CUANDO LA CRISIS ES ETERNA.
EL VIRUS SOLO ES “UNA PINTA MÀS PARA EL TIGRE”.
Venezuela tiene ya más de 10 años en una crisis permanente,
término que es un oxímoron
ya que, en el sentido etimológico, la crisis es, por naturaleza, excepcional y
temporal, y constituye una oportunidad de superación para originar un mejor
estado de cosas. Es una crisis permanente inducida Es como una terapia intensiva para
alcanzar un objetivo, que no es la sanación de la nación, sino el control
político social. Lo cual se ha logrado con un aberrante empobrecimiento de la población que
ha generado una INEQUIDAD total en que solo un 5% de la población puede gozar
de todos los privilegios del bienestar, por la sencilla razón de tener una
disposición de dólares que le permite comprar lo que necesita o se antoja y un
95% que solo dispone de bolívares devaluados a los que se le ha expropiado todo
su valor y les obliga a sobrevivir en
una pobreza creciente. La pandemia del corona virus solo agrava una situación
de crisis a la que ha sido sometida la población venezolana desde hace algunos
años. El venezolano está acostumbrado a convivir con la muerte en unos
hospitales que por pura desidia y corrupción están desmantelados, El toque de
queda lo impone el hampa en todo el territorio. El desempleo ya es crónico, la
quiebra de empresas es cotidiana, de unas 20.000 que había en 1998, hoy apenas
2.000 trabajando a un 20% de su capacidad, sometidas a las más crueles
presiones de parte de los funcionarios controladores de los entes del Estado.
Para el régimen que
controla el poder en Venezuela la crisis no se debe, ni se puede resolver, por
ejemplo la degradación salarial es fundamental para mantener a la gente en la
pobreza dependiendo del auxilio alimentario (cajas CLAP) y de los bonos
miserables que otorga Maduro, de acuerdo a su pobre criterio, pero con un profundo
contenido político discriminatorio al exigir la filiación (Carnet de la patria)
a las políticas aplicadas por el régimen y su “buen” comportamiento , libre de
protestas. Ya no se pide estar inscritos en un partido oficialista, sino
someterse al control, del carnet de la patria y al buen informe de los consejos
comunales. Todo el procedimiento con el fin de lograr una bocanada de
legitimidad aparente, en un apoyo forzado de acuerdo al grado de necesidad para
sobrevivir que tenga el portador del carnet, quien puede no estar de acuerdo
con esa filiación, pero la necesidad lo obliga a bajar la cabeza y tragarse el
orgullo, es un amansamiento que convierte a las personas en súbditos.
La desaceleración
económica que empieza a padecer el mundo, ya tiene en Venezuela vieja data,
aunque en los últimos tres años se acabaron las colas de vehículos y las
trancas en las grandes ciudades, se redujo el consumo de gasolina en más de
50%, lo que implica menos contaminación atmosférica. El consumo de energía
eléctrica se redujo en un 60%, los grandes consumidores como la Siderúrgicas y
las grandes empresas cerraron, el consumo de gas se redujo en 65%, hoy amplios
sectores de la población cocinan con leña, lo cual es anti ecológico y daña los
pulmones de quienes tienen que respirar el humo.
La agencia espacial estadounidense (NASA) dijo que nunca se había visto
una caída tan dramática en la contaminación de un área tan vasta de nuestro
globo terráqueo como en las últimas semanas de paralización. Desde hace unos
tres años las mañanas caraqueñas se ven con hermoso color de transparencia por
la poca afluencia de vehículos contaminantes ¿Será acaso que es necesario
destruir la economía para mejorar el ambiente y evitar una catástrofe ecológica
mundial? El virus obligó a la paralización por la masiva destrucción de la vida
humana y las políticas aplicadas en Venezuela por devastación económica y de la
calidad de vida también tiene el mismo
efecto POSITIVO para la naturaleza.
Se sabe que, para
controlar efectivamente la pandemia, China ha implementado métodos de represión
y vigilancia particularmente estrictos. Cada vez es más evidente que las
medidas han sido efectivas. En Venezuela
la represión, el toque de queda, el abuso policial es casi normal, pero a
diferencia de los chinos somos un pueblo muy indisciplinado, pero hasta ahora
la pandemia no ha causado los estragos que, en otras latitudes, la explicación
es simple, no es la efectividad de las medidas, es el aislamiento a que está
sometida Venezuela desde hace unos tres años. Casi no tocan vuelos
internacionales, con excepción de China, Irán, Rusia, los aviones para uso de
los personeros del régimen y sus afiliados. El aislamiento ayuda a frenar la contaminación,
pero destruye la economía, eso lo experimenta Venezuela desde hace años.
El venezolano ya esta
a costumbrado a vivir en una economía de guerra, a sobrevivir, está sometido a
un toque de queda impuesto por el hampa, a la anarquía de la sociedad, a los
malos servicios públicos, la falta de transporte, a la escasez de todo, incluso
de la gasolina, a los malos salarios, a la inflación, a la especulación, a las mentiras
y manipulaciones, a los hospitales destruidos, pero lo más grave es que se está
acostumbrando a convivir con la desesperanza Las novedades que trae el corna
virus para el mundo son costumbres nacionales
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