¿QUÈ VAMOS HACER CON LAS MAYORES RESERVAS PETROLERAS DEL MUNDO OCCIDENTAL?
PDVSA ROJA ROJITA EN QUIEBRA.
Nuestro drama es una cruel realidad kafkiana:
La naturaleza nos dotó de la mayor reserva de energía fósil del planeta,
navegamos en un infinito mar de petróleo, pero nuestros errores nos han llevado
a una pobreza tan grande que no tenemos combustible y nos vemos obligado a
tener que mendigarlo a una nación que a la que convencimos de cambiar los hatos
de cabras por la explotación de pozos petroleros.
De
tres millones y medio de barriles que se producían diariamente en 1999 bajamos
a menos de cuatrocientos mil barriles diarios. La tercera empresa petrolera del
mundo (PDVSA) es hoy una pobre factoría quebrada y endeudada. El petróleo que
se produce es mediante la entrega de la producción a los chinos y a los rusos
para cancelar deudas crecientes. Hoy puede aumentar el precio del petróleo y
eso en nada favorecería a Venezuela. Perdió el control de su principal empresa,
de su única fuente de divisas y estamos arruinados.
Bastaron 20 años de socialismo para dejar de
ser una nación productora de petróleo, no porque el petróleo se haya agotado,
sino por la ineptitud y la forma corrupta de administrar la riqueza y la
abundancia.
Hoy el mundo está demostrando con hechos muy
claros que hay una necesidad creciente de hacer cambios en la forma de habitar
la tierra, la crisis climática nos revela que hemos alcanzado el tope de concentración
de dióxido de carbono en la atmosfera que nos lleva a experimentar fenómenos meteorológicos
extremos, como las olas de calor y las intensas tormentas. El problema de
sostenibilidad obliga cambios radicales en el consumo y la energía fósil está en
la mira, lo que significa que el mundo está en una carrera por cambiar de
combustible y el petróleo dejará de ser el rey que mueve la economía y la vida
en el planeta. Ahora bien, qué vamos hacer los venezolanos con las mayores reservas
petroleras del mundo, cuando hemos desperdiciado 22 años de producción y no
hemos invertido un dólar en la investigación y generación de energías
alternativas. Una estrategia que hoy está encabezada por Arabia Saudita.
Estamos viviendo bajo un “Código rojo para la
humanidad”. Se impone una responsabilidad de los gobiernos, de las empresas y
de los ciudadanos frente a un panorama desolador. La única alternativa es
liderizar el cambio inevitable, montarse en la ola de sustentabilidad, formar
equipos de alto rendimiento en una sinergia entre el gobierno y sector privado.
No hay otra alternativa.
Pero los venezolanos vemos como pasa ese autobús
del progreso sin que podamos abordarlo, es desesperante comprobar que vamos
como un carro sin rumbo, dando tumbos, dependientes de combustibles fósiles que
ya ni producimos. Pronto llegará un momento en que esa riqueza del subsuelo no
nos servirá para nada, porque nadie la quiere. Esa es nuestra tragedia. Fuimos una nación petrolera,
hoy ya no producimos lo que necesitamos y para mañana no hay ningún plan. Solo
seguimos navegando en un océano de petróleo.
Qué nos pasó y peor aún, qué nos está pasando, que nuestros líderes perdieron la capacidad de convocar al venezolano para una gesta heroica superior, incluso a la Independencia de 1811. Que sucede que no inspiran, ni movilizan, ni comprometen al venezolano a construir su futuro, Se perdió la conexión entre la realidad y el pueblo de un Rómulo, de un Carlos Andrés o de un Caldera por solo poner tres ejemplos. No estamos al borde del abismo, estamos en el abismo y se necesita un valor supremo para superar esta crisis. Valor representado por la integridad, la verdad y la confianza, más que los títulos académicos es la energía interior que nos proporciona sentido de trascendencia. Necesitamos un liderazgo que enrumbe el país por el camino correcto. ¿Qué vamos hacer con las mayores reservas petroleras del mundo, antes que llegue el final de la era petrolera?
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