LAS MATEMÀTICAS DE DIOS.

 

                   ¿DIOS ES MATEMÀTICO?



“Yo no estudio para saber más, sino para ignorar menos”

Sor Juana Inés de la Cruz.

 A propósito de una lectura de hoy, que me llegó por Facebook de la página DISIDENTIA, cuyo título es “LAS MATEMÀTICAS. DISCRIMINATORIAS Y SUPREMACISTAS”

“Recientemente el departamento de educación del Estado de Oregón ha establecido uno nuevo curso para la formación de los docentes de escuela primaria y secundaria. El curso en cuestión tiene por título “un camino para la enseñanza de las matemáticas en equidad”. El lanzamiento del curso formativo se enmarca dentro del conjunto de actividades promovidas por el Estado de Oregón dentro de lo que denomina «mes de la historia negra», que se viene desarrollando durante el mes de febrero desde hace ya varios años”.

“La filosofía educativa que subyace al curso es que los estudios de matemáticas, tal y como están diseñados curricularmente, conducen a una discriminación de las minorías raciales, especialmente de los hispanos y de los “afro-americanos”. Puede parecer chocante que el teorema de Pitágoras, la transformada de Laplace, el binomio de Newton o el teorema de Rolle tengan algo que ver con discriminaciones raciones o que sean expresión del supremacismo blanco en la educación que supuestamente el curso sobre equidad en las matemáticas quiere combatir.” Es el colmo de esta tendencia que asume unas imposturas intelectuales como verdades absolutas. Un disparate total al cual opongo, por terco, la lectura de un texto maravilloso, lleno de optimismo y belleza ¿DIOS ES MATEMÀTICO? del astrofísico israelí- estadounidense   MARIO LIVIO (Descargable en PDF) "En este texto el autor se cuestiona sobre el papel de la aritmética y el cálculo a través de la historia y las posibles conexiones entre patrones difíciles de comprender. En sus propias palabras, no existe otro argumento para justificar por qué “una disciplina tan aparentemente abstracta es capaz de explicar de una forma tan perfecta el mundo natural”.

                                                   El  astrofísico Mario Livio 

Después de concluir la lectura de este texto, me he convencido de que Dios es matemático. Dios es perfecto, su creación es armónica y series numéricas resultan visibles aún en los más insignificantes elementos de todo cuanto nos rodea. Parece que el mundo se empeña en seguir los mismos patrones dictados por el gran arquitecto en formas que respetan la ley natural. Solo de esta manera podemos explicar la causa por la cual estas ecuaciones funcionan siempre y la complejidad de abstractas fórmulas se convierten en la respuesta a preguntas de un mundo tangible.



No es necesario divagar en indescifrables ecuaciones para observar la perfección de la matemática divina en nuestro diario vivir. Basta la similitud de los caracoles que se parecen a las galaxias, a los huracanes o incluso a la forma media de nuestro oído, o la razón por la cual los pétalos de las margaritas, las escamas de las piñas, los botones de los girasoles, los espirales de las conchas del nautilus o la extensión de los huesos de la mano humana, se presentan siempre en series de números Fibonacci (1,2,3,5,8,13,21,34,55,89…)



Lo propio ocurre con el número p (3,141592…), que corresponde a la relación entre la longitud de una circunferencia y su diámetro, donde sus números decimales continúan hasta el infinito sin seguir un patrón repetitivo. Este número se presenta de manera recurrente en varios elementos de la vida diaria. Por ejemplo, se calcula que la probabilidad de que suceda un evento entre dos variables que guardan simetría entre si es de, lo que equivale a un 64%, sin importar el número de iteraciones que se presenten. Igual ocurre con los causes de los afluentes en los cuales la longitud del río que fluctúa por las cordilleras se puede hallar multiplicando su distancia por. Esta notación se utiliza en modelos de ondas, la luz, el sonido, la música, los colores del arcoíris, en la probabilidad de crecimiento de las frutas, la altura de las montañas, los sonidos de los instrumentos o la rotación de los planteas.



La conclusión que me ha dejado la obra de Mario Livio es demoledora. Complejas ecuaciones matemáticas se han grabado en las leyes de la física, el tiempo y las ondas electromagnéticas desde el origen del universo. Las matemáticas no se inventan, se descubren. Han estado allí desde el origen y permanecerán inmutables eternamente. A estos postulados estamos todos obligados como productos subyacentes de unos elementos primigenios que se conocen a través de fórmulas algebraicas.



La naturaleza no se creó por azar. Esta perfección en la repetición de las mismas reglas numéricas en toda la extensión de universo, no se originó como casualidad del destino ni por una eventualidad fortuita del tiempo. Solo la voluntad creadora de Dios pudo determinar la perfección de su resultado y para lograrlo no cabe duda de que Dios debe ser matemático.

 

Números de Fibonacci. Son los números que conforman la sucesión de Fibonacci. Una sucesión de números muy conocida y usada en matemáticas .Siendo el constructor inicial de una forma clásica, Leonardo de Pisa, más conocido como Fibonacci.



Mario Livio (Rumanía, 1945) es astrofísico y miembro del Space Telescope Science Institute, organismo encargado de operar el telescopio Hubble. Es autor de La proporción áurea, un libro que, además de haber sido un éxito en todo el mundo, le proporcionó el premio Pitagoras y el Peano. También ha escrito los libros ¿Es Dios un matemático? y La ecuación jamás resuelta, todos ellos publicados en Ari



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