Venezuela solo tiene dos tipos de problemas: Los que no se solucionan nunca y los que se solucionan solos.
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Manuel Monasterios. |
El primer flagelo que se debe eliminar es
el
EL PRESIDENCIALISMO VENEZOLANO
Se requiere una reforma constitucional o
una Asamblea Constituyente para rehacer a Venezuela, pero previamente hace falta un
acuerdo nacional, un convencimiento para reducir los poderes discrecionales y
casi absolutos que tiene el presidente de la República. ¿Será posible que el
presidente esté dispuesto a disminuir su poder y entregarlo al parlamento? ¿Estará
dispuesto a reducir su periodo presidencial a 4 años, sin reelección? Eso está por
verse, pero es la primera reforma de carácter político, conjuntamente con una
reforma monetaria y fiscal, la reforma petrolera y el enfoque productivo del
país, como primeras medidas para rehacer al país.
EL
CÁNCER DEL PRESIDENCIALISMO.
El presidencialismo es el sistema
tradicional de la política venezolana desde 1811. El modelo
presidencialista es la concentración del poder en un líder o en un jefe
nacional con derecho al mando que en teoría se ocupa de todo y la práctica de nada.
Está probado que el sistema presidencial es incompatible con
la democracia en Venezuela, se entregó siempre el Poder Ejecutivo a caudillos
que terminan imponiendo su voluntad sobre la razón y las leyes.
Parece que
Venezuela solo tiene dos tipos
de problemas: Los que no se solucionan nunca y los que se solucionan solos.
Esta es la predominante filosofía de los gobernantes venezolanos, no solo de
hoy, sino desde hace muchos años. El correr la arruga para no afrontar
impopularidad, dejar para el que venga mañana las soluciones de fondo, apelar a
la previsión de Dios, a la bondad de la Virgen han hecho de la crisis
venezolana un problema estructural que nadie se atreve a "tomar por los
cachos". El liderazgo no se atreve a decir, mucho menos a proponer un cambio
en la génesis de todos nuestros males: "La máxima
concentración de poder en la persona del presidente de la República".
No elegimos los venezolanos un presidente,
elegimos un emperador absoluto, que es Comandante en jefe de las
Fuerzas Armadas, jefe absoluto de la economía, de la justicia, de las
relaciones internacionales, del movimiento de personal de la última y más
remota alcaldía de Apure, es el Zar de la actividad petrolera, minera,
agrícola, pecuaria, industrial y buhonería, ordena quienes van a la cárcel,
quienes salen y cuanto por tiempo, expropia empresas, haciendas,
casas, edificios, calles y aceras, pasa horas y horas hablando por un show
televisivo, que hace las veces de gaceta oficial ,es además el jefe político
del partido de gobierno, otorga y quita contratos, maneja millones del
presupuesto como el dinero de su bolsillo.
No necesita presentar cuentas y quien las
pide es un traidor a la patria. Es un sabio que opina de todo lo
humano y lo divino, sienta cátedra en medicina, agricultura, educación,
seguridad, finanzas, reinas de belleza, decreta días libres para conmemorar
golpes de Estado que todos los días condena, le pone su nombre y foto a
todos los bienes y obras públicas, las cuales son una dádiva, un regalo, las
pensiones y jubilaciones no son un derecho sino una gracias presidencial o
personal, dona casas y apartamentos, rifa carros, aumenta sueldos, usa la
política digital, es decir con su dedo cambia la Constitución, leyes,
reglamentos y ordenanzas, divide comisiones.
Reparte y comparte y siempre le queda la
mejor parte. Se puede dar el lujo de destruir la lengua cambiar el significado
de las palabras, tiene derecho a cometer todo tipo de errores, yerros y
dislates, puede ofender a cualquier persona que no le guste. Es todo eso y
mucho más es el presidente venezolano y la pregunta sería: ¿CUÁNDO GOBIERNA?
CUANDO SE OPUPA DE EJERCER LA PRESIDENCIA COMO CORRESPONDE EN UN PAÍS
CIVILIZADO Y NO EN UN IMPERIO MONGOL. Aquí se manda, no se gobierna, aquí
se abusa porque somos un pueblo que lo permite, somos los alcahuetes de la
maligna centralización del poder presidencial.
LOS PARTIDOS POLÍTICOS NO TIENEN EN
SU AGENDA UNA ALTERNATIVA A TANTA ABERRACIÓN POLÍTICA representada por el
presidencialismo. No quieren ceder un milímetro del poder que tiene un
presidente venezolano. Nadie habla de una doble vuelta electoral para ampliar
la base de legitimidad.
La crisis sin salida y eterna que
vivimos hoy los venezolanos se pudiese resolver de una manera expedita si el Parlamento
tuviese poder real y si existiera la figura de Primer Ministro o jefe de
Gobierno, tal como ocurre en España o en Italia. Pero el caos presidencialista
impone una ANC para hacer lo que le viene en gana. La discrecionalidad
presidencialista impone jueces, legisladores, gobernadores, alcaldes, miembros
de consejos comunales, colectivos y jefes militares. no se mueve una hoja de
árbol sin que Miraflores lo decida Ese es primer de nuestro mal y peor aun cuando el
"emperador" es un inepto.
Es un
problema de cultura política que exige cambios de paradigmas en todos los ciudadanos,
no es entregar un cheque en blanco a un líder, es una nueva manera de hacer política
gracias al uso democrático de las redes sociales que permitiría que cada ciudadano
se exprese, participe y obtenga respuestas justas y oportunas, es una nueva política
donde los partidos pierden el monopolio, comparten, innovan y descentralizan el
poder. Se privilegia el consenso positivo y se abandona la clásica línea política
y estructura de carácter leninista que ha caracterizado a los partidos políticos
venezolanos durante los últimos 80 años. Se tiene que superar el principio de ejercer
el poder sobre los otros, o contra los otros, con la alternativa de ganar o
perder, por el ejercicio del poder con los otros con la alternativa de ganar o
ganar. Con respeto por la autonomía de los demás,
Gobernar no es mantener a la gente a raya,
manipulado con fines electorales. Es entender que gobernar es fomentar el
crecimiento, la creatividad, la cooperación, la transformación de la sinergia
de todos por todos que permita en un tiempo superar la obsolescencia de
izquierdas y derechas y ubicarnos en un
centro radical, síntesis de todo lo bueno de la tradición conservadora y
liberal, Superando antiguas querellas y odios sembrados en nuestra sociedad por
los radicalismos de izquierda y derecha, por los comunistas que nos han
desgobernado y sembrado el caos en que vimos hoy.
Venezuela será diferente si los venezolanos
asumimos la responsabilidad de cambiar desde muy adentro, cambiar el enfoque
institucional y colocar al ser humano por encima de los interese del Estado, no
como es hoy donde el Estado impone su tiranía con nombre y apellido.
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