el Plan de Becas Mariscal de Ayacucho dejó un legado de profesionales de gran calidad.

 

       ¿GASTO O INVERSIÒN SOCIAL?



Es indudable que las malas políticas aplicadas con la mejor intención es la fuerza que alimenta el populismo y la destrucción de la economía.

 La política de oro de Hugo Chávez fue el gasto social, pero ese gasto se volvió sal y agua, hoy Venezuela es un territorio de pobreza con un 94% de pobres (cifras oficiales de las Naciones Unidas)

PDVSA aportó al fisco entre 1995 y el 2006 US$ 121.177 millones.

 El gasto social (incluyendo los aportes al FONDEN) subió de US$ 249 millones en el 2003 a US$13.748 millones en el 2006 y totalizaron US$ 22.184 millones en esos años.

 Los gastos sociales representan el 15% de los ingresos de 2006. Millones de dólares perdidos. (1)



 No se debe confundir el gasto social con la inversión social. La expresión gasto social sugiere que todo recurso que se destina a ello debe considerarse a fondo perdido. No se justifica en rentabilidades de carácter económico o productivo, sino en valores de solidaridad o la necesidad de cohesión social. Estas consideraciones adquieren más relevancia cuando se trata de atender a las personas más necesitadas, por sus dificultades de autonomía personal, de convivencia familiar o de integración social.

Otra cosa es si se trata de inversiones. De una inversión se espera rentabilidad en forma de empleo, riqueza, desarrollo tecnológico y bienestar. En época de crisis nadie cuestiona la necesidad de destinar el máximo de recursos a inversiones productivas. Hay que combatir el hambre.

Pues bien, en época de crisis también es necesario revisar paradigmas que se fraguaron en el modelo económico y social afectado. Uno de ellos es el concepto de gasto social, que debe ser sustituido por el de inversión social. Porque sólo así podrán aflorar nuevas oportunidades de desarrollo, tan necesarias para superar la crisis con un nuevo modelo productivo, más allá del populismo socializante.

 No es lo mismo repartir dinero en forma de ayudas y bonos que invertir en becas que abran las puertas a los pobres de las mejores universidades. El gasto social del subsidio de las cajas de alimentos clap no acaba con el hambre, pero el Plan de Becas Mariscal de Ayacucho dejó un legado de profesionales de gran calidad.

 La inversión social tiene una dimensión emancipadora de la dependencia del ciudadano con el Estado. Le permite la autonomía que le niegan los subsidios que lo esclavizan en lo político y social. El concepto del estado de bienestar social necesita ser redimensionado en función de la eficiencia social que permite la superación de la pobreza.

 El chavismo convertido el gasto social en un foco de corrupción socializada y en una condena a la pobreza eterna. No basta querer a los pobres, hay que sacarlos de la pobreza.

 (1)Cifras tomadas del libro."¿CAPITALISMO SALVAJE O ESTADO DEPREDADOR? Autor Maxim Ross.

 

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