LA COPROLALIA, ES PEOR
QUE EL CORONA VIRUS.
LA ENFERMEDAD DE
MIRAFLORES.
Cuento corto.
Ocurrió una mañana de gris de 1998, el cielo presagiaba 25 años, tres meses
y cinco días de una profunda oscuridad y un bochorno veranero inaguantable. Hasta
las piedras lloraban por que se cumpliría lo que estaba escrito en los papeles
que le dejó el general Román Delgado Chalbaud a su hijo Carlos. El general Román
se transportaba espiritualmente y escribía en unos papeles de traza una historia trágica por
pasar, incluso la muerte de Carlos. El hijo nunca le dio importancia a esos
papeles que el general escribía en la Rotunda, hasta que un 13 de noviembre de
1950 se cumplió parte de la profecía.
General Román Delgado Chalbaud
En el puerto de Guaira cuando el montacargas bajó una extraña
caja, no pudo con la pesada carga y se desprendió, al golpear en el suelo de su
interior salieron a toda carrera unos animalitos que parecían ornitorrincos,
tenían las patas de gansos, el pico como tucanes, no tenían alas, sino unas
extremidades que parecían patas de pollos, sus graznidos aterrorizaron a los
caleteros. Uno de ellos muy nervioso dijo que años atrás ocurrió algo parecido,
pero todos los ejemplares fueron exterminados. En esta oportunidad no fue así,
algunos murieron atropellados en la autopista, pero una pareja llegó a Caracas,
tomo la avenida Sucre y en un descuido entraron al palacio presidencial de Miraflores.
Allí hicieron su nido y contaminaron el lugar: Los baños, la suite japonesa, el
salón de los espejos la sala del consejo de ministros y fundamentalmente del
despacho presidencial, todo se contamino con aquel vaho que transmitían
aquellos vertebrados sin forma. Los alimentos, el agua, hasta el oxígeno tenía
aquella carga de humor vítreo, una masa gelatinosa que obliga a quienes se
contaminaban a vivir con una enfermedad incurable, la cual los hace ser como
realmente son, los contagiados no pueden ocultar su verdadera personalidad, su
patanería y altivez de guapo de barrio. Pasan las 24 horas del día profiriendo
obscenidades, frases despectivas, ofenden sin ningún pudor, pero sobre todo
tienen que mentir permanentemente. Ya la enfermedad es conocida como “El mal de
Miraflores”. Los representantes diplomáticos evitan visitar el Palacio pues la
epidemia es altamente contagiosa, muy peligrosa y con solo tocar algún objeto,
comer o beber en un plato o vaso contaminado, respirar el aire que les rodea,
la enfermedad se manifiesta en cualquier momento y el paciente además de hacer
el ridículo, quedan ante el mundo desnudos, tal como es en su abuso y
autoritarismo grosero.
Para la ciencia esta enfermedad se define como: Coprolalia o
cacolalia (vocablo que procede del griego) es la tendencia patológica a decir
obscenidades.
PARA EL PUEBLO es una palabra compuesta del griego: Copro- excremento Lalia – hablar.
EN POCAS PALABRAS: HABLAR MIERDA.
En eso han pasado 22 años de gobierno, encadenando los medios para ofender,
destruyendo reputaciones, mintiendo, hasta que la mentira ya se cansó, se
desgastó de tanto uso, solo quedan las bazofias de la calumnia. Los ridículos montaje
de atentados. Ya el mal hizo metástasis y ellos mismos reciclan las mentiras y
se las cree.
El mal de la "cacolalia" nos acabó, las
victimas somos los gobernados, son 22 años de mentiras acumuladas, hay más mentiras
que agua en las represas y embalses, se dedicaron con frenesí a hablar mierda
y hoy se recoge la cosecha.
La mentira como plaga y la ineptitud
como acción gubernamental, adobada con la corrupción llevaron Venezuela al
colapso.
Si se le aparece en forma de pajarito que se puede esperar
Ya lo había dicho el general Delgado
en sus papeles, han pasado 22 años del inicio de la profecía.
Plaga de la coprolalia es peor que
el Covid 19. Por lo menos para el virus se descubrió una vacuna, pero para el
hablar mierda no hay contra, ni se ha inventado un cubre oídos, ni vale el alcohol,
ni hay medidas profilácticas. Solo queda hacerse el loco, huir o resistir.
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