DE EJERCITO LIBERTADOR A GUARDIA PRETORIANA DEL SOCIALISMO. LA INVOLUCIÒN.

 

HOMBRES DE ARMAS O LOS CASTRATI DEL SIGLO XXI.

 


EL SOCIALISMO MILITAR.

 

Los últimos 20 años de la historia de Venezuela el chavismo les otorgó a los militares un papel jamás visto en la economía y en la política del país. Se convirtieron en el poder real del sistema socialista. Su creciente participación política y partidista que incluye su desempeño como represores de protestas sociales y sus labores en el sector de inteligencia– y sus actividades empresariales han potenciado el auge del militarismo. El resultado es la desinstitucionalización, la desprofesionalización y la desconfianza social respecto de las Fuerzas Armadas y la constitución de una suerte de «socialismo militar». Habíamos sufrido del caudillismo, pero no de una corporación de corte fascistoide que se ha convertido en un Estado dentro del Estado



Venezuela desde los mismos días de la Independencia ha sido víctima del dominio autoritario de los hombres de armas, salvo el trienio adeco 1945 1948 y los años del gobierno civil 1959 a 1999. Dictaduras Militares abiertas como Juan V Gómez o Marcos Pérez Jiménez hemos pasado a un militarismo sociedad anónima, dominado por una ideología comunista pro cubana, la cual que privilegia a esta casta para imponer un sistema de vida por la fuerza, llamado socialismo del siglo XXI. Los militares venezolanos han dejado de ser los eternos conspiradores para convertirse en la guardia pretoriana del comunismo, un cuerpo armado que sirve de escolta y protección de los altos jerarcas del comunismo cubano-venezolano. Los corrompieron con grandes privilegios sobre el mundo civil La “casa de los sueños azules” convirtió a los militares en los perfectos “castrati del siglo XXI” Los eunucos armados al servicio de Cuba y sus satélites. Los “patria o muerte”, los “Chávez vive”. Violan la Constitución desde el mismo momento en que se ponen el uniforme y se paran firme frente a la bandera cubana y gritan, sin ningún pudor la consigna castrista de patria o muerte. Son un partido armado.



El militarismo al servicio extranjero convierte a los hombres de armas en un ejército de ocupación, extraño e indiferente al sufrimiento, al dolor y las miserias que hoy padecemos los venezolanos. Los uniformados viven en otro país, se compartan como las legiones romanas, maquinas armadas para dominar, subyugar, doblegar y reinar sobre civiles desarmados.

Venezuela hoy es una sociedad militarizada, todas las instituciones, la economía, la producción, la distribución incluso el delito de militarizó para favorecer las alforjas de los uniformados, pero los militares que no saben de guerra, mucho menos administrar, quebraron a Venezuela, destruyeron la economía y detrás de cada empresa expropiada y quebrada están los soles y las estrellas de militares que ha hecho millonarios con el hambre y la pobreza nacional.



Los militares no es que apoyan a Maduro, simplemente lo usan como jefe de relaciones públicas, ellos son una corporación con el poder real de esta dictadura, por eso la salida a la transición se hace compleja y la presión tal vez requiera llegar a una presión armada que los haga frenar y aceptar una transición.

La presión debe ser contra los militares y si hay necesidad de un diálogo y una negociación, sin la participación de los militares es tiempo perdido.

 Los militares venezolanos siempre fueron partidarios del orden y del capitalismo, de repente convirtieron en socialistas por conveniencia. Quizás en las escuelas militares les lavaron el cerebro, pero al mismo tiempo les hicieron crecer las agallas y los hicieron corruptos en estado de putrefacción. Para salir de este régimen, aunque no se quiera hay que contar con los militares y es allí donde está el problema, el militarismo no tiene un rostro definido, no tiene un líder, no tiene un interlocutor válido, como fue Marcos Pérez Jiménez o Juan Vicente Gómez. Es una corporación sin un rostro claro, una copia del militarismo cubano.



¿Será que estos uniformados están dispuestos a enterrarse con sus amos?

 

Los castrati —en singular, «castrato»— eran hombres capaces de cantar con una tonalidad de voz muy aguda. Tanta, que causaron furor durante el Barroco, época en la que llegaron a convertirse en el equivalente a las actuales estrellas musicales. Los castrati eran sometidos a un proceso de castración para logra aquella voz aguda que causaba tanta admiración.

 

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