NECESITAMOS UNA CIUDAD SOSTENIBLE, NO UNA CIUDAD COMUNAL. 21AÑOS DE CAOS ES SUFICIENTE.

 

PODRÁ EL TUY EN UN FUTURO INMEDIATO SER UNA CIUDAD SOTENIBLE.



 

Según las mediciones sobre Hábitat de las Naciones Unidas, las ciudades venezolanas cada día se alejan más de los programas de eficiencia energética, servicios públicos, movilidad, seguridad, Tics y desarrollo urbano. Las ciudades venezolanas se “ranchifican”, los cerros han bajado a la ciudad, la basura en las calles, el deterioro de las fachadas. En 21 años de revolución socialista hemos terminado inmersos en un círculo perverso de atraso comparable al África sub-sahariana. Servicios ineficientes o inexistentes, colapso urbano, ausencia de mantenimiento, inseguridad, desempleo y contaminación.



Por ciudad sostenible se entiende aquella que ofrece una alta calidad de vida a sus habitantes, que reduce sus impactos sobre el medio natural y que cuenta con un gobierno local con capacidad fiscal y administrativa para mantener su crecimiento económico y para llevar a cabo sus funciones urbanas con una amplia participación ciudadana. A partir de esta orientación, una ciudad sostenible debe sobresalir en cuatro dimensiones:

  Primero: Una dimensión de sostenibilidad ambiental y cambio climático.

 Segundo: Una dimensión de desarrollo urbano sostenible.

 Tercero: Una dimensión de sostenibilidad económica y social.

 Cuarto: Una dimensión de sostenibilidad fiscal y gobernabilidad.



En cuanto a la dimensión de sostenibilidad ambiental y cambio climático, una ciudad sostenible debería atender de manera prioritaria el manejo de los recursos naturales, la mitigación de gases efecto invernadero y otras formas de contaminación. También debe atender la mitigación y adaptación a los efectos de cambio climático. Esto no le dice nada a muchos tuyeros que tienen que soportar el basurero más grande Venezuela en la Bonanza y la cloaca màs contaminada, el río   Guaire que desemboca en el Tuy. Además de los basureros locales, como el de urbanización Marín de Cùa, al cual le dan fuego cada cierto tiempo, generando una contaminación atmosférica que daña la salud de los habitantes de la población. El concepto del reciclaje no existe y los servicios de aseo urbano se cobran dolarizados, pero son de pésima calidad.



En desarrollo urbano sostenible se debe controlar su crecimiento y promover la provisión de un hábitat adecuado para sus ciudadanos, además de promover el transporte y la movilidad urbana sostenible. En el Tuy el sistema ferroviario se ha deteriorado a punto de colapso y sus alimentadores y terminales modernos jamás se construyeron. Las nuevas urbanizaciones no cuentan con la dotación de servicios que se indican de acuerdo al número de habitantes. Muy baja calidad de vida.

  En materia de sostenibilidad económica y social, los gobiernos territoriales deben asumir el reto de promover un desarrollo económico local y el suministro de servicios sociales de calidad. Eso ocurrió durante los años 70 y 80, en que el Tuy logró pleno empleo, sostenibilidad económica, aunque los servicios tenían algunas deficiencias. El deterioro del empleo ha llegado a un punto de detrimento total en materia salarial.

 HABITANTES DE LA ZONA  BAÑANDOSE EN UN RÌO TUY CONTAMINADO, CUANDO ESE SECTOR DEBERÌA SER UNA GRAN PARQUE.  (Río Tuy sector El Conde, Cùa abril 2021) 

 

 Asimismo, la ciudad debe promover niveles adecuados de seguridad ciudadana. El Tuy tiene hoy los más altos niveles de inseguridad, zonas rojas de gran peligro para los bienes y la vida.  Las llamadas “zonas de paz” solo han servido para empoderar al delincuente por encima del ciudadano.

Finalmente, en materia de la dimensión fiscal se debe avanzar en la aplicación de mecanismos adecuados de buen gobierno, de manejo adecuado de sus ingresos y del gasto público, así como de manejo adecuado de la deuda y otras obligaciones fiscales. La corrupción es el cáncer y la ausencia de transparencia lo normal.

Vistos estos parámetros y requerimientos ¿Será posible que el Tuy sea algún día una ciudad sostenible?

El problema es que ninguna ciudad venezolana, ni las más grandes cumplen con estos parámetros, el Tuy no es ni un proyecto de ciudad y lo más grave es que a muy poca gente le interesan estos temas, la preocupación es protegerse del hampa, conseguir los artículos de primera necesidad, informarse dónde llegó la leche o la harina pan, para hacer una cola. Recibir la caja clap, buscar el gas o la leña, esperar que llegue el agua o la luz, esconderse durante los tiroteos de las bandas de malandros.



Es muy difícil superar el presente, pensar en un futuro, mucho menos planificarlo si no hay interés en el tema. Incluso quienes están en una campaña electoral, con aspiraciones han centrado su campaña en el hambre, combatir la carencia de comida, con un reparto de arepas o haciendo sancochos comunales.  Lamentablemente la sociedad venezolana hoy se debate entre el hambre, las carencias y las consecuencias de la pandemia. Nos alejamos de la civilización. Corresponde a los liderazgos (políticos, sociales, empresariales, educativos y religiosos) asumir el gran desafío de volver las ciudades a la civilización. La propuesta madurista de la “ciudad Comunal” es simplemente la institucionalización del caos y de la marginalidad, el aceptar que toda esperanza de bienestar y calidad de vida está perdida y solo queda conformarse con mal vivir en “ciudades morideros”, dominadas por pranes.

 

 

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