SIN UN LIDERAZGO POSITIVO NO HAY FUTURO.
Somos seres humanos, no somos máquinas, ni hay robot, ni
inteligencia artificial que puede sustituir nuestra humanidad con sus errores y aciertos.
Nuestra agenda no es solo de trabajo, necesitamos del ocio, del descanso, de la
recreación en familia. Para rendir en cualquier actividad se necesita un
equilibrio que tenga como prioridad el bienestar personal, familiar y de los demás
que forman su entorno.
Este debería ser un
principio para todas las actividades de la vida, tanto en el ámbito privado o
empresarial, como público. No hay prosperidad sin desarrollar una cultura
organizacional que no haga más humanos y menos máquinas. Hoy se habla de un
entorno donde todo se pueda hacer en menos de 15 kilómetros de la residencia. Es
decir que el trabajo, la recreación, la salud, la educación, las compras deben
ser muy cercanas a la residencia. Esa es la ciudad del futuro donde la prioridad
es el bienestar.
Nosotros en nuestro país inmersos
en una profunda crisis estamos en la práctica estamos muy lejos de ese
equilibrio. Hoy más de seis millones de venezolanos han tenido que emigrar a
miles de kilómetros de su residencia original. Ese desbalance físico y psíquico
genera un grave problema nacional e internacional. La crisis económica nos
desborda en todas las dimensiones, pero debemos siempre tener presente que
estado de cosas negativas es un accidente de nuestra historia, que no puede ser
que nuestro destino es ir en contra del progreso y la felicidad. Solo necesitamos
un liderazgo positivo, con visión de futuro que trascienda a la mediocridad
reinante, que no sea cooptable, ni comprable por bagatelas, ni con cargos, ni
con dólares. Solo debe tener como objetivo la liberación de nuestro país.
Venezuela algún día volverá
ser productiva y feliz, este desacierto político que llaman chavismo- madurismo,
solo es eso, una equivocación histórica, pero al mismo tiempo es una
oportunidad para aceptar que nuestra vulnerabilidad se debe convertir en una
experiencia para construir un nuevo país, alejado de todos los males que nos
trajo el socialismo del siglo XXI. El estatismo puro es un fracaso, el exceso
de poder por parte del presidencialismo es un vicio, el militarismo una aberración.
Hay que revalorizar la propiedad privada, la iniciativa, el emprendimiento,
generar empleos de calidad. Necesitamos un liderazgo positivo que promueva el
devenir de un futuro mejor que esta oferta comunitaria y empobrecedora en la cual
ya tenemos 22 años. Ya estamos cansados de chavismo empobrecedor y de corruptos
en el poder.
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