LOS VENEZOLANOS VIVIMOS
HOY EL MITO DE SÍSIFO.
En Venezuela durante el
2021 se puede aplicar la máxima según la cual toda situación mala se puede poner
peor. La que ayer fue la nación de las
oportunidades con los ingresos más elevados del hemisferio occidental, hoy está
inmersa en una crisis humanitaria solo comparable a lo ocurrido en Haití
después del terremoto.
La crisis va en aumento el espiral
hiperinflacionario se tragó el poder adquisitivo del bolívar, las perspectivas
para el 2021 son desoladoras, con una contracción del 16,5 % del producto territorial
bruto, con una inflación del más del 2000%, la más elevada del mundo.
El motivo de tan
apabullantes cifras es el desastroso manejo de la administración de Nicolás
Maduro, que trata de tapar el sol con las manos. En lugar de reconocer que el
aparato estatal está quebrado, la solución es imprimir billetes con los que pretende
encubrir un déficit galopante. El círculo vicioso de dinero circulante,
controles de precios inefectivos y reajustes del salario mínimo, hacen que la
espiral aumente su ritmo, empobreciendo a millones de hogares.
Es brutal
el empobrecimiento del venezolano en el 2017.Se rompió el dique de la miseria y se
inundó todo el país, extinguió la clase media, el hambre se torna en lo normal.
Como si lo anterior no fuera suficiente, la escasez de divisas llevó al régimen de Maduro a incumplir los pagos de su deuda, con lo cual se abre un horizonte de demandas que puede complicar más las cosas. El motivo es que los activos de PDVSA, podrían ser impugnados y embargados, una eventualidad aterradora para un país que importa la mayoría de la comida que consume. No hay dólares para cubrir los gastos dispendiosos y corruptos del Estado venezolano.
Como si lo anterior no fuera suficiente, la escasez de divisas llevó al régimen de Maduro a incumplir los pagos de su deuda, con lo cual se abre un horizonte de demandas que puede complicar más las cosas. El motivo es que los activos de PDVSA, podrían ser impugnados y embargados, una eventualidad aterradora para un país que importa la mayoría de la comida que consume. No hay dólares para cubrir los gastos dispendiosos y corruptos del Estado venezolano.
El nuevo año se presenta con un panorama
catastrófico, hay una tensa calma, pero sin salidas ni alivios a la vista.
Aumentan las tasas de mortalidad por plagas que ya habían desaparecido como el
paludismo y difteria, niños y ancianos
que nos recuerdan aquellas fotos de la Biafra africana de los años 70. La escasez
de alimentos y medicinas se agudizará
para el 2018, lo que hay en los anaqueles no está al alcance de la mayoría,
solo quien tenga dólares puede sobrevivir a la hecatombe, con una población
cuyos ingresos en su mayoría apenas llegan al salario básico de 247.000 Bs. el
cual no alcanza ni para comprar un kilo de carne, esto es una tragedia que debe
estallar en los primeros tres meses del año.Pero para el régimen es una oportunidad de ganar unas elecciones sin competidores,, un asco Es imposible tapar esta realidad o
capotearla con una miserable caja de comida que no llega sino un pequeño sector
de la población. No exagerado decir que no hay como comer, no hay dinero que
alcance, ni nadie en Venezuela gana tanto.
No hay una respuesta a esta crisis, la oposición se dejó envolver
por ambiciones subalternas y errores estratégicos,
se dividió en tres pedazos. La salida
para millones de venezolanos ha sido emigrar a otras latitudes, tan solo en
Colombia hay más de medio millón de
venezolanos, muchos a engrosar las filas de la informalidad, a pasar trabajo.
A esta debacle debemos agregar una inseguridad
asfixiante, el irrespeto permanente a los derechos humanos y una burla diaria a la inteligencia al pretender justificar
todos los males con una guerra económica y la intervención norteamericana
inexistente. Pero lo más grave es la fragmentación de la oposición, la perdida
de la unidad, después de aquellas protestas ciudadanas en la calle que
alentaron la ilusión de un cambio inminente .Se perdió el rumbo y el régimen,
sin votos, arrasó en las dos elecciones del 2017, es algo inexplicable por la
vía racional, que en su peor momento puedan logar su mejor resultado electoral
en 20 años., ni Chávez lo pudo hacer.
La dictadura inventa una Asamblea Nacional
Constituyente que hace de todo menos una Constitución nueva, Una manera de
ejercer el poder tumultuariamente cometido todo tipo de tropelías como eliminar
espacios territoriales como la las Alcaldías Metropolitanas de Caracas y el
Alto Apure, decretar la inexistencia de partidos, aprobar presupuestos sin
tener competencias. Poner precios a los productos, juramentar a funcionarios, una
cadena permanente de violaciones inaceptables, la barbarie como forma de
gobierno. Las sanciones de EE.UU y la
Unión Europea, por ahora solo afectan por ahora, los bienes mal habidos de los
corruptos del régimen Es falso que exista un embargo o un bloqueo económico,
son propagandas, si hay barcos que no pueden cargar y descargar es por
problemas de deudas de PDVSA.
Veníamos mal y vamos
para peor, no es cuestión de ser pesimista es una realidad que está la vista,
hacer la del tonto y evadirnos porque incomoda nuestro esfera de confort,
no cambia nada, la realidad está allí y la cuesta de enero se nos presenta como
el mito de Sísifo, quien castigado por los dioses por sus
errores cometidos, tenía que subir una pesada piedra por la ladera de una
montaña empinada. Y cuando estuviera a punto de llegar a la cima, la gran roca
caería hacia el valle, para que él nuevamente volviera a subirla. Esto tendría
que repetirse sucesivamente por toda la eternidad.
Así estamos los
venezolanos.
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