TODAS Y TODOS. Empoderar a la mujer.
La Real Academia Española (RAE) . Máxima autoridad en el uso de la lengua. Llamó la atención el uso creciente de un latiguillo lingüístico en América latina: un artículo de la Constitución de Venezuela habla de "venezolanos y venezolanas", y los discursos comienzan siempre dirigiéndose "a todos y a todas".
"Sin embargo, los hispanohablantes no están discriminando cuando usan el masculino para designar a hombres y mujeres: no necesitan modificar el uso de su idioma para huir del sexismo y tampoco están obligados a pasar al género femenino el nombre de algunas profesiones".
Históricamente se ha
cometido un buen número de injusticias: frente a las mujeres, a personas de
diferentes razas, en condiciones de discapacidad, etc. Todas ellas han tenido
un desagravio paulatino, que incluye un uso del lenguaje distinto y un intento
desde la academia por sensibilizar a las nuevas generaciones para ser más
incluyentes y tolerantes. Todos estos esfuerzos han logrado al menos en
Occidente, una sociedad que enfrenta los prejuicios y reivindica derechos
olvidados de las minorías.
Esta lucha, loable, ha
sido llevada por distintos sectores al extremo; la reivindicación pasó de un
debate serio, en el cual la solidez intelectual y la reivindicación de derechos
en las aulas y en las calles era el punto de partida, a una sensiblería, en la
cual hasta el idioma tiene connotaciones “machistas”. Y cualquier debate puede
convertirse en una agresión; esta posición ha permeado distintos campos, el
político, el académico, el religioso y el científico.
La llamada izquierda
progresista ha llevado esa sensiblería a niveles de idiotez lingüística como el
patético caso de la Constitución de la Republica Bolivariana, donde se repite el
“todos y todas” de una manera abusiva y se pierde la fuerza de la ley ante un
cúmulo de cacofonía vacía.
Ya resulta común oír
desde un púlpito o un estrado, en la tele y en la radio el saludo: “todos y
todas”, cuando la Real Academia Española ha sido muy clara sobre el contenido
de ambos sexos en la expresión “todos”. El maltrato del español es el menor de
los males; en la ciencia el tema tiene connotaciones más graves pues el estudio
por la verdad de la humanidad y de la naturaleza, ya está siendo afectado por
estas corrientes llenas de sensiblería.
En Venezuela el lenguaje de los chavistas-
maduristas abusa del enfoque de connotaciones anti sexistas y en la práctica la
mujer sigue discriminada y humillada. Lo mismo ocurre con la prédica del
llamado eco socialismo, el cual en la realidad significa la devastación del arco
minero del Sur, de los parques nacionales, de los jardines urbanos. Para ellos
es más importante la prédica que las acciones favorables y respetuosas de la
naturaleza.
Hay una profunda dosis de hipocresía oficial.
la capacidad de proclamar víctimas no significa reivindicar derechos, la mayor
parte de las veces ocurre lo contrario. En nuestro mundo se ha vuelto más
importante sentir que pensar, no podemos dejarnos dominar por colectivos que al
final buscan protagonismo con los problemas graves como el cambio del clima o
cualquier otra verdad obvia como la defensa de los animales y disfrutar de
grandes parrilladas y sancochos. Algunos extremistas, del otro lado, se rebelan
contra el consumo de huevos porque los gallos maltratan las gallinas. Cuesta
entender lo que realmente se busca.
Cada quien tiene derecho a la lucha por sus
reivindicaciones y creencias lo que no puede ser es que se imponga una visión
del mundo como única verdad.
Lo que llaman
Empoderar a la Mujer es mucho más que repetir cansonamente el “”
todas y todos”
.
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