¿DE
QUÈ VIVE EL VENEZOLANO?
Entre uno y cinco dólares mensuales. Un
ingreso para morir de hambre.
Aquí,
en la Venezuela de hoy, bajo un régimen usurpador e indolente que ha arrasado
con casi todo. Incluso con la vida digna, a la cual tiene derecho todo ser
humano. Un derecho fundamental que, no obstante, ahora se le niega todos los venezolanos,
profesionales y trabajadores, con sueldos y salarios de hambre, condenados a
vivir inmisericordemente en condiciones tan precarias que no les permiten
cubrir sus necesidades primordiales.
En la época colonial los esclavos a cambio de
su trabajo recibían comida, ropa y techo y si tenían alguna profesión artesanal
como alarifes o fabricante de tejas recibían un porcentaje del valor que
cobraba el amo por su trabajo y lo ahorraban para comprar su libertad. Hoy un
neo esclavo del siglo XXI, sometido al régimen socialista, solo tiene la
posibilidad de morir de hambre o emigrar, por ahora, hasta que cierren esa
posibilidad como hicieron con los cubanos. El venezolano es un esclavo del Estado.
Si
la gran mayoría de los venezolanos, lo mismo un profesional universitario que
un trabajador manual, tienen en la actualidad una remuneración mensual promedio
inferior a 5 dólares, entonces es obligado preguntarse de qué viven o con qué
recursos sobreviven en todo caso quienes no disponen de alguna reserva
económica propia. Es lo que nos preguntamos y nos preguntan regularmente cuando
uno habla sobre el tema. Es el país con
los ingresos más bajos del mundo, no hay una nación en la África pobre que se
pueda comparar con Venezuela. Estamos por
debajo de Haití y de Cuba. Es un logro revolucionario matar de hambre y de
mengua a los pensionados y a los asalariados.
Siete millones de venezolanos recorren el
mundo buscando ganarse la vida y no se olvidan de sus padres y familiares que
se han quedado en Venezuela. Es el auxilio en divisas extranjeras que algunos
reciben de familiares y hasta de amigos que residen en en el exterior. Algo
mucho más que una verdadera bendición para sus beneficiarios, diríamos. En un
contexto nacional en el cual el régimen estimula y profundiza la dolarización
informal. Quien gana en bolívares están tan muerto como la divisa nacional, no
hay manera de revivir ese cadáver, ni la digitalización, ni el nuevo cono
monetario. El bolívar fue asesinado, no murió de muerte natural.
¿Son
muchos los venezolanos que reciben esa ayuda en dólares? ¿Son pocos? No lo
sabemos. No se llevan cifras oficiales, ese
problema no existe para el régimen, pues cada rato afirma que la revolución ha
sido un éxito en los últimos ocho años y los venezolanos viven muy bien. Nada
raro en la desfachatez cotidiana del madurismo.
Nadie puede vivir de los ridículos bonos de un
dólar, muchos profesionales se rebuscan con actividades dolarizadas, con
ejerciendo oficios ajenos a su profesión, los trabajadores en las empresas
reciben algunas compensaciones dolarizadas. Lo cierto es que el “rebusque”
desde hacer tortas, hasta reinventarse como técnico permiten que se sobreviva
pues todas las tarifas están dolarizadas. La dolarización ha sido forzada por
la supervivencia, no es un plan oficial. Ahora pretenden ponerles la mano a los
dólares abriendo cuentas en divisas y cuando solicitas al banco tus dólares
sudados con trabajo honrado, te entregan bolívares embalsamados.
La economía
venezolana es un caos total que se debate entre la hiperinflación más alta del mundo,
la cruel informalidad y el hambre.
La tragedia
es que hagas lo hagas, el ingreso aún en dólares apenas alcanza para medio
sobrevivir. Para comprar algo de comida
y quizás para sufragar parte de los gastos de los pésimos servicios públicos,
ya que el régimen dolariza las tarifas de una luz que se va cada rato, de gas y
de agua que jamás llega por las tuberías. Es muy difícil que el venezolano pueda comprar
uno u otro medicamento costoso, o de responder a gastos mayores por problemas
de salud. Se apela por redes a la
solidaridad y al apoyo económico en dólares para superar una operación quirúrgica
o un tratamiento. Ya los seguros privados no existen, solo en dólares,
inalcanzables para la mayoría. Los
hospitales públicos se han “privatizado” y los servicios “gratuitos” están dolarizados
y esos ingresos son para un grupito de privilegiados que manejan los servicios
de salud, bajo el esquema de milicias socialistas. Es decir que el venezolano
no tiene servicio de salud, ni público, ni privado, a menos que tenga dólares,
La pregunta es: ¿Cómo hace el venezolano para acudir a su trabajo?
si no tiene comida, ni la puede comprar, ni hay servicios de comedor, solo en
transporte gasta más que lo gana. Cómo se explica que acuda al trabajo, si no
hay los estímulos básicos de la vida. ¿Cómo se le pide a un maestro a un
profesor que acuda a sus centros de trabajo? Si no tiene ni como comer y si los
alumnos también están en las mismas. Desconocer esta realidad es un crimen
imperdonable. En épocas pasadas funcionaban los comedores escolares, hoy es la solidaridad
privada que les permite comer una vez a la semana con las ollas de sancocho
comunitarias que hacen en todo el país, gracias a fundaciones, a la Iglesia y algunos
políticos en campaña electoral. El hambre se ha convertido en el motor de la política
nacional para el régimen con sus cajas, sus bonos y para muchos opositores. A
ese nivel de decadencia social hemos llegado y lo que falta por ver.
La otra pregunta es ¿Cómo no estalla una
revuelta social? ¿Conformidad, indiferencia, complicidad, costumbre o rutina
aprendida?
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