Puente Glienicke o negociar rehenes.


     VENEZUELA UNA GRAN CÁRCEL.


El puente Glienicke (en alemánGlienicker Brücke) es un puente que cruza el río Havel, conectando el distrito Wannsee de Berlín con la capital de BrandenburgoPotsdam

Debido a que el puente Glienicke era una frontera restringida entre el Bloque del Este (Potsdam en Alemania Oriental) y las potencias occidentales (el sector de EE.UU. de Berlín Occidental), los estadounidense y los rusos lo usaron para el intercambio de espías capturados durante la Guerra Fría. Los periodistas comenzaron a llamarlo "puente de Espías." El intercambio y el uso de prisioneros como trofeos de una guerra, Eso es lo que ha hecho el règimen con la escarcelaciòn de Edgar Zambrano, usarlo para demostrar al mundo que ahora si respetan los DD.HH. Es  muestra del descaro y el cinismo en su màxima expresiòn, pero la realidad es que Venezuela es una càrcel y todos somos rehenes incluidos los negociadores.







Es paradójico tener que vivir en una nación convertida en una gran cárcel para comprender lo fundamental que es la libertad. Cuando nos dejan a escoger entre comer lentejas o pasar hambre, a permanecer en silencio o hablar conmigo mismo, cuando la vida se reduce a la felicidad de recibir agua por las tuberías , comprobar que hay energía eléctrica,  hay pan en la panadería o hay billetes en el banco y medicinas en la farmacia. No sé cuándo nos dimos cuenta que nos habían encerrado en una cárcel de un millón de kilómetros cuadrados, no sabemos cómo podemos ser objeto de esta injusticia que nos ha convertido en un montón de pellejos, de huesos y de sangre alejados de condición humana.
Cuesta mucho entender que tenemos prohibido comer lo que nos provoca, que no podemos hacer lo que hasta hacia muy poco era normal, se nos impone que la máxima felicidad es ser un número en una lista de ignominias, una hormiga al servicio del hormiguero, que todos los pendejos  somos iguales en la penuria y la necesidad, que no podemos gozar de los beneficios laborales y salariales  que nos han costado años y generaciones de lucha. Todo se tiene que sacrificar para vivir bajo el imperio del socialismo comunal, se nos ubica la existencia en un tiempo circular donde se nace, se vive y se muere para la grandeza de la nada, para la adoración de un mito, para servir a la anti historia, para vegetar sometidos al miedo, castrados para el progreso y la prosperidad.

 Se tritura cualquier intento de disidencia, se anula toda voluntad por miedo, se miente institucionalmente, el dilema existencial se reduce  a la condena de aceptar la barbarie o tener que huir del país. No hay proyectos de resistencia organizada, mucho menos de desconocimiento de un gobierno depredador y profundamente corrupto.
El plan de algunos que se llaman opositores  es aceptar que el mal no tiene remedio, que tenemos que admitir la ilegitimidad, que formamos parte la  barbarie irremisiblemente y que para sobrevivir debemos bailar el son cubano, creer que se pueden participar en elecciones decentes entre malandros, aspirar cargos vacíos de contenido, luchar por espacios inexistentes. Es un pretender organizar la vida dentro de la gran cárcel con la seguridad de que jamás podremos romper los barrotes, ese es el planeamiento de los dirigentes  que llamaríamos los cabos de presos, los Nereo Pacheco del siglo XXI. La coexistencia que se ha hecho un solo manojo, un revolcadero de inmundicias, el sistema de amancebamiento entre la ausencia de moral pública, la dictadura y el proxenetismo político de los traficantes de esperanzas de libertad. Son como los vendedores de drogas dentro de la cárcel, suministran una evasión, un olvidarse de la tragedia, un adormecimiento que termina en la misma frustración acumulada durante 20 años, en desesperanza total y en la huida del infierno.
 La Democracia es un sistema de vida que se fundamenta en la soberanía del pueblo, la libertad es un derecho humano irrenunciable. Si aceptamos que la soberanía la tiene una ANC ilegitima y que la libertad es un regalo del régimen, merecemos estar  en esta cárcel de un millón de kilómetros cuadrados.




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