"LOS
JURISTAS DEL HORROR"
(EL TSJ)
Los
"juristas del horror" del TSJ con sus sentencias al servicio del régimen,
obligan a los estudiosos del derecho a replantearse su utilidad y la existencia
misma de la justicia. Históricamente se sabe que la justicia no es un
conocimiento científico, sino consecuencia arbitraria, esto es, que las
cuestiones se deciden interpretando las leyes conforme el criterio del juez o
de las partes que acuden al litigio. Cuando un juez o una Corte no decide en función
de la justicia, dándole a quién lo que le corresponde, sino que la ciega
justicia, sin el menor pudor, se quita el pañuelo que tapa sus ojos y toma sus
decisiones inclinado la balanza a favor de quien detenta el poder, bien sea político
o económico Ya no hay el llamado Estado de Derecho, no hay garantías, ni hay
justicia. Simplemente se usan las togas para servir al poder.
LOS
JURISTAS DEL HORROR de un libro escrito en alemán por Ingo Müller*, profesor de
derecho y funcionario del Departamento de Justicia de Bremen, Alemania. Los
juristas del horror, relata desde una perspectiva histórica, más que jurídica,
la politización absoluta del sistema de justicia alemán, hasta el extremo de
convertirse en un apéndice del nacionalsocialismo y, como tal, instrumento
eficaz de las atrocidades nazi.
ESTE
ABOMINABLE USO DEL DERECHO que hoy hace el TSJ de Venezuela tiene su
antecedente en la dominación del nacionalsocialismo de toda la justicia
alemana. Todos los crímenes de Hitler fueron LEGALES, las cámaras de gas, la
muerte de 6 millones de judíos, la persecución y la muerte de millones, todo contó
con la bendición de los jueces de la Alemania Nazi, quienes interpretaban el
derecho y lo aplicaban a gusto del dictador del Tercer Reich. No hay mucha
diferencia con el TSJ madurista, ni con los tribunales venezolanos
Los
jueces alemanes de aquellos años legalizaron un estado policial donde la
Gestapo y las SS tenían su justificación legal perfecta para encarcelar a
diestra y siniestra y así acabar con todo lo que fuese una amenaza para el
Estado. Y el Estado era el Führer. El presunto interés del Estado estaba por
encima del Derecho. De ahí que servía para justificar canciones antisemitas
entonadas por las fuerzas armadas, o los insultos de los líderes políticos
contra la oposición, todo lo cual estaba en buena medida sustentado en el
último capítulo de Mein Kampf (Mi lucha).
Los
totalitarismos son iguales abrevan en las mismas aguas, lo mismo el socialismo
del siglo XXI, que el nazismo, el castrismo o el fascismo.
Aquellos
jueces del horror fueron condenados por el tribunal de Nuremberg, unos a
muerte, otros a largas prisiones. Podemos estar seguros que este TSJ correrá el
mismo destino. La verdadera justicia tarda, pero llega.
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