A LA ESTRATEGIA DEL EXTERMINIO DE
LA
VENEZOLANIDAD.
“Los pobres tendrán que seguir siendo pobres, los necesitamos así”
El pueblo
venezolano le dijo NO.
En Venezuela
se está aplicando la RECETA DE FIDEL para destruir la República de Venezuela,
mediante un proceso inducido de empobrecimiento colectivo, el cual ya se ha
cumplido en casi todas sus faces. No hay quien pueda negar que la pobreza del
venezolano sea una realidad palpable, aunque todavía hay algunos que dicen “NO
VALE eso es mentira”.
El gobierno
de Maduro, como fiel discípulo de Castro, quien lo escogió para que el dedo
eterno lo ungiera con el poder ha sido más ortodoxo y sumiso al cumplimiento de
las instrucciones que el díscolo teniente –coronel, por eso algunos se atreven
a decir que su enfermedad fue obra de los Castro para colocar una pieza
manejable en la presidencia del pozo petrolero llamado Venezuela.
El único
éxito de Maduro hasta hoy ha sido cumplirle a los Castro, para eso lo
escogieron, la subyugación de Venezuela a las instrucciones y a los intereses
de la Habana es lo único puede explicar su indiferencia a los padecimientos, al
hambre, eso de negar la profunda crisis es una cuestión de honor del Castrismo
para evitar la movilización de la opinión pública mundial a favor del pueblo
venezolano.
El
empobrecimiento colectivo fue un trabajo de 18 años con el fin de lograr la
dominación política y producir una transformación CULTURAL, eso está muy bien
encaminado. La RECETA DE FIDEL establece como Norma TRES GENERACIONES, un
mínimo de 30 años, llevamos 17, La cuestión opera de la siguiente manera:
Los mayores nos resistimos, pero como padecemos
de enfermedades crónicas y sin medicinas y sin tratamiento adecuado moriremos,
le dejan el trabajo de exterminio a la naturaleza.
Los jóvenes viven en la ambigüedad entre lo
que impone la revolución, su montaña de mentiras adobadas y lo que le dicen los
mayores sobre la democracia y la libertad, tienen dos caminos se arrodillan o
se van del país. Así salen de sus enemigos naturales, los venezolanos mejor
formados, se quedan los que está dispuestos a la lucha, al sacrificio. Ese es
el futuro y no pueden doblegar a nuestra juventud.
Los niños,
según ellos son fácilmente manipulados Con ese propósito los textos escolares
en primaria y secundaria fueron todos adulterados y cambiados en aras de una
más efectiva ideologización comunista. Cuando los niños crezcan con esas ideas
de apoyo incondicional al dictador y sometidos dócilmente sin voluntad ni
criterio a la revolución, habría nacido el tan utópico “HOMBRE NUEVO” que
pregona el marxismo-leninismo con un nuevo pensamiento para con ello crear
decenas de revoluciones con millones de hombres esclavizados que son controlados
la nomenclatura o cogollo cívico-militarista.
Esto es lo
que piensa el arriero, pero contaban con la reacción popular, transformada en
rebelión cívica, la destrucción económica del país, la imposibilidad de
progresar en un país manejado por comunistas, el desconocimiento total de la institucionalidad
democrática, del equilibrio de poderes y el colofón de imponer mediante una Constituyente
un cambio total de la estructura del Estado, sin consultar al Constituyente
primario, es decir el pueblo, abrogándose Maduro facultades que no tiene. Jamás
pensaron los cubanos que el venezolano reaccionaría como un “cuero seco”
imposible de pisar sin que se levante por todos lados.
Negaron el
revocatorio, secuestraron la soberanía, violan la Constitución, desconocen a la
Asamblea Nacional, niega la necesidad de ayuda humanitaria y ahora quieren
imponer una Constituyente con supra poderes para exterminar a todos los
opositores.
Esa Constituyente
no va a ninguna parte, es más marca el fin de este error mal llamado gobierno y
no es capricho lo dicho, objetivamente no hay viabilidad, ni gobernabilidad
posible bajo esta dictadura llegamos al fondo del abismo en todos los elementos
que constituyen una nación, nada funciona, solo el delito y el abuso del poder
ha crecido como mala hierba.
La revolución
terminó en una pesadilla y 18 años perdidos. Rehacer a Venezuela será una labor
nada fácil, requiere un consenso nacional para iniciar la reconstrucción con un
plan de emergencia que convoque a los mejores talentos. El trabajo que nos
espera es duro, pero con la seguridad absoluta que esta experiencia traumática
de populismo, socialismo, comunismo y ahora fascismo jamás volverá.
Seremos demócratas, amantes de la libertad al
100 %, conscientes que el nuevo modelo de país debe superar el concepto
minero-petrolero, es nuestro deber fundamentar el desarrollo en el trabajo
creativo y productivo, el petróleo será la palanca, pero no el corazón del
nuevo modelo. Una economía abierta de mercado con un sentido social responsable
para superar la pobreza y la miseria a donde hemos llegado. No más populismo,
no más colectivismo, ni socialismos trasnochados.
Una sociedad incluyente donde todos tenemos
cabida, donde nadie se pueda sentir perseguido o discriminado por pensar diferente.
Donde de la verdad, la honestidad y el trabajo sean los valores.
Por eso luchamos, por eso vivimos y morimos.
No es un sueño, si lo vamos a lograr.
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