LA REGRESIÓN TOTAL.
No perdemos en el mundo
del olvido.
La humanidad a lo largo
de su historia ha creado un mundo de comodidades que han hecho la vida más
grata, toda suerte de inventos para llevar una vida en comodidad, con cierto
refinamiento y belleza. Desde un simple cepillo de dientes, pasando por los
carruajes, los autos, los aviones. Del criollo pilón de maíz a la cómoda harina
pan. De la escritura con plumas de gansos, a la pluma fuente, el bolígrafo, la
máquina de escribir, el computador, el celular y la Tablet. No hay actividad
humana que con los siglos y los inventos no haya mejorado para proporcionar
calidad de vida, tiempo libre para dedicarlo a la recreación y al placer.
La rutina de los
humanos hasta hace apenas cien años era dedicarse a duros trabajos como sembrar
con escardillas, cortar con hachas, hacer fuego con leña, viajar a pie o en
caballos, comunicarse por cartas, lavar con jabón azul a la orilla de los ríos,
tomar el agua de tinajeros, usar un abanico para refrescarse en días de calor.
Se tenía muy pocas posibilidades de viajar, veces pasaba toda la vida y no se conocía el mar.
El llamado progreso se
convirtió en el motor de la historia de los tiempos modernos y a los
gobernantes se les juzga por su trabajo para mejorar las condiciones de vida de
los ciudadanos. Los ingresos de los Estados se deben usar en obras públicas, el
mejoramiento de la salud, en modernos colegios, progresos tecnológicos,
modernas edificaciones, grandes parques, servicios de transporte modernos
alejados de la contaminación. Esa es la
ruta de la humanidad durante los últimos cien años.
Pero hay naciones que se
equivocan y cambian su ruta de progreso, qué explicación se puede dar al
proceso de regresión primitivista a que nos ha sometido la revolución del socialismo
siglo XXI. En 20 años desaparecieron todos progresos, toda la conquista que
representan calidad de vida. Volvimos de un solo envión a las más atrasadas prácticas.
De la harina pan al pilón y la molienda , del gas en la cocina a la leña, del
moderno autobús a un camión ganadero, de la energía eléctrica al candil, del
agua en la llave al pipote, de papel higiénico a la tusa, del auto a las
caminatas bajo el sol, del bistec a la yuca, de la pasta dental al bicarbonato,
de la carne mechada a la cáscara de plátanos.
También pasamos de la medicina de punta a la hechicería, de los medicamentos a las
yerbas.
Venezuela volvió a la era anterior al gomecismo,
volvimos al siglo XIX, a la pobreza extrema y a las
endemias generadas por el hambre. Volvió el paludismo, el sarampión, las pestes
desaparecidas. Definitivamente Venezuela se hunde en el oscurantismo y todo por
una equivocación política al elegir a quienes jamás debieron gobernar.
No es sencillo superar este grave problema
principalmente por falta de unidad estratégica de la oposición, las elecciones también degeneraron y solo queda buscar los
chopos de piedra. Somos un museo viviente del primitivismo total, solo
necesitamos las especies del periodo jurásico y la presencia del Homo
neanderthalensis («hombre del valle del Neander»). De dioses nos convertimos
poco a poco en seres primitivos, donde lo único que abunda es la carencia y la
escasez.
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