¿NEGOCIACIONES
O CHANTAJE?
EL TUTELAJE CUBANO.
"Pan no hay y el circo tiene su dueño".
El
francés Émile Boirac acuñó el término Déjà vu en “El futuro de las ciencias
psíquicas”, para referirse al fenómeno que pueden presentar los seres humanos
cuando sienten la fuerte sensación de que un evento o experiencia que se vive
en la actualidad se ha experimentado en el pasado.
Qué
diferencia tiene esta negociación de hoy, entre el régimen y la oposición, con
las tantas negociaciones que hemos vivido los venezolanos en 20 años, desde la
OEA en Caracas con la presencia del presidente Gavidia Trujillo, Suecia, Noruega, Barbados, Madrid, República Dominicana, todas son una historia repetida de fracasos y la razón
es muy simple en esas negociaciones no estuvo, ni está presente el verdadero
factor de poder de la izquierda que es Cuba.
Hay un tutelaje cubano a cambio de dólares. Millones ha costado la compra de una experiencia totalitaria (como el know-how de una franquicia política). Cuyo fin es enseñar todas las mañas y bellaquerías para conservar el poder en medio de la pobreza más atroz. Veinte años les costó llevar al país a la ruina total, condición indispensable para que el modelo cubano, ahora venezolano funcione. El totalitarismo pro fidelista no se la lleva bien con la prosperidad, ni con el progreso, ni con la civilización. Mientras más pobre y miserable es una nación es más fácil controlarla y dominarla por hambre. Por eso el castro-chavismo empieza su demolición económica y social desde antes de llegar al poder, como están haciendo en Chile y Colombia con la vandalización, los saqueos, la siembra del odio, la ruina, con la quiebra de miles de empresas y negocios. Se unen los efectos de la pandemia con la peste de la violencia política para debilitar a los gobiernos democráticos y llevarlos a una crisis económica y social que le hacen perder las elecciones, más temprano que tarde caen en manos de la franquicia castro chavista.
Las
crisis económicas no afectan a los totalitarismos de izquierda, pero son
letales con las democracias. Los desajustes macroeconómicos no hacen mella en
este tipo de dictadura, Cuba tiene 60 años de miseria creciente, Zimbabue, lleva
40 años como Estado Fallido y el 90 % de la población vive con menos de dos dólares
diarios. Venezuela empieza a transitar esa autopista de indigencia total, entra
a formar parte del club de los países en bancarrota, quebrados y negociando siempre
para seguir imponiendo su miserable modelo. Este tipo de dictadura no negocia
para cambiar, lo hace para mantenerse, pueden entregar algunas cuotas de poder,
compartir gobernaciones, alcaldías que de todas formas las controlan con la
asfixia presupuestaria, la violencia y los famosos tutores o protectores.
Se debe tener claro el fondo del problema,
mientras Cuba no quiera, no hay cambio en Venezuela. Ya No somos una nación independiente,
ni tenemos soberanía. El régimen depende de China, de Rusia, de Irán y del tutelaje
político directo de Cuba como operador y la oposición depende de las señales
que hagan EE. UU y la Comunidad Europea. Uno no entiende que se celebra el 5 de
julio, ni que razones hay para conmemorar el 24 de junio el Bicentenario de la Batalla de Carabobo,
si ya no somos una nación independiente. Simón perdió su gran esfuerzo.
Hemos llegado un punto tan triste en nuestra decadencia
que no se debe hablar con los payasos sino con los amos del circo.
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