UN CIRCO DECADENTE Y EN RUINAS.

 

EL CIRCO, LOS PAYASOS Y LA REALIDAD .


 El chavismo ha sido el show más largo de la historia, su aporte a las ciencias políticas es convertir el gobierno en un espectáculo circense, todo, hasta lo más trivial se convierte en parte de un show, al comienzo generó entusiasmo, pero con el paso de los años se hizo insoportable, cruel y eterno.

Ellos consideran que un gobernante debe ser como esos farsantes culebreros que visitaban los pueblos ofreciendo la cura de todos los males con la compra de una pomada o con la toma de un brebaje repugnante y venenoso.

El pueblo ingenuo, alegre, ilusionado y festivo no solo se colocó la pomada, se tragó la pócima y se entregó al decadente espectáculo, sino que como siempre ocurre el culebrero lo estafó y le robó su más preciado bien llamado Venezuela.

  Nuestra política nacional es como la historia de un circo, el cual fue lo mejor del mundo, lo más extravagante, luminoso y atractivo, pero las locuras del dueño y los encargados lo llevaron a la decadencia, del lujo saudita a las lonas de los techos hecha girones, donde los payasos lloran de tristeza, los enanos se crecieron y el hambre obligó a comerse los tigres, los monos y los elefantes.



Todavía quedan los trapecistas audaces, los encantadores de serpientes, las faquires y payasos con trajes que fueron muy vistosos, hoy son harapos. El circo mantiene en posición privilegiada a los contadores de cuentos, a los titiriteros, a los comediantes, equilibristas, los monosabios funambulescos que todavía impresionan por la manera como se sostienen en la cuerda floja, parece que ya se caen, pero como unos porfiados se enderezan, se burlan y bailan imitando a los osos. Los trapecistas con gran agilidad escalan las alturas con el riesgo de la ruptura de una cuerda por uso y el abuso, sin la existencia del mantenimiento mínimo. El circo tiene su mandamás o payaso mayor, quien se hizo dueño de los restos del circo al morir el amo fundador. El mandamás al mismo tiempo es el domador de fieras, al que se le odia y se le teme, el que ofrece la zanahoria, soborna voluntades, el que azota con un látigo, castiga con un hierro candente, intimida y somete con su cuerpo de zapadores uniformados.
Entre el abigarrado público del circo no faltan los políticos de todos los colores e ideologías, humildes con los de arriba, y soberbios y altivos con los de abajo. Los enchufados que trafican y los de abajo se conforman con jugosos peculados. El circo es como la bolsa de Nueva York para realizar todas las transacciones ilegales que han invitado, todas las trapacerías y bellaquerías, lo mismo se trafica con sustancias psicotrópicas, se vende oro, se hipoteca petróleo, se entregan territorios, que se inventan unas elecciones con sus propios partidos opositores marionetas y arlequines. Se juzga con horror, se pontifica la maldad, se detiene al inocente, se tortura, se asesina, se matraquea y se bendice.
Con fresco cinismo los participantes de aquel inmenso desmadre de locura colectiva expresan siempre con cinismo: “Los primeros mil millones se hacen de cualquier manera.  La honradez revolucionaria viene después poco a poco. Se purifica en las cajas fuertes de los bancos suizos y de los paraísos fiscales, La honradez se compra. Haga plata, no explique cómo y todos sus pecados le serán perdonados en el tabernáculo de los corruptos, en el santuario de los saqueadores, en las arenas de ese circo de la decadencia. Si tú no aprovechas para hacer riqueza, otros más listos lo harán… no seas pendejo.  Esa es la consigna del guardia y del general, del alguacil y del magistrado, del portero y del ministro, hasta del monaguillo y el prelado No hay espacio para la decencia en aquel circo.


El presupuesto está allí esperando por ti, es un regalo de Dios. Los traficantes son los socios y complementan el gran botín. Así es ese circo destruido en sus bases, nada funciona, cada momento se va la luz y agua no hay. Todo corroído en su integridad, pero excelente terreno para el negociado y la coima, la riqueza y el desmadre tropical de unos saqueadores asociados para destruir.


Ante este panorama un payasito enano que había crecido preguntó con mucha candidez y seriedad: ¿Si ponen presos a todos los corruptos y traficantes del circo ¿quiénes nos van a gobernar?


Comentarios

  1. Muy bueno y triste a la vez. Hasta cuándo?

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  2. Gracias por su comentario. Esa es la gran pregunta que nos hacemos. Creo que la respuesta la tenemos cada uno de nosotros.

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