LA
NECESARIA INTELIGENCIA COLECTIVA.
La
era de los líderes carismáticos se acaba.
Se afirma que las derrotas no tienen padre, pero nos traen una dolorosa reflexión. En esta dislocada Venezuela del chavismo no hemos sido capaces de encontrar un acuerdo eficaz, por encima de las peleas subalternas, no hemos encontrado la formula para articular a la oposición alrededor de un objetivo común. Los síntomas son muy graves y evidencian un fallo del liderazgo nacional y una ausencia de la INTELIGENCIA COLECTIVA, término que nos indica que el éxito está más allá de una mera colección de inteligencias individuales y de egos incontrolados.
Las selecciones deportivas para ganar
necesitan algo más que jugadores estrellas, lo mismo pasa en la política y en
la complejidad del mundo empresarial actual, donde se necesita operar con la precisión
de la maquinaria de un fino reloj suizo. Es importante que el equipo se imponga
por encima de la individualidad y alimenten entre si la confianza, el respeto,
lo más significativo un propósito compartido y una comunicación eficaz y
permanente. Esa es la función del liderazgo. Alimentar la unidad, promover la inteligencia
colectiva en cualquier ámbito.
Si queremos poner fin a esta cruel y dañina
etapa de nuestra historia, no queda otra alternativa que aplicar la
inteligencia colectiva. Nos hemos acostumbrado a la figura del líder carismático
que puede, en el mejor de los casos ser inteligente y creativo, pero también puede
ser un ególatra, narcisista y tóxico. Pero cada día se impone en todos los ámbitos
de la vida el liderazgo transformacional que influye positivamente en la
motivación, en la precepción y las expectativas de su equipo. Si agregamos el
uso de las redes, la instantaneidad en las comunicaciones, estamos seguros que
para ese deseado y hasta ahora no logrado cambio político en la vida de nuestro
país, necesitamos un giro de 180 grados en la concepción de los partidos y en
su liderazgo. Se debe abandonar la estructura piramidal leninista. Como también
se debe cambiar el concepto medieval del aula con el pizarrón y la tiza El
mundo está cambiando de manera violenta y si queremos tener el control necesitamos
actitudes acordes con esta nueva época o la crisis nos hunde definitivamente y
nos lleva a ser los últimos en la línea del progreso.
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