LA
DECADENCIA.
José Rafael Pocaterra preso en la cárcel de la Rotunda caraqueña, en
pedazos de papel de estraza que le llegaba clandestinamente, escribió un libro
demoledor (Memorias de un Venezolano de la Decadencia) sobre la nefasta dictadura
de Juan Vicente Gómez. Un libro que debe estar en la biblioteca de todo
venezolano. Un libro para leer en la hora aciaga que padecemos.
En la
presentación que hace Pocaterra de la edición de sus “Memorias de un venezolano
de la decadencia”, realiza este exhorto que en nada pierde vigencia:
“Juventud que va a cruzar la
arcada de los veinte años; reserva sagrada; fuerza única de renovación y de
purificaciones: quiera Dios que cuando el hombre que escribió estas páginas no
sea ya sino un puñado de ceniza en la huesa de una tierra extranjera, ellas os
sirvan de escarmiento y de enseñanza y puedan vivir en vuestro recuerdo, no
como venganza de estos malhechores ni de sus cómplices —cuyos nombres irán a
borrarse piadosamente en el tiempo— sino como testimonio tristísimo de que una
generación que se deja sacrificar en silencio merece el exilio, la muerte, la
injusticia, el olvido de este grande anónimo que amortaja cuatro lustros de
historia”. J.R. Pocaterra.
“Momentos de encumbramiento de la maldad ha
padecido Venezuela en diversos momentos de su historia, pero creo que nunca con
tal grado de elaboración y de cinismo se había planificado una destrucción tan
extrema del alma nacional y de la convivencia espiritual de los pobladores de
esta tierra, una desorganización demasiado bien organizada, como para que sea
obra solo de la incapacidad. Bien es cierto que la guerra de Independencia fue
atroz, como lo fueron también nuestras confrontaciones civiles; rudas también
fueron las dictaduras llenas de cárceles, grillos y torturas, pero nadie
imaginó que en el tiempo de mayor abundancia económica de nuestra historia,
cuando el bienestar colectivo parecía ineludible, los venezolanos estuviésemos
al borde de un colapso de tal magnitud, como si fuese ejecutado por enemigos de
nuestra población, como si las siete plagas de Egipto hubiesen caído sobre
nosotros para aniquilarnos. “Laureano
Márquez”.
La cárcel de la Rotunda en Caracas
En el año 1998 los partidos políticos venezolanos se hundieron en sus
contradicciones, la corrupción había hecho metástasis y Hugo Chávez terminó de
demoler sus cimientos. Sin partido, con el apoyo militar y de un pueblo cansado
barrio del mapa a los elefantes del sistema político venezolano. Han pasado más
de veinte años los partidos y sus líderes no han logrado recuperarse. Ya la
decadencia tocó al partido oficial el PSUV y sus satélites, solo los mantiene
el cordón umbilical del poder político y el hambre que padece el pueblo.
El 80% de los venezolanos ya no cree
ni en el régimen, ni en la oposición, por eso estamos sumergidos en el
inmovilismo, ni avanzamos, ni encontramos forma de superar este accidente de
nuestra historia.
Lo que ha hecho el chavismo y su
aberrante continuismo llamado el madurismo es crear un sistema de guerra soterrada,
de persecución a los factores opositores, han penetrado las deshechas estructuras
de los partidos, han cooptado liderazgos y por último se han apoderado de los
viejos cascarones para crear una aparente legitimidad, lo cual en el fondo no
es más que una derivación de un sistema perverso de convivencia entre el régimen
y algunos factores opositores.
La decadencia fagocitó a la política y a los partidos y se han entregado a
un proceso de cohabitación, régimen y seudo oposición, que permite algunos
espacios regionales y locales a cambio de un statu quo vergonzoso. No les queda
otra alternativa, Maduro y sus militares necesitan dar muestras de “amplitud democrática”
para lograr frenar las sanciones internacionales y factores opositores saben
que no pueden salir del régimen y solo les queda servirle a cambio de algo,
aunque sean pellejos.
Vivimos el ocaso de los partidos políticos, ya ninguno tiene la fuerza de
vender esperanzas, el país está cansado de fracasos, de la forma como el régimen
maneja el país y de la manera de hacer una tosca oposición.
Los partidos opositores viven su propia desesperanza, con el cinismo de
algunos liderazgos enquistados por años. No tienen la fuerza que transmite el
pueblo, ya nadie cree en sus promesas. Los partidos que son el instrumento básico
del sistema democrático se han convertido en logias de fracasados, El `régimen no
tiene partido, solo vive de la represión militar y del hambre, millones de
chavistas están hoy en los semáforos de los países vecinos viviendo de la
caridad pública. Jamás en la historia se había visto un fracaso de esa dimensión.
Cuba nunca tuvo petróleo. Venezuela se hundió en la miseria con las mayores
reservas petroleras del mundo occidental. Es la miseria lo único que pueden
exhibir como un logro socialista.
El chavismo se nutrió del desencanto adeco y copeyano, trató de satisfacer
las expectativas mientras la renta petrolera lo permitió, a partir del 2013, la
renta se hundió, la corrupción se multiplicó y la nación perdió el rumbo
definitivamente. El pueblo venezolano está huérfano y sin un rumbo claro. No
hay líderes de la talla de los fundadores de la democracia representativa. La revolución
no fue maneja por el proletariado, todo salió del lumpen convertido en líder
que llevó al país al caos de hoy. Venezuela es una nación secuestrada por
delincuentes civiles y uniformados. Eso es hoy el país.
Qué podemos hacer para superar este duro momento. La decadencia no es la
primera vez que domina el panorama venezolano, pero jamás se había producido
una sequía de la renta petrolera, jamás ningún gobierno fue tan corrupto y
dañino y siempre tuvimos liderazgos esperanzadores. Hoy estamos en la inopia
moral, al borde de convertirnos en un Estado fallido, una nación fracasada.
Apenas se sienten los latidos del corazón de la patria. El mal manejo del petróleo
y su renta nos arruinó. En el panorama hay individualidades que mantienen una
luz en la oscuridad, pero no hay organización, ni articulación de un plan para
salir del régimen. Ahora dependemos de la política de los EE. UU, de Rusia, de
China, de Irán o de Europa perdimos nuestra soberanía, tal como perdimos el
territorio en reclamación del Esequibo.
Una crisis de esta dimensión requiere de medidas extraordinarias, y de gente
maravillosa, el grave problema es quiénes asumen esa responsabilidad cuando los
partidos políticos están en decadencia total y sus líderes confían más en las
medidas que se tomen en otros países. Solo esperan una señal para actuar, no
tienen autonomía, es un mal de todos, dejamos de ser venezolanos, nos
convertimos en marionetas.
El sistema político venezolano ha experimentado una concentración de poder,
estamos bajo un sistema dictatorial, brutal, torturador y violador de los DD.
HH que aspira consolidar el totalitarismo con los cubanos. Un solo país Cuba y Venezuela.
El liderazgo opositor agoniza. Los
partidos y el liderazgo están en decadencia total, con un país en banca rota y
entregado.
No es el fin estoy seguro, creo que hay reservas morales
que tendrán que dar un paso al frente. La historia no termina con el chavismo,
hay capítulos por escribir.
yo lei "3 veces" este libro , "MEMORIAS DE UN VENEZOLANO EN LA DECADENCIA", de el gran escritor VENEZOLANO y torturado, en la carcel de LA ROTUNDA: "JOSE RAFAEL POCATERRA" de VALENCIA· Es bien "fuerte este libro de POCATERRA. Uno de los grandes valores Venezolano.
ResponderEliminarGracias por su comentario. El libro de Pocaterra debemos leerlo todos los venezolanos para conocer la historia real.
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