EN LA PLAZA SE ESTUDIABA EN UNA SILLITA DE EXTENSIÒN.
La plaza Zamora y la Gruta eran nuestros centros de
estudio.
Los estudiantes de bachillerato de los años 50 y 60,
incluso de los primeros años de los 70 solo teníamos un liceo en todo el Tuy,
el Pérez Bonalde en Ocumare del Tuy. Era obligación madrugar y esperar la llegada
de un pequeño autobús que primero pasaba por Charallave y recogía a los
estudiantes y luego en la plaza Zamora estábamos esperando los pocos
privilegiados que podíamos estudiar la secundaria.
En aquellos
años no existían calculadoras portátiles, sólo enormes reglas de cálculo que usaban
en la universidad. Para nosotros todos los ejercicios matemáticos se tenían que
hacer con la mente, la tiza o el mòngol. Los estudiantes de esos años adoptamos
la costumbre de estudiar al aire libre, en las plazas, a la luz de las lámparas
y los bombillos públicos. No existían computadoras, ni Tablet, ni juegos electrónicos,
mucho menos digitales, nuestra distracción era una televisión en blanco y
negro, la radio, las reuniones entre amigos que llamaban “arrocitos”. Eran
tiempos sanos, ni drogas, ni malandros; se podía amanecer en la plaza
estudiando, tomando café en nuestro Telmo. Pero a nadie le podía faltar la silla
de extensión, diseñada en forma de tijera ,con lona como asiento para el relax, esa silla plegable era
un artículo indispensable para todo estudiante.
En la Plaza Zamora o en la Gruta se refugiaban los
estudiantes del Liceo Pérez Bonalde para repasar sus lecciones y prepararse
para los exámenes, los cuales, en aquella lejana época, no eran nada fácil.
Muchas veces se amanecía estudiando en grupo o también discutiendo del
acontecer político y la recién instaurada revolución cubana. Se utilizaba el
piso de la plaza como un inmenso pizarrón, con sus sillas de extensión y termos
de café y algún bocadillo.
Siempre se escuchaba en la plaza la música de las
rockolas, pero generalmente hasta las 11 p.m. (bajaban el volumen) las ecuaciones
y problemas matemáticos llevaban hasta ese momento el compás y el ritmo de un
tango de Carlos Gardel, un bolero de Leo Marini o una guaracha de la Billo`s.
Recordamos entre aquellos estudiantes-melómanos
a José Antonio (Choto) Alberti, Hugo Gómez, Miguel Minicozzi, Dominguito
Borges, Alejandro Da costa, Guillermo Tovar, Zenaida (Mito) Pérez, Maritza
Zarrameda, Elvia Delgado, Oscar Mijares, Roberto Izquierdo, Gustavo Hernández,, Tomàs Requena, los morochos Antonio y Chucho, Antonio Segura. entre otros. Esta hermosa costumbre al igual que las serenatas, desaparecieron
por que el imperio del hampa, que así lo dispuso. Lo mismo que las Misas de
Aguinaldo madrugadoras, el carnaval popular y los toros coleados entre las 4
p.m. y las 7 p.m... Hoy los toros salen a la manga después de las doce de la
noche. Los tiempos cambian y solo nos
quedan bellos recuerdos, grandes amigos, añoranzas de un país que sin darnos
cuenta se diluyó.
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