LA LEGITIMACIÒN DE MADURO.

 

                 NEGOCIACIONES  CON  MARIACHI.



Escepticismo no es pesimismo.

 El pesimismo convierte la vida en una visión trágica, donde no hay ni un rayo de luz, el pesimismo es totalmente tóxico. El escepticismo es simplemente no creer en algo, aunque te lo vendan como lo mejor, como la gran solución. Es producto de los hechos y de la experiencia. Pesimismo es una actitud del espíritu, el escepticismo es producto de los golpes.

 Escepticismo es lo que percibo con las negociaciones en suelo mexicano, entre los opositores y el régimen madurista, es el mismo malestar que siento cuando el régimen anuncia un aumento salarial, cuando Maduro anuncia sus medidas económicas, cuando le borran ceros al bolívar, ya uno está esquilmado de experiencias negativas, de un cúmulo de mentiras desgastadas, solo los optimistas panglosianos se las creen, porque le les conviene. Quienes en su terca creencia aspiran a ser electos en el bodrio electoral de noviembre, están obligados a creer en las buenas y democráticas intenciones del régimen. Aunque al poco tiempo surjan los arrepentimientos. “Perro que come manteca, mete la lengua en tapara” dice un viejo dicho llanero.



 No hay razones para tener unas expectativas positivas, qué se puede esperar si al ingreso la oposición reconoce y legitima al régimen madurista.  El memorándum firmado y dado a conocer a la opinión pública contiene un marco conceptual y una agenda temática en la cual caben muchas interpretaciones y opciones frente al conflicto.

De entrada, se pone de manifiesto una omisión de la existencia del gobierno interino. El acuerdo no lo firman los dos gobiernos, el interino que encabeza Juan Guaido, y el que ejerce poder y autoridad en el territorio nacional, encabezado por Nicolás Maduro. El documento acepta que en Venezuela solo hay un gobierno, con lo cual partimos de la base que el G4 ha decidido cerrar el capítulo del gobierno interino. Ya eso constituye un triunfo importancia para el madurismo, sin empezar las negociaciones.

El documento firmado no tiene límite en el tiempo. Firman un pre acuerdo, se suspenden las conversaciones y se planifican para seguir en septiembre. A dos meses de las elecciones, quien lo puede entender. Ello constituye una desventaja para nuestra sociedad devastada y urgida como está del cambio político profundo, lo único que justifica unas conversaciones.

 Maduro y su camarilla se deben estar frotando las manos, la oposición “extremista”, según él, antes de negociar lo reconocen como presidente “legitimo” hasta el 25 de enero del 2025. Eso es negociar, a cambio sacan de la cárcel algún preso que usan como rehenes para negociar y mañana detienen diez. Es increíble el desespero de la llamada oposición.

 Según parece los actores opositores solo están pensando en sus proyectos personales como gobernadores, alcaldes concejales, no hay presión, ni una sola razón para creer que de esa negociación saldrá una solución a la ausencia de libertad y al problema de pobreza que vive el venezolano.

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