NO
HAY MAL QUE DURE CIEN AÑOS.
62
AÑOS, EL FRACASO MÀS LARGO.
Se
dice pronto: ¡desde 1959! Yo tenía 14,
ese año llegué con mis padres a vivir en Cùa, mi padre cometió el peor error de
su vida incursionar en la política local, se hizo miembro de URD y ganó las
primeras elecciones democráticas en diciembre de 1958. Ocupó la presidencia del
Concejo Municipal, en 1959, Allí empezaron los problemas, ya se perfilaban las
mafias de la terrofagia local. Rómulo Betancourt ganó la presidencia, pero
perdió con W. Larrazábal en todos los estados centrales del país. El pacto de
punto fijo llevó al profesor Humberto Bartoli (URD) a la Gobernación del estado
Miranda. Estrenábamos Gobierno democrático y todo el país se identificaba con los
barbudos de la Sierra Maestra Cubana quienes habían triunfado militarmente contra
el gobierno dictatorial de Fulgencio Batista.
Aparentemente
dos democracias se daban la mano en febrero de 1959 en que Fidel y sus barbudos
visitan a Venezuela, para agradecer el apoyo logístico en dinero y armas que
hizo en Venezuela en 1959: “El bolívar para la Sierra Maestra”, se recogieron
millones en todo el país para darle el impulso definitivo a la promesa de redención
social y política que significa en aquel momento el triunfo de la revolución
cubana. En ese viaje Fidel pretende convencer al presidente electo que unieran esfuerzos
para impulsar la gran revolución anti imperialista y Rómulo con firmeza se sacudió
y lo colocó en su lugar. Allí nació el odio de Fidel contra Betancourt.
Este fue comienzo glamoroso de una utopía que
se convirtió en modelo para millones de jóvenes, pero poco a poco, con los
miles de fusilamientos y persecuciones se fue transmutando en una tiranía
comunista, marxista leninista, como le gustaba pregonar a Fidel. Al final no es más que una decrépita
dictadura, convertida en una franquicia de represión y modelo de poder para los
totalitarios del Continente. Esa decrepitud ha logrado sobrevivir durante 62
años, clavada como una espina en la panza de los EE.UU. Una especie de reliquia
de museo resistiendo el fin de la Guerra Fría, ya se había tragado miles de
millones de dólares de la desaparecida U.R.S.S. Se chupó como un vampiro la
riqueza petrolera de Venezuela. La Cuba comunista, como es costumbre de ese
sistema, terminó con la producción de azúcar (Primer productor del mundo). Hoy, conjuntamente con Venezuela es el mejor
ejemplo del compendio de desastres y malas políticas que aplican los comunistas
cuando llegan al poder. Los caprichos delirantes de Fidel, se combinaban con su
inteligencia predispuesta al para el mal y el carisma de un locuaz conversador
de generalidades. Así fue avanzando en su obsesión de anti imperialismo e imponiendo
desastres, sobre desastres en la producción cubana, sembrando el hambre y el
racionamiento por más de 50 años. Siempre con la excusa de un bloqueo que jamás
ha existido en la práctica, no pasa de un embargo que nadie cumple.
Cuba es el gran fracaso del sueño de felicidad
que oferta engañosamente el comunismo. Es un éxito en su franquicia de dominio
y represión para conservar el poder eternamente. Sin la asistencia de Cuba,
pagada con miles de millones de dólares, Chávez no hubiese impuesto su disparatado
modelo de revolución, ni Maduro sería presidente de medio pelo. Es Cuba y su intervencionismo
pactado la que maneja los hilos del poder. Venezuela es una nación invadida silenciosamente
con la anuencia de una satrapía al servicio de los invasores.
Ese socialismo cubano, heredero del comunismo soviético,
no tiene nada que ver con el socialismo democrático europeo, ni con la social
democracia adeca, ni con el socialcristianismo copeyano. Son primos, pero hay
una diferencia fundamental, los procubanos no creen en las libertades políticas
y mucho menos en las libertades económicas, se concretan en consignas que
convierten la actividad política en una siembra de odios, resentimientos y en
un caldo de cultivo para destrucción de la riqueza, como ha ocurrido en Cuba y Venezuela.
Sus políticas son como el caballo de Atila, donde pisan no vuelve a crecer la
yerba.
La combinación de autoritarismo militarista el
cercenar la iniciativa privada, imponiendo el estatismo salvaje, sumando las expropiaciones,
una crasa incompetencia, en medio de la mayor corrupción llevaron al pueblo
cubano a la más abyecta miseria, el mismo camino que transita hoy Venezuela.
Una economía en barrena, sin posibilidades de recuperación es la desastrosa y mortífera
receta que aplican los socialistas donde llegan. Hay que temer a cualquier político
latinoamericano populista que simpatice con este socialismo y sus afines. Sería
seguir repitiendo hasta el infinito los niveles de pobreza y represión que
padece Cuba y Venezuela. No es una cuestión de derecha o de izquierda, ni es
una cuestión de orden ideológico simplemente, son las cifras descarnadas y
reales de una tragedia innecesaria, que solo necesita la aplicación un mínimo de
sindéresis para alejarse del peligro inminente. Tal como le está empezando a ocurrir al Perú
que tiene ahora que saborear ese amargo plato para darse cuenta que es veneno y
con consecuencias muy graves.
Hoy en Cuba, la tercera generación que nació
bajo el “paraíso” socialista de la revolución, la que vive en el mundo digital
y globalizado es la que asume la iniciativa de la protesta social, convocada
por las redes. No son las tradiciones líderes que tienen 50 años viviendo parasitariamente
de las ayudas y auxilios que se reparten para combatir al castrismo, un
liderazgo infiltrado por el comunismo y castrado para poner fin a la tragedia
cubana. El mismo esquema que se repite hoy en Venezuela con una oposición que
empieza a tomarle gusto a las ayudas internacionales, que busca dinero para mantener
el statu quo de una desgracia social. Políticos que juega a elecciones que no eligen.
Se repite el mismo esquema perverso que ha mantenido por más de 60 años a la
mal llamada revolución cubana. Ahora es el pueblo de Martí, sin intermediación
quien se rebela, quien se manifiesta cansado y obstinado de la miseria y de un
sistema que se sostiene en la represión y el miedo. Llegará el momento en que
el pueblo venezolano tendrá que hacer los mismo. Por ahora hay cansancio de
todo en la tierra de Bolívar.
La
dureza represiva del régimen cubano contra su pueblo se hace presente, a pesar de
cortar toda comunicación digital con el mundo. No se puede negar que es una
fisura profunda en su monolítica estructura que tendrá sus consecuencias en un
tiempo no muy largo. Así como el pueblo alemán, cansado derrumbó el muro de Berlín.
Todos los pueblos sometidos al despotismo comunista despiertan y se sacuden.
Mientras no aparezcan los eternos mediadores y negociadores que en nombre de la
paz y la democracia impongan su acostumbrada traición.
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