LA BENDITAS ÁNIMAS DEL PURGATORIO
Un maravilloso secreto guardado en Cúa.
Manuel Vicente Monasterios G.
Leyenda
Este
cuento. leyenda se ubica en el triste año de 1814, Boves, Rosete, Antoñanza,
Zuazola, despiertan el monstruo del odio, la sangre corre y se destruye la segunda República. Esta es una interpretación libre del origen de la leyenda de
las Bendita Ánimas del Purgatorio.
Los hechos ocurren en El Silencio, el cual era un sector de Cúa donde hoy es el cruce entre
la calle la Gruta y Juan España, es calle antes se llamaba El Silencio hoy Juan
España, en homenaje al poeta cueño.
Las
Animas Benditas una creencia muy arraigada en nuestro pueblo. Nos esconden del
enemigo, nos protegen de los ladrones, nos invisibilizan ante el mal. Es la Fe
del pueblo.
Dedicado a aquellas mujeres de mi pueblo que han hecho de la oración y del rosario su apostolado.
Amaneció lloviendo, toda la noche fue un solo
aguacero, las quebradas están desbordadas, el zanjón del paso del cementerio
está tan lleno que la furia de las aguas
rebosa el recién inaugurado Puente Castro. Es lunes y Doña Maritza tiene
que cumplir la promesa hecha mucho tiempo atrás, cuando los muertos se
enterraban hacia la loma del viento, años en que la peste del vomito negro
hacía estragos y muchas veces los “difuntos” se ponían de pie cuando sentían en
la cara la primera pala de tierra y este hecho macabro cambiaba la toponimia:
de “loma del viento” a “muerto parao”. Además del susto y la carrera de los
enterradores.
Es lunes y Doña Maritza tiene que ir al cementerio
para rezar los 20 rosarios que exigen las Benditas Animas, las que no han
logrado llegar al cielo, porque sus pecados, aunque menores, resultan un grave
impedimento, solo rezando el rosario, ordenado misas y prendiendo velas con esa
intención salvadora, las ánimas podrán descansar en paz. Solo la oración tiene el poder para sacar las ánimas
del Purgatorio.¡ No importan los
obstáculos, bien sea que llueva, truene o tiemble la tierra, la promesa hay que
cumplirla para evitar la condenación eterna! ¡A las ánimas hay que cumplirle¡
Doña Marítza era hija de Don Bartolo Morante el mayor
terrateniente de la Magdalena, 200 burros cargados que café, salían de los
patios de la hacienda, con cada cosecha,100 toros cebados, el mayor productor
del famoso queso de mano y la mantequilla del Tuy, condumios que alegraban las
mesas de los más pudientes caraqueños. Además de las más dulces piñas y
naranjas, eran aquellas tierras un emporio de riquezas, producto del trabajo y el empeño de Don Bartolo y su familia.
Tenían los Morante, como era costumbre, su casa
familiar en el pueblo, la hacienda era el sitio de trabajo, de largas
temporadas, la familia tenía en Cúa las pocas comodidades de la época. Don
Bartolo ocupaba un inmenso caserón colonial en un sector del pueblo
popularmente conocido como “El Silencio”, una de las pocas casas que quedaba en
pie anterior al terremoto de 1878, por
ese sitio, solo estaba la vetusta casa de corredores y amplios patios sembrados
de granados, naranjos, guanábanos y hermosas palmeras .En sus alrededores
también los abuelos habían sembrado chaguaramos, cedros y acacias que daban una
sensación de frescura y paz durante el día, pero en las noches muy pocos se
aventuraban por el lugar. Cuentan que por camino que pasaba frente a la casa de
los Mora habían noches en que se sentía un murmullo, como si una larga
procesión rezara el Miserere, era un susurro de voces que helaba la sangre y
que nadie se atrevía a ver. Don Bartolo no aceptaba la conseja y afirmaba que
eran invenciones de gente supersticiosa y sin oficio. Si algún imprudente le
pregunta si había oído a las animas le respondía con brusquedad: “Silencio,
silencio es lo que yo oigo”: Por esa razón empezaron a llamar aquel sitio como
El Silencio.
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Cuadro de Luís Camero |
Rosa Mercedes,
hija de esclavos, quien estuvo toda su vida al servicio de los Morante, la niñera
de los hijos de Don Bartolo, contaba que todo aquello empezó en año 14 cuando
el canario Francisco Rosete, quien
ejercía como pulpero en Taguay,
representando los intereses de Don Francisco Rodríguez del Toro, el marqués, el
amo de medio llano. Además compadre de Don Juan Morante. Rosete se sumó a las
tropas del “Taita Boves”y en Ocumare del
Tuy pasó a filo de machete a más de 300 inocentes, cuyo único delito era querer
la Independencia. Las tropas de Rosete eran unas hordas de facinerosos, de
asaltantes de camino, esclavos cimarrones a los que Boves había ofrecido los
bienes, las mujeres y las hijas de los blancos criollos. Estas tropas estaban
motivadas por las pasiones y los instintos más bajos del ser humano. El odio a
los blancos, la ambición de riquezas, la lujuria y el placer de ver correr la
sangre de los enemigos, eran las verdaderas razones de lucha.
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Francisco Rosete (Foto Tucuy) |
Entre las cientos de víctimas que buscaron refugio
en el templo de Ocumare, estaba Don Domingo Cáceres, padre Doña Luisa Cáceres,
futura esposa del General Juan Bautista Arismendi. El realista Francisco Rosete
entró al templo después forzar las puertas, sin respetar el recinto sagrado, a
lomo de caballo, con lanzas y machetes empezó la matanza, las cabezas rodaban
por el suelo y la sangre llenó las naves de la iglesia. Terror era la consigna,
no dejar ni hijo, ni padre, ni familia de los enemigos de la corona.
Ramón Cáceres, hijo de Don Domingo salvó la vida,
porque estaba en Cúa, cuando se enteró de lo ocurrido a su padre, solicitó la
ayuda de Don Juan Morante, para buscar los cadáveres y darle cristiana sepultura.
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Luisa Cásares de Arismendi |
__Don Juan, quien iba a creer que el buenote de
Francisco Rosete, tuviese tanto odio guardado entre pecho y espalda para que en medio de esta guerra no respetara la
amistad, si no al contrario a quienes más favores le debía, como a mi padre,
mayor ensañamiento.
___Mira Ramón, estos isleños siempre nos han odiado,
se enamoran de nuestras hijas y como no
permitimos la relación, por igualados, terminan cargados de resentimientos que
esta vorágine de la guerra sin principios permite descargar. Alimentan el
resentimiento de los esclavos, se los llevan a la guerra y el saqueo y las
violaciones se tornan en hechos normales.
___Hay que estar preparado para lo peor, si
pretenden venir estar dispuestos a morir peleando para defender nuestro honor y
la dignidad de nuestras familias.
__Por ahora, con la ayuda de nuestra gente trata de
llegar a Ocumare, pues parece que José Félix lo hizo huir hacia Charallave.
__Con las carretas trae el cadáver de
Don Domingo.
Así fue que en aquella mañana de febrero de 1814,
Ramón Cáceres partió para Ocumare del Tuy. El dolor y la muerte se habían
apoderado de aquel pueblo, no había una familia que no tuviese un difunto que
llorar, el padre Orta no se “daba abasto” para recoger cadáveres dentro de la
iglesia. Ramón logró en medio de aquel pandemónium localizar el cuerpo de su
padre, lo montó en el carretón y se regresó para Cúa, pero en el camino se
fueron uniendo otros grupos que también se llevaban sus muertos porque decían
que Rosete regresaba a Ocumare y que no
dejaría a nadie vivo.
Tras una larga jornada lograron llegar al pueblo de
Cúa. El cadáver de Don Domingo lo colocaron en el enorme corredor de la casa de
los Morante. Los acompañantes y sus muertos quedaron en las afueras de la casa,
para llorar y velar a sus difuntos por esa noche y las primeras horas del día
siguiente enterrarlos en paz.
Todavía no había salido el sol, de aquella fría
mañana de febrero, cuando llegan dos jinetes a todo galope, informando que por
el camino del Sitio viene un tropel de soldados, son parte de la turba de
Francisco Rosete .La gente fiel de Don Juan Morante se preparan para la lucha. Con
los primeros rayos del sol aparecen por el paso del río los primeros llaneros,
desordenadamente van llegando al sitio del velorio colectivo, unos cien jinetes
rodean la casa, la tensión es grande, Francisco Rosete se baja del caballo y
con sombrero en mano, pasa junto a la fila de cadáveres, entra por el amplio
portón y saluda a su compadre Don Juan Morante.
.
___ ¿Cómo está el compadre Don Juan?
___Francisco.__ Aquí entre sus muertos.
___Viendo su obra, compadre.
___ Son cosas de la guerra Don Juan.__No es uno el
que quiere que las cosas pasen, pero uno es un hojita que el destino mueve a su
capricho.
___Pero Francisco, __ ¿es necesaria tanta muerte,
tanto ensañamiento contra vidas inocentes?
___Mire compadre, __ lo que ocurre es que se aprovecha
la guerra pa cobra algunas cuentitas.
___Si se puede saber__ ¿que cuenta tenía contigo Don
Domingo Cáceres? ¿Qué mal te pudo hacer un hombre que tantos favores y ayudas
te prestó.
___Don Juan___lo peor que se le puede hacer a un
hombre es el desprecio por su condición social, de nada les valió a los
Cáceres, mi honradez, mi trabajo, mi fidelidad, nada les importó el sincero
amor que yo tenía por la niña Luisa. Se burlaron en mi propia cara, me humillaron llamándome
__”isleño igualao”.
__Don Juan yo tragué grueso, baje el pescuezo como
perro regañao, pero la guerra me trajo la oportunidad del desquite, para que
estos mantuanos orgullosos se tragaran sus palabras mojaditas en sangre.
___Ahora__ ¿que quieres Francisco? ¿Matar nuevamente
a tus victimas? ¿O vienes por nosotros?
__Los muertos ya están muertos compadre. A usted y a
su familia les guardo respeto y consideración, porque de no ser usted todos ya
serían difuntos.
__Solo vengo por uno.: Ramón Cáceres.
__Eso es imposible Francisco, está bajo mi
protección
__Compadre no me ponga las cosas más difíciles
En ese momento Ramón Cáceres, camina hacia el
cadáver de su padre, lo ve con una mirada triste, pero llena de orgullo, se
voltea hacía Francisco Rosete y le dice:
___Eso es lo que tú no entiendes y nunca podrás ser
uno de nuestra clase, porque hasta para morir hay que tener dignidad.
Caminó con paso marcial, el canario sorprendido le
abre paso y sigue detrás de él.
__Rosete ordena a un lugar teniente que le aprese y
ese mismo momento lo llevan al pie un grueso cedro y ordena un pelotón de
fusilamiento la ejecución de Ramón Cáceres.
La soldadesca y su jefe toman nuevamente el camino
de Ocumare.
Desde ese mismo momento todos los lunes, día del
fusilamiento, se siente en las noches el rumor de unos rezos lejanos y los
pasos de una blanca romería, se sienten voces dolientes a través de las
ventanas del viejo caserón. Nadie se atreve a ver aquella procesión que siempre
termina al pie del cedro, quienes la escuchan se tapan los oídos.
Un día Marítza la hija de Don Bartolo, noventa años
después del fusilamiento, se atrevió una noche a ver el desfile de las animas,
por un postigo de la ventana pudo observar los largos vestidos y mantos que no
rozaban con el suelo, oyendo aquellos
rezos y quejas sollozantes, cuando pensaba regresar a su aposento, una sola de
las extrañas figuras se acercó a la ventana y le dijo a Marítza.__ Necesito tus
rezos, necesito tus misas y muchas velas para poder descansar en paz, ayúdame,
le regaló un par de velones, Marítza asustada se los llevó al cuarto y los
guardó en un armario.
Al siguiente día le contó la historia a su prima que
estaba de visita en Cúa y para demostrarle la verdad del cuento abrió la gaveta
para mostrar las velas y cuando las sacó eran dos huesos fríos de muy vieja
data.
Desde ese día en adelante Marítza Morante cumple con
aquella ánima solitaria la promesa que le hizo de rezar 20 rosarios todos los
lunes en el cementerio. Todavía hoy, a pesar de la luz eléctrica, de los autos,
de los ruidos, en algunas noches solitarias se oye por El Silencio el murmullo
de unos rezos lejanos y las quejas de sufrimiento de las ánimas en pena.
18 de mayo del 2006
Día
de San Venancio
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