empresarios que estén dispuestos ganar dinero, pero que no se
metan en política y el empresariado que sobrevive a la hecatombe, busca una
bocanada de oxígeno. Es decir, ambos se necesitan para sobrevivir: Fedecámaras
y el régimen. ¿Hasta cuándo pude durar esa coexistencia pragmática? Hasta que
el régimen le convenga y se consolide, ellos tienen la sartén por el mango, los
partidos opositores están en estado catatónico. El régimen necesita bajar la presión
internacional, frenar las sanciones y ese matrimonio anti natura los ayuda a
presentar una imagen de pluralidad ante el concierto de naciones que los
rechaza.
Por ahora es conveniente
para todos los venezolanos que sufren, dar un paso serio en la dolarización formal,
basta de este desorden dolarizado, de esta anarquía de informalidad y
buhonerismo monetario. Es urgente que todos los salarios del sector público y
privado se dolaricen de verdad, ese sería el primer impacto positivo para
destrancar la economía, Se le pondría fin a la inflación, a la especulación, el
siguiente paso sería la privatización de empresas en manos del Estado. El
tercer paso es que Maduro desmonte todas las leyes inconstitucionales que
imponen el comunitarismo chavista. Se necesita un orden que genere confianza,
Otro paso es soltar a los presos políticos. Podíamos enumerar otras medidas,
pero creo que para ver ese cambio en el madurismo se necesita que tiren por la
borda todo lo que han hecho hasta hoy, traicionar al comandante eterno,
convencer de ese frenazo a los radicales descerebrados como la “Fosforito” que se
mantienen el poder. Para mi eso me parece imposible. No puedo ver en Maduro a
un Gorbachov, pero los sistemas comunistas no los tumban, se caen solos desde
adentro, eso es lo que no indica la historia.
Negociar es la esencia
de la vida en sociedad, pero negociar con seriedad, no con pantomimas como ha
hecho el régimen y los partidos. Quizás la dinámica de la destrucción socialista
ya no da para más, ya no queda nada que destruir y ahora empiezan a “construir “un
modelo hibrido y salvaje al estilo chino. El madurismo es un desbarajuste, caótico
y corrupto, carecen de la disciplina de los chinos, solo tienen un rancho por
cerebro. Los acontecimientos nos dirán que hay detrás de las conversaciones Fedecámaras
y el régimen de Maduro. Triste destino nos ha tocado a los venezolanos, vivir la
destrucción total de nuestra nación. Hay que partir de menos cero, ya no hay país.
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