El Señor Rivero.
![]() |
Don Ramòn Armando Rivero y Manuel V. Monasterios G: Año 1971 Centro Profesional de Cùa. |
Cuando llegamos a Cùa en 1959, mi
padre electo concejal y primer presidente del Concejo Municipal de Cùa,durante el perìodo democràtico, conocí
a un señor quien era lo que llamaban en aquellos años, un “come candela” Un
adeco que venía de hacer resistencia la dictadura perezjimenista, estaba al
lado de los llamados agraristas que respaldaban al líder campesino Ramón
Quijada, quien pregonaba una Reforma Agraria radical y de izquierda. Lo recuerdo encabezando manifestaciones y las
invasiones a las haciendas El Yagual, propiedad de del señor Pinto Salvatierra
y San Antonio o la Morantera, propiedad el señor Rafael Morantes. Rivero
formaba parte de poderoso Buró Agrario de A.D.
Ramón Armando Rivero nació
en Cùa en 1914, hijo natural de Tobías Rodríguez Lugo, hermano del escritor Ramón
Armando Rodríguez Lugo. Ilustre familia cueña de raigambre militar en las
guerras de Independencia y Federal
Ramón Armando era un
hombre de principios, pero ya había formado familia con Doña Lourdes de familia
sancasimireña y necesitaba mejores ingresos para una familia que crecía. Seguía
con sus inquietudes políticas y se hace militante del grupo ARS que termina en una
división de AD con una AD. Gobierno y una A.D. Oposición encabezada por el
dirigente Raúl Ramos Giménez.
Pierden las elecciones los adecos opositores. A.D recupera el
color blanco del partido Ramón Armando empieza trabajar en un proyecto de la Iglesia
católica promovido por los padres de la Misión Diocesana de los vascos: El
Centro Profesional de Cùa, ubicado en Cujicito.
![]() |
Centro de Formaciòn Profesional 1969. |
Ingreso a trabajar en
esa institución en el mes de enero de 1969, Ramón Armando era el responsable
del mantenimiento, del orden y la limpieza, Pero el señor Rivero no era un
simple obrero, su personalidad tenía el don gente, de la cortesía, de la buena educación,
el sello de su personalidad era el manejo de un castellano con perfecta dicción,
buen manejo de las palabras, correcta pronunciación. A Don Armando no le oía
una muletilla, utilizaba las terminaciones en “S”, algo que nos cuesta mucho a
los venezolanos. No decía los día... sino los días, los lunes. Jamás se oía en
su boca obscenidades, ni palabras subidas de tono. Estando disgustado por algo,
siempre tenía el respeto como forma de vida.
El Centro de Formación
Profesional tenía entre sus normas que la limpieza y el orden era
responsabilidad compartida por todos y con un cronograma de limpieza los
alumnos tenían que dejar los talleres y aulas relucientes, bajo la supervisión del
señor Rivero. Jamás se recibió una queja por mal trato a los alumnos al
contrario lo respetan y apreciaban con mucho cariño. El Centro Profesional tenía
ciertas normas de disciplina que pueden ser cuestionadas y muchos no las
comparten, pero en aquellos años dieron buenos resultados.
El trabajo de jardinería,
de limpieza de áreas exteriores siempre se veían a varios alumnos, los cuales,
por razones de disciplina, como botar papeles al suelo, botellas regadas, daños
a las matas, tenían que aportar media hora después de las clases para trabajar
en las áreas exteriores. Esos alumnos eran reportados al Sr. Rivero y siempre
los recibía como un padre o un abuelo, con cariño, los aconsejaba, los
orientaba, les daba lecciones de vida, de responsabilidad y honradez. Testigos
de lo que afirmo hay muchos que hoy son profesionales, empresarios y técnicos puede
corroborar lo extraordinario que fue Don Armando para ese cargo tan difícil,
sin ser orientador, ni Psicólogo, pero era un ser humano excepcional, nos dejó a
todos un grato recuerdo. Fue el señor Rivero quien cariñosamente, me puso el
nombre de Manolito.
Quiero hoy con esta crónica
rendir un merecido homenaje de respeto y admiración a este ilustre cueño, sencillo,
humilde, pero grande en lo humano, en la responsabilidad, en la honestidad, en
el buen hablar. Valores que hacen cada día más escasos.
Sr Rivero un grato
recuerdo para un gran ciudadano, para un buen padre de familia., ejemplo para
sus hijos y nietos.
Comentarios
Publicar un comentario