“El pescuezo no retoña”.
General Luis Felipe Llovera Páez.
La constancia cívica tiene un límite, la
paciencia ciudadana se agota, la vía de la resistencia pacífica, constitucional
al estilo Gandhi es un esfuerzo heroico de un pueblo. Se agota la paciencia, la
guinda del pastel es la escasez de gasolina y la dolarización corrupta aplicada
por la guardia nacional.
El
estallido del coctel del hambre, sin combustible y en cuarentena es como una
bomba que se infla hasta su límite máximo y a punto de estallar. Viene al caso
el recuerdo de lo ocurrido en enero de 1958. Claro que las circunstancias son
completamente diferentes, la dictadura de Pérez Jiménez era eficiente en el
manejo de la economía, no había delincuencia, no había inflación y el bolívar
era una de las monedas más duras del mundo, Sin embargo, el pueblo rechazaba la
dictadura, el fraude electoral del 15 diciembre de 1957 y la pretensión de
repetir en la presidencia hasta 1963.
El 22 de enero de 1958, el dictador Marcos Pérez Jiménez estaba
jugando dominó con su compadre, el también general Llovera Páez, quien al
enterarse que la Academia Militar se había alzado, le dijo en lenguaje llano y
escueto “Marcos, vámonos, que pescuezo no retoña”.
Esa frase de honda sabiduría expresaba lo necesario
que es entender cuando los “pueblos” están contra y que lo mejor es tomar a
tiempo la de Villadiego.
Algunos dictadores enceguecidos por su poder
prefirieron permanecer cuando las circunstancias precluían la posibilidad misma
de que eso fuese una realidad probable. Así fue el caso de Ceaucescu, en
Rumania, de Noriega, en Panamá, de Sadam Hussein, en Iraq y de Gadafi, en
Libia. El final de cada uno de ellos fue trágico porque no supieron entender
las voces de la razón.
Ahora, en nuestro país, Maduro pareciera preferir ese
camino trágico en lugar del más pragmático de Pérez Jiménez. La soberbia -o la
dependencia- de un gobierno extranjero, son malos consejeros, sino que lo diga
Mussolini, quien creyó que arropándose con el manto de Hitler se convertiría en
el líder eterno en la llamada República de Italia.
Los de aquí todavía están a tiempo de recordar que
“pescuezo no retoña” y la historia es como una noria, se repite.
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