Ya es una cantaleta afirmar que la educación de
calidad es el eje fundamental del desarrollo de un país, esa educación de CALIDAD
implica entre otras cosas, una jornada escolar de doble turno, con su almuerzo
y su merienda escolar, uniformes textos digitalizados, con baños limpios, agua
potable, electricidad, incluso en las zonas de clima cálido aire acondicionado,
laboratorios bien dotados para los realizar los experimentos de materias como
Biología, Química, Física. Ahora resulta que presidente Nicolás Maduro en su
improvisada “planificación” violando La Constitución
Nacional, la Ley , el Reglamento de Educación, las Resoluciones en la Materia y
justificándose en la crisis eléctrica ordena sin justificación legal cerrar las
escuelas los viernes, incumpliendo la programación educativa establecida hoy en
más de 200 días de actividad en la escuela o liceo. Lo más grave poniendo en
riesgo el desarrollo integral de los venezolanos, es especial aquellos que
están protegidos por la LOPNA nos referimos a las niñas, niños y adolescentes.
Está demostrado que el fracaso escolar no es
solamente perder un año de estudios sino descuidar los elementos psicológicos, los conocimientos,
los hábitos necesarios para enfrentar situaciones desafiantes del mundo de hoy,
consolidar la ignorancia por falta de tiempo en el desarrollo del proceso de enseñanza-aprendizaje.
Los países fracasan porque la educación naufraga,
sobre todo los más humildes, quienes además viven el calvario de tener que
dedicar horas de aprendizaje y recreación a la búsqueda de alimentos en las
colas acompañando a la familia para poder comprar algo más de comida. Por el
camino escogido por el gobierno esta será una generación perdida porque no
tendrá las herramientas necesarias como el manejo, por ejemplo, de doble idioma que exige el competitivo mundo
de hoy. Su distracción es hacer colas y tema conversación es la escasez y los
hechos nada edificantes de viven en ese infierno de humillaciones a las puertas
de los supermercados.. Debemos agregar los peligros por la inseguridad. Es decir
que un niño o un adolescente, sin agua en su casa y ni la escuela, sin energía eléctrica,
sin poder comer bien, asistiendo a la escuela por raticos, sin libros, ni recursos
didácticos, es misión imposible estudiar y aprender con calidad.
Para poder lograr una educación eficiente, es imprescindible restituir tanto
la dignidad de la educación como la del profesor, hoy por debajo de cero Ningún
cambio educacional es posible reduciendo la jornada escolar. Es necesario
recuperar la presencia y la distinción del profesor y reconocer su gran papel
en la sociedad.Este invento improvisado de Nicolás Maduro y su equipo es la falta de respeto a la razón, solo significa atraso, ineficiencia y destrucción del futuro de la patria. Un crimen imperdonable, del cual también tendrán que responder, no solo ante los tribunales competentes, sino ante la historia.
La reducción de la jornada escolar es la evidencia de la desidia gubernamental y del fracaso del oficialismo en su falacia de construcción del socialismo del siglo XXI. Es una prueba más de que este gobierno fracasó y hay que revocarlo por el bien de nuestros hijos, de la familia y de Venezuela. Ya basta de locuras.
Comentarios
Publicar un comentario