Es preferible el purgatorio que el infierno.


EL EFECTO MANADA O EFECTO BANDWAGON.


Los ojos de los demás son nuestras cárceles, sus pensamientos nuestras jaulas.”   Virginia Woolf  

 Un día un vecino de la cuadra tomó la decisión de emigrar, sin saber para dónde, ni para qué, solo el instinto le decía que huyendo del país podía estar mejor y lo hizo, los amigos se enteran y a los pocos días se empieza a producir un fenómeno masivo de desplazamiento humano y millones empezaron a pasar las fronteras. El rumor era que hasta pidiendo limosnas se podía vivir mejor que su propio país. No importaba caminar miles de kilómetros bajo el sol, la lluvia y el frío, los esperaba una tierra prometida, una ilusión de vida. Si todos van en esa dirección es porque es bueno para mí.
La conducta que acabamos de describir es un claro ejemplo del efecto bandwagon, también conocido como “efecto manada” o el “efecto de la moda”.

¿Por qué todos se quieren montar el carro de la banda (Bandwagon)?
 La necesidad de formar parte del grupo hace que nuestra conducta se adapte al grupo mayoritario. Aquello de: “A dónde va Vicente a donde va la gente”

Para eso son las encuestas, para eso es la publicidad, la manipulación de conductas que nada tienen que ver con los valores de cada quien, al final se impone el efecto manada.
 Todo viene al caso porque tengo la impresión que los venezolanos nos hemos contagiado del inmovilismo y la pusilanimidad, hemos perdido el fuelle que da oxígeno a la protesta ciudadana, nos vamos acostumbrando poco a poco a una anormalidad que se hace normal y nos hemos refugiado en la manada para tratar de evitar ser devorados por los lobos rojos. No es nada fácil reinventarse individualmente en una sociedad caotizada, al final, aunque no nos gusta aceptamos que se dolarice la economía de la peor forma, aceptamos como mal menor los bodegones dolarizados que mantienen una burbuja de falsa normalidad, estamos dispuestos a pagar la gasolina en dólares, pero que se consiga en la estación de servicio y que no se hagan colas. Todo es un condicionamiento que nos coloca en el infierno, pero nos abre la puerta del purgatorio y eso nos hace felices. En política ya no importa mucho quien llegue al poder si nos quita a Maduro de encima, es salir del infierno para llegar al purgatorio Como dijo alguien: “Nos quiebran las piernas para que tengamos que agradecer las muletas”.

 Vivimos en la incertidumbre en todo, no hay certeza de nada, sabemos lo que pasa hoy, pero no tenemos claridad con el futuro. Esa incertidumbre hace que el ser humano se refugie en la manada esperando una respuesta, buscando una orientación, defendiéndose de los depredadores. La manada de la misma manera como huye puede atacar si tiene los incentivos necesarios, ya lo vemos en las manifestaciones que hoy se han puesto de moda en todas partes. Veremos cuál es el incentivo que nos pueda producir un cambio de dirección.


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