DIGITALIZARSE O MORIR
La
experiencia histórica de ayer y de hoy evidencia que, en la lucha contra la
pobreza, (metas del milenio) la generación de empleo, estimulando el
crecimiento del aparato productivo, ha resultado ser una alternativa mucho más
efectiva que el asistencialismo social de los Estados paternalistas. No hay un
solo país en el mundo que haya superado el subdesarrollo y las miserias con
populismo, regalando bonos, subsidiando, expropiando, cerrando empresas,
controlando la economía, decretando salarios miserables. El mundo apuesta por
jalonar el crecimiento económico, aumentando la eficiencia, la productividad y
la competitividad.
Hablar de
digitalización en un país con el internet más lento del mundo no tiene mucho
sentido, pero es necesario estar claros que el mundo entero está cabalgando
sobre la ola de la digitalización, es la verdadera revolución que estamos
viviendo, aunque Venezuela no figura en las estadísticas.
Según
Accenture, el 20% de la economía mundial es digital, el 22% de la producción
mundial depende de lo digital, en países como Estados Unidos, esa cifra es
superior al 30%. En la última década, la economía digital en América Latina ha
significado cerca de 200 mil millones de dólares, pero podrá ser muy superior
si tomamos las medidas correctas, pero estamos hablando de utopías en un país
donde no se puede ni comer carne, ni ahorrar, ni emprender, donde ya no hay ni esperanzas.
Donde el transporte se hace en camiones llamados “cochineras” y han vuelto a la
yerba y los “curiosos” para curar enfermedades. Estamos viendo las barberías en
las calles, la venta de alimentos perecederos sin cadena de frío, espantando las
moscas con hojas de palma. Un país donde la gente no sabe que va a comer el día
siguiente. Donde se envían los niños a la escuela sin desayuno, ni merienda.
Donde enfermarse es casi una condena a muerte. Un par de zapatos es un super
lujo.
Si
queremos una Venezuela en prosperidad real debemos empezar por desmontar una economía
importadora, estatizada dependiente de las materias primas, extractiva del petróleo
y minerales. Es la misma economía del mercantilismo de los conquistadores del
siglo XVII. El petróleo debe ser una palanca para mover, no el núcleo central.
En un futuro no lejano vamos a crear valores del siglo XXI, lo cual implica
digitalizar nuestro entorno. Allí está la clave del futuro, es una cuestión de
supervivencia, sustentabilidad y viabilidad.
Sin tomar
en cuenta estos factores de la producción es imposible crecer y mucho menos
superar la pobreza. Las nuevas tecnologías permitirían una agricultura más allá
del tradicional conuco, una producción competitiva. La tecnología es la clave
de un futuro que ya está aquí. Nos montamos en esa ola o nos ahogamos en este
desastre de hoy
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