HASTA LA MENTE NOS HACE TRAMPAS.

 

NO CONFUNDAS LA RESILIENCIA CON LA RESIGNACIÒN, NI CON TRAMPAS QUE NO TIENDE LA MENTE.



La resiliencia es la capacidad que tiene una persona o un grupo de recuperarse frente a la adversidad para seguir proyectando el futuro. En ocasiones, las circunstancias difíciles o los traumas permiten desarrollar recursos que se encontraban latentes y que el individuo desconocía hasta el momento.

En un estudio realizado por la Universidad de Pensilvania sobre la resiliencia encontraron que las personas a veces crean historias en la mente, muchas de ellas no son historias positivas, sino más bien unas caóticas y hasta catastróficas. A esto los investigadores les han dado el nombre de “trampas mentales”, Lo que popularmente se conoce como “rollos mentales”, una historia que solo existe en la cabeza, pero se convierte en una realidad subjetiva que genera ansiedad, sufrimiento y dolor. Un estrés que daña la salud por algo que solo existe en la mente. Es adelantarse a los acontecimientos y pensar en una historia trágica que intoxica.



 Los expertos clasifican estas trampas mentales:

 La primera es la TRAMPA DEL YO. La persona que padece de esta trampa piensa que todo lo malo que ocurre tiene que ver con ella. Es una creencia muy antigua que procura dar explicación a los hechos partiendo de una “mala suerte” que persigue a la persona. Estas “salado”, “empavado” e incluso para muchos “embrujados “o está pagando un karma por una vida pasada. Cree que la vida y sus acontecimientos buenos o malos pueden ser manejados por fuerzas sobrenaturales y males “puestos” o “echados”. Frases como “siempre me pasa esto a mí” o “por qué me pasa esto si yo soy tan bueno” son frases típicas de esta trampa mental. La gente confía en descripciones de su personalidad, creyendo que fueron hechas especialmente para ellos y provienen de fuente fiables. En realidad, las personas suelen creer en las generalizaciones, a menudo válidas para cualquier individuo. Buen ejemplo de ello son los horóscopos o la quiromancia. La culpa constante hacia sí mismo le crea estrés y viven en la superstición.



A la segunda le han dado el nombre de “los otros”. Ocurre cuando siempre son los demás los que tienen la culpa de todo lo negativo que acontece en la vida de las personas. Normalmente va acompañada con la palabra “es que”, “es que el Gobierno”, “es que el jefe”, es el tiempo, es la iguana “es que el profe me tiene tirria”, “es que mi esposo no me comprende”. Dar excusas y no asumir la responsabilidad de las acciones genera una pérdida de propósito en cada labor. Es muy común entre los políticos, más por manipulación que por trampa mental.

A la tercera se le conoce como la impotencia. Es una trampa mental que hace sentir a la persona sin fuerza ni destreza suficiente para poder salir del problema en el que se encuentra. La sensación que genera es de “esto es más grande que yo mismo”, lo que genera ansiedad y estrés. No se siente con la capacidad de resolver sus problemas y los va dejando de lado sin afrontarlos y los acumula hasta que estallan.     La procrastinación es la tendencia a posponer los asuntos importantes y urgentes. La procrastinación se manifiesta en el hecho de que una persona, aun siendo consciente de la necesidad de hacer algo importante, lo ignora y distrae su atención con cosas menos relevantes y más agradables.



La cuarta, es la que se conoce como catastrófica. La mente se convierte en dispersa y caótica, conectando hechos y situaciones que no tienen nada que ver el uno con el otro. Ejemplo, a una persona le da tos. Busca en internet síntomas de covid-19. De acuerdo con la búsqueda no solo puede tener Covid sino 18 otras patologías, todas las cuales empieza a sentir en su cuerpo. En cuestión de segundos está elaborando el testamento y organizando todo para partir al otro mundo. Nuevamente trae como consecuencia estrés.

 Para combatir las trampas mentales es necesario tener en la vida una actitud positiva de optimismo, aplicar el conocimiento de si mismo y tratar de contrarrestar los pensamientos negativos. No hay que actuar en base a prejuicios que nos llevan a deducciones y conclusiones equivocadas. No hay que adelantarse a los acontecimientos. Es importante siempre tener un plan B o buscar alternativas de solución. No dejarse manipular por personajes tóxicos.



. Las personas resilientes son aquellas que ponen en práctica estas herramientas para convertir las trampas mentales en historias magníficas a ser contadas, para motivar e inspirar al cambio positivo.

 

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