LOS DESPRECIABLES.
El historiador Don Augusto Mijares afirmaba en uno de sus ensayos: “En Venezuela algunos gobiernos han sido tan despreciables que lo único interesante en ellos es la anécdota”. Diosdado Cabello acaba de ganarse un lugar de honor en la galería de los DESPRECIABLES.
Hay gobernantes que dejan una huella que los caracteriza para la historia,
por ejemplo, en las obras públicas, la educación, la salud, los gobiernos se
juzgan por sus realizaciones, por sus obras. Hay unos gobernantes tan inútiles
al progreso que solo dejan chistes de mal gusto, ofensas a la dignidad,
dislates en el uso de la lengua, ausencia total de inteligencia y hay los
peores gobernantes, aquellos que empobrecen y destruyen todo lo que tocan, los
Midas a la inversa que solo dejan odio, miseria, división, dolor y muerte a su
paso.
Cuando una nación se equivoca y escoge a los peores para gobernar evidencia
un mal uso del sistema democrático por ausencia de cultura política. Las
democracias funcionan en la medida que los pueblos no necesitan vender su voto,
ni entregar su soberanía por un bono, una caja de comida o una oferta engañosa.
Un pueblo hambriento y miserable es fácilmente manipulable, lo mismo es con una
arepa, un plato de comida, que con una caja de alimentos subsidiados. La
manipulación consiste en aprovecharse el hambre con una mortadela o una bombona
de gas, para ganar apoyos, votos, eso es lo más despreciable de la política
venezolana. Lo peor usar el hambre como presión
para obligar a ejercer un derecho conculcado por el régimen. Todo lo que tocan
lo prostituyen, No hay una plaga más dañina que el chavismo madurismo.
Ya no se habla de proyectos, ni planes con grandeza, ni hay interés en
ganarse al elector con una promesa demagógica y populista, ya eso dejó de
funcionar, nadie cree en la palabra de los políticos en campaña electoral, todo
el mundo sabe que mienten. Ahora se apela al hambre, es la motivación electoral,
sin la ayuda del Estado no se puede sobrevivir. La campaña tiene como la gran motivación
del elector LLENARLE LA PANZA O NO PERMITIRLE COMER, SINO HACE QUE LO QUE SE
ORDENA.
Ellos han implantado la sociedad del
hambre, donde todo se limita a buscar la comida para satisfacer la más
elemental de las necesidades. Con hambre no hay tiempo para leer, ni para la
cultura, ni para disfrutar de la sana recreación, hemos llegado a lo más bajo,
pero todavía no hemos tocado fondo en el desfile de miseria que hemos alcanzado.
Ya los ancianos se mueren inanición, quién vive con una pensión de menos de un
dólar mensual, eso es simplemente genocidio, sin cámara de gas. No hay Estado
que cumpla sus deberes, eso esta Estado fallido, no hay gobierno que solucione los problemas que
debe resolver, al contrario, son gobiernos maulas, causantes de nuevas
tragedias. Ya no hay gasolina, ni gas, ni electricidad, ni agua, sin haber
pasado por una guerra civil, sin un terremoto o un tsunami somos apenas un
campamento de sobrevivientes en medio de la nada, con unos delincuentes en el
poder, empeñados en continuar eternamente y no escatiman en tortura, muerte o
el uso horroroso de los tribunales. Lo mismo se regala una mortadela o un pollo,
que se regaña y amenaza con hambre a quien no se someta.
Si bien es cierto que nuestra democracia de
los 40 años del civismo estaba llena de desencantos y para muchos era un cascarón vacío, también es cierto que los partidos habían perdido el vigor, la
fuerza y esplendor de otras épocas duras, como la resistencia a la dictadura de
MPJ. Solo se necesitaba aplicar correctivos, ajustes, mejorar, no aplicar una
política de tierra arrasada tal como la hemos vivido por 21 años. Los partidos
hoy, no solo perdieron el brillo se han convertido en discapacitados crónicos,
incapaces de cumplir sus metas de liberación del pueblo venezolano. Los
partidos han terminados divididos, hipotecados y entregados al poder del
régimen y sin partidos fuertes no hay democracia, Unos partidos divididos donde
se entronizan camarillas de corruptos que solo esperan una señal o un guiño del
régimen para arrodillarse a cambio de mendrugos de poder. El sistema político descompuesto ha permeado
a la oposición y nos encontramos con actitudes despreciables, colaborativas y
dispuestas a cohabitar con el régimen.
En Venezuela lo grave no es que se haya destruido la economía, eso es
recuperable, lo peor es la destrucción del tejido social y la pérdida de la
dignidad colectiva. Lo que hemos visto y oído de parte del Diosdado marcan
definitivamente la política de exterminio por hambre de la población más vulnerable,
ya es el 95% de la población venezolana.
Hay que colocar la dignidad en su justo lugar, pero necesitamos mucha
pedagogía política y es tan escasa como la comida. Es triste comprobar las
peleas a muerte por desacuerdos de tercer orden, si se vota o no. Eso no es lo
fundamental y un líder opositor que no lo entienda, no sabe dónde está parado,
ni conoce la naturaleza perversa del régimen. NO VIVIMOS EN UNA DEMOCRACIA.
Esto es esclavitud, explotación de las necesidades primarias, bajeza moral,
actitud de delincuentes políticos. Es la filosofía del mafioso, del traficante,
del sicario.
Definitivamente vivimos el peor momento de nuestra historia, pero lo vamos
a superar y dentro de unos años la política de los despreciables del régimen y
de los opositores arrodillados será un triste recuerdo de algo que jamás debió
ocurrir.
Por ahora el castigo es no asistir a
la parodia electoral, dejarlos solos y desesperados mascullando sus miserias.
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