TENEMOS QUE APOSTAR A SER CABEZA Y NO COLA.

 

               LA INNOVACION.

 

El secreto del cambio está en poner toda la energía en empujar lo nuevo y no en luchar contra lo que ya existe

(Confucio)



 Hace algunos años leí una frase que me impactó. “Los alemanes inventan, los estadunidenses innovan, los chinos abaratan y el resto del mundo consume”

 La ciencia y la tecnología han cambiado el mundo para su bien, del teléfono de manivela, aquellas cajas de madera, a los súper celulares que controlan la vida de hoy, tenemos cien años de innovaciones, de patentes y de progreso. Hoy se puede diferenciar un país desarrollado de uno en atraso por el número de patentes que se registran cada año. Nosotros hemos formado parte de los países consumidores de innovaciones tecnológicas, hasta hace muy poco la renta petrolera nos permitía estar a la vanguardia, porque teníamos recursos para comprar. Todavía hoy a pesar de crisis y de la pobreza la mayoría de los venezolanos les gusta disfrutar de los grandes avances tecnológicos, pero no hay incentivos para la innovación, no se respetan los derechos de autoría y desde siempre hemos sido el paraíso de la piratería.

 Para nuestra desgracia algunos pueden comprar los celulares de última generación, pero por razones de la aplicación de políticas equivocadas, tenemos el internet más lento del mundo y cada día que pasa, entre la censura y la ausencia de innovación nos alejamos de ese mundo de innovaciones que ya está abriendo camino a la inteligencia artificial. Es una gran frustración no estar montados en esa ola y peor aún no ser un país con una vocación de innovadores, no por ausencia de inteligencias, sino por la implementación de malas políticas que nos han convertido en una colonia de la tecnología china.



 Según la RAE el término innovar significa: “mudar o alterar algo, introduciendo novedades” para lo cual hace falta una ACTITUD de observadores activos, hay que tener los ojos y la mente abiertos a todo lo que nos rodea para aprovechar las oportunidades en un cambio de diseño que mejore el objeto, el servicio y que signifique un buen ingreso económico para el innovador mediante la patente. Para esa actitud se necesita desarrollar una cultura competitiva que no tenemos, siempre nos hemos inclinado por comprar y no por inventar, ni por innovar.

 Venezuela tiene un potencial inmenso para incorpóranos a los avances tecnológicos, pero necesitamos una programación educativa diametralmente distinta a la que tenemos hoy. Estamos educando para ser consumidores y no productores. Esa educación enfocada en la producción es la que ha transformado al mundo, porque no consiste en la repetición de contenidos memorizados, sino es el desarrollo en el niño y en el adolescente de la curiosidad, del sentido de la oportunidad, de la creatividad, de la sana competencia en la acción.  Aquí se dice que competir el malo y bajo esa filosofía solo se desarrolla la mediocridad y el conformismo.



 La curiosidad es la capacidad de interesarnos de lo que ocurre a nuestro alrededor y descubrir aquellos aspectos que pueden ser mejorados. Siempre hay la posibilidad de mejorar los procedimientos, en ese aspecto la experiencia de Israel es un ejemplo. Hay que fomentar en el estudiante la posibilidad de que se “prenda el bombillo” y que pueda darle una solución a los problemas y fallas a través de un producto, de un servicio o de un proceso. Siempre hay un mercado que se puede aprovechar, pero hay que creer en el mercado.

  Es necesario fomentar la creatividad, lo cual es el fin de un proceso de análisis, de ensayos y errores para encontrar soluciones y oportunidades. El mundo digitalizado y globalizado amplía ese panorama, antes impasable por la limitación que existían. Las grandes empresas tecnológicas que dominan al mundo son producto de la creatividad de unos adolescentes que empezaron a trabajar en un garaje.

 Lo que afirmamos no es simplemente teoría o especulaciones, nos tocó la suerte ser director de un instituto educativo llamado Nueva Venezuela, ubicado en Cùa, en los valles del Tuy, hablamos de los años 90, con un equipo de profesores de primera línea en el área de las ciencias y las matemáticas como Roberto Izquierdo, Dagoberto Castro, Carlos Castillo, por solo nombrar algunos, con el perdón de una larga lista. Nuestra participación en los concursos de ciencias auspiciados por el IVAC (Instituto para el Avance de las Ciencias), con participación de instituciones  educativas públicas y privadas de todo el país, con el aporte, conocimientos y experiencias de muchos representantes, logramos durante tres años consecutivamente obtener el PRIMER LUGAR NACIONAL EN CIENCIAS FISICAS, compitiendo con los mejores colegios de la nación , poniendo en práctica los principios de curiosidad, oportunidad, creatividad y sobre todo innovación.

Hay que tener fe en que, si lo podemos hacer, pero hay que realizar muchos cambios de actitud y del sistema educativo, hay que apostar a ser cabeza y no cola. Debemos desarrollar la vocación de liderar el futuro, el cual no es mañana. ¡Ya está aquí!

Esa es una de mis grandes angustias como educador.

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