¡QUE GOBIERNEN LAS PUTAS
QUE A LOS HIJOS YA LOS CONOCEMOS!!
¡Déjeme morir en paz!
Sebastián Francisco de Miranda, el caraqueño más universal, el
generalísimo de la revolución francesa, el padre de la Independencia de la
América Hispana. Hijo de un español nacido en las Islas
Canarias, llegó a la metrópolis con veinte años para ingresar en
el Ejército. Donde alcanzó el empleo de coronel tras
una brillante carrera. Perseguido por la Inquisición se
vio obligado a huir a Estados Unidos primero y a Francia después.
Frecuentó a George Washington, Napoleón
Bonaparte, Wellington, La Fayette, Federico
II de Prusia y Potemkim, entre otros. Y
participó en la Revolución francesa. Fue mariscal del
Ejército galo y comandante en jefe del belga. Y su nombre se
encuentra inscrito en el Arco del Triunfo entre los
558 gloriosos generales del Primer Imperio.
(Nombre de Francisco de Miranda en el Arco de Triunfo.)
Don Francisco de
Miranda es un personaje de otra dimensión, quizás poco estudiado y conocido, un
guerrero que recibe de Napoleón Bonaparte un elogio único, escrito en sus
memorias: Anoche cené en casa de
un hombre verdaderamente extraordinario (…) Es un don Quijote, con la
diferencia de que no está loco (…) En el corazón del general Miranda arde el
fuego sagrado”.
En julio de 1812, el joven coronel Bolívar y otros jóvenes
militares pusieron preso a Miranda. “Bochinche, bochinche, esta gente no
sabe hacer sino bochinche”, fue el comentario al momento de su detención
Había sido
encarcelado en la Carraca, después de su detención en La Guaira y su
paso por Puerto Cabello, San Juan de Puerto Rico hasta llegar a Cádiz. Pasado
un tiempo Miranda había encontrado la forma de obtener la libertad
sobornando a los carceleros con un millar de libras esterlinas y éstos lo
dejaban escaparse. Don Francisco tenía el dinero, pero se lo
había enviado a la casa comercial "Robertson Belt and
Company". No obstante, la casa comercial que hacía de banco, no quería
tener ninguna relación con el revolucionario preso por el Estado español,
parece que querían quedarse con el dinero de Miranda.
El prisionero decide ponerse en contacto con
Peter Tumbull, hijo de su gran amigo John Tumbull, pero tampoco le hizo la
diligencia con prontitud y cuando llegó el dinero solo fue la mitad de lo que
necesitaba para sobornar a los guardias.
Miranda fue victima de un juego miserable con
su dinero, nunca le llegó lo que realmente necesitaba para coronar su huida.
A principios de 1816, el Precursor logró con
algunas artimañas reunir el dinero que necesitaba para obtener su libertad. Envía
una carta e Peter Tumbull anunciándole su “salida” de la cárcel, lo cual se
concretaría a finales de marzo. Pero los guardias ahora solicitaban otros 300
pesos que no estaban previstos, se ve obligado a solicitar nuevamente el
auxilio de Peter para que le facilite esa suma a través de la señora Antonia Solís,
pero como ya era su costumbre Peter de nuevo se toma su tiempo para responder la
petición.
En esta demora, el 25 de marzo de 1816 sufre
un derrame cerebral (ACV), el cual lo paraliza parcialmente. Pasaron los días y
se empeoraba su salud. Tenía fiebre, vómitos, fuertes dolores de cabeza,
`síntomas del tifus. Es enviado a la enfermería de la prisión, donde se le
permite que Pedro Morán, su criado de confianza lo atendiera. Según cuenta la
historia de los últimos momentos en la vida de Don Francisco de Miranda, hubo
un fraile dominico Albar Sánchez que nunca se separó del lecho de enfermo del Generalísimo:
La Iglesia y el Estado español, no podían dejar escapar a un hombre que se
atrevió a desafiar el poder de la monarquía.
El fraile no dejaba de presionar a Miranda
para que se confesara y se arrepintiera de sus pecados, para salvar su alma.
Pero mientras Don Francisco tuvo uso de razón rechazó los consejos del fraile y
le dijo:” Que gobiernen las putas que a los hijos ya los conocemos.
Déjeme morir en Paz. Según testimonio de Pedro Morín su criado.
Fuentes: Artículo de la Fundación Museo Naval.
Fermìn Goñi. "LA INCREIBLE HISTORIA DE FRANCISCO DE MIRANDA"
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