LA DEMOCRACIA SIN CULTURA POLÌTICA NO
FUNCIONA.
Nuestro país eligió en votación democrática a Hugo Chávez, la raíz
y razón de este totalitarismo primitivo, hamponil, grotesco y destructivo. Los
pueblos se equivocan y la historia lo comprueba. Llegó el chavismo y se entronizó la
banalidad permanente, el grito destemplado que alababa las medidas que destruirían
la economía y la moral de la nación. Es el grito de la ignorancia que acompaña
al verdugo en su misión exterminadora de la condición humana. …Así, Así
es que se gobierna. y se expropiaban haciendas, factorías y comercios
generadores de empleo Hoy los alabarderos del chavismo que coreaban su locura
se están literalmente muriendo de hambre o se han convertido en seres trashumantes
en los países vecinos, viviendo de la caridad pública. Fue el suicidio, el auto exterminio, el
aniquilamiento de la ciudadanía. Millones de venezolanos se convirtieron en
parias que hoy celebran en la oscuridad y en el silencio el descuartizamiento
de aquel bello país.
Jamás se imaginó la caterva que su grito era el responso final de un
imaginario de bienestar que nunca llegó, simplemente se convirtió en pobreza
atroz de millones. Una tragedia jamás vista.
De nada vale la ridiculez de un falso orgullo patrio que le tuerce el
cuello al escudo nacional, que cambia el nombre de la república, que adocena
estrellas tratando de encontrar una luz en medio del gran túnel que es hoy la nueva
y verdadera parafernalia simbológica de una nación que ya no existe. Lo real es
que no hay glorias pasadas que puedan cubrir la arbitrariedad militarista que
impone obediencia ciega y silencio cobarde. Se borró la expresión ciudadana. Se
exterminaron las formas bellas y trascendentes de la cultura nacional. Se perdió
en el tiempo el buen decir del verbo venezolano de un Andrés Eloy Blanco.
El lenguaje impuesto por el chavismo es aquel del horror, la fetidez que
corrompe todo y la continua humillación del ser humano y su entorno. Ya no hay
forma ni manera de editar y publicar un libro, ni una revista, ni un folleto.
Se pretende inventar una nueva memoria llena de adulaciones para enanos.
Las instituciones han terminado reducidas, clausuradas, incendiadas,
saqueadas y demolidas. Centros de Arte, edificaciones universitarias y
educativas arrasadas y sin dolientes. Bibliotecas convertidas en antorchas,
centros de investigación universitaria, laboratorios víctimas de hegemonía totalitaria
de la estupidez y la ignorancia de un fundamentalismo izquierdista y de una
política de vándalos.
Venezuela está en manos de un tropel de delincuentes, la resurrección de un
José Tomàs Boves. Vivimos el desamparo de 1814 en plena Guerra a Muerte.
El grito de un Froilán Espinoza y sus “bestias”
que le acompañaban en la Guerra Federal: “Muerte a los que sepan leer y
escribir” Viva el analfabetismo. El enseñoramiento del primitivismo caudillista
del siglo XIX se trasladó al siglo XXI.
Se niegan los dones fundamentales de
la vida, desde el derecho a comer con dignidad, hasta la destrucción del camino
civilizado y cívico que permite implantar ciudadanía y libertad. Ese espacio
infinito que nos conduce a la abundancia, a la riqueza plena que nos hace parte
de la humanidad y de todos sus avances.
La llamada revolución chavista es
anti natura, porque el destino de todo ser humano es habitar la tierra con
independencia. Ser hombres libres que razonan, que argumentan, que discrepan
con respeto y que tienen la conciencia de saberse acompañados en la diversidad
y en las diferencias. Somos diferentes, pero no hostiles, tenemos una sola vocación
la venezolanidad.
Por ahora solo nos queda resistir, seguir
presionando, todavía no se ha muerto el último venezolano.
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