CAIMOS EN LA TRAMPA DE POPULISMO RADICAL DE IZQUIERDA.

                            ¿VENEZUELA ES INVIABLE?

      ¿Qué sucede en Venezuela que nada funciona?

 


La gran falla parte de la visión económica que comparten quienes tienen el poder para aplicar sus políticas populistas de corte socialistoide, de tipo antidemocrático y sin posibilidades de alternancia en el ejercicio del gobierno. Mientras el mundo se abre a los mercados y a la libre empresa, a los sistemas democráticos, lo que permitió que Europa y el sudeste asiático tuviesen una dinámica de crecimiento, de transformación empresarial y de disminución notable de la pobreza. Venezuela se hundió en una crisis sin salida, la más profunda y trágica de cualquier país Occidental.

 Mientras el mundo se concentra en transformar su capacidad de producción, de innovación y emprendimiento en función de la prosperidad, Venezuela se concentra en todo lo contrario, destruir la producción, incluido el petróleo, ahogar la iniciativa privada e instaurar la pobreza para controlar a la población. Esa política llevó el país a la ruina.

 En Venezuela se instituyó un Estado asistencialista, radical y populista. Constitucionalmente se construyó una concepción cultural donde los ciudadanos somos sujetos de todos los derechos, ajenos a cualquier deber y responsabilidad consigo mismo y con la sociedad. El Estado ejerce una función paternal, aunque en la práctica, un Estado con las arcas vacías no cumple con ninguno de sus deberes y responsabilidades establecidos en la Constitución. Lo cual crea una situación de Estado fallido. No hay tribunales, ni justicia que obliguen al Estado a cumplir sus deberes, que ellos mismos colocaron en la Constitución, dentro de la oferta populista. Lo único que se aplica es la posibilidad abierta de tener un gobernante para siempre en la presidencia.



 La cultura populista creo en la mentalidad de las mayorías que la autonomía no es un valor importante, la tendencia es que a la mayoría de la gente le gusta depender del Estado, que le subsidien los servicios, que la educación y la salud sea gratis, que le regalen bonos, que le otorguen privilegios y comida subsidiada. Aunque nada funcione. La gratuidad, que en la práctica no existe, pues todo tiene un costo y se paga, solo sirve para justificar la mala calidad de los servicios que el Estado presta, las cuales deberían estar en manos privadas, pero ese concepto es casi una cuestión religiosa. El Estado ineficiente y corrupto es el eje de la vida del venezolano. Pocos ven la autonomía personal y de la sociedad como una necesidad, se prefiere ser súbdito que ciudadano. Hay un déficit de ciudadanía.

 En Venezuela con la llegada del chavismo se perdió la capacidad de innovar, productos derivados del petróleo, como la orimulsión, vendieron la patente a los chinos.  Se cerró el Instituto de Investigaciones Petroleras y el IVIC está casi en estado de quiebra y desmantelamiento. No se invierte en las universidades y no hay presupuestos para la investigación, ni se permite la participación del sector privado para modernizar, para promover emprendimientos, para hacer de las universidades los centros del saber y del progreso de la sociedad, para ellos las universidades no pasan de ser centros de adoctrinamiento de sus cuadros políticos. Las universidades de convierten en ruinas, Castran a la sociedad de sus centros de progreso, de innovación, aprendizaje y emprendimiento que son las universidades bien manejadas. Muy distinto a lo que pasa en los países desarrollados como EE. UU y continentes como Europa. Es de destacar el sudeste asiático que se ha colocado a la cabeza del mundo por la calidad de su educación. Ningún país dominado por el populismo de izquierda figura en las estadísticas del progreso y la prosperidad, todos están en la cola y no les importa, desprecian cualquier tipo de competitividad. Se recrean en la mediocridad. Solo somos cabeza en inflación, bajos salarios, violencia social, crímenes, corrupción, malos servicios públicos, éxodo de nuestra población, tráfico ilegal, excusas, justificaciones y atraso.

 Nuestro país cayó en la trampa del populismo radical izquierdista, llamado socialismo del Siglo XXI. Estamos por más de 20 años repitiendo con tozudez las mismas formulas fracasadas del subdesarrollo económico y mental. Lo grave es que muchos países latinoamericanos están en la misma ruta del abismo socialista. Esa cultura del atraso se ha convertido en una amenaza real para la viabilidad de la nación venezolana, estamos en una crisis de rasgos apocalípticos por la irracionalidad, la despreocupación sobre los descomunales efectos que tienen las actitudes del régimen y de muchos venezolanos. Nos estamos jugando el futuro y algunos lo cambian o lo hipotecan por un plato de lentejas. Allí está la razón de nuestro desastre social. No es cuestión de buscar culpables, es tomar conciencia de nuestros males para generar el cambio indispensable y urge

Comentarios