El poeta cueño Juan España


                         Juan España Delgado


NACIÒ EN CÙA EL 5 DE NOVIEMBRE DE 1878.
 FALLECE EL  23 DE ABRIL DE 1950. EN EL VALLE.
 Creciò en medio de las ruinas del terremoto, se forma como autodidacta, en base a lecturas, asiste a la escuela unitaria regentada por el maestro Dàvila. A los 18 años se muda a Caracas. 
Es un poeta  que representa la tendencia criollista.
Sus poemas expresan la fisonomìa de los pueblos tuyeros de finales del siglo XIX. Es un modo de rendirle tributo a lo nuestro a travès  de su arte. La presencia de nuestra fauna, de nuestro rìo Tuy, del paisaje rural, de nuestra costumbres, tradiciones, creencias. Crea una armonìa entre personajes, ambiente y lenguaje poètico sencillo. 
Calle real del Valle año 1938 Muchos tuyeros tenìan su residencia en este desaparecido pueblo aledaño a Caracas.



 En 1896 se residencia en El Valle donde abre una bodega. Al poco tiempo su pulpería se convirtió en un lugar de tertulias literarias, frecuentado por escritores como Francisco Pimentel, Luis Manuel Urbaneja Achelpohl, Andrés Eloy Blanco, Rómulo Gallegos, Pedro-Emilio Coll, entre otros. En 1926, un grupo de estos amigos de Juan España deciden costearle la publicación de una antología de toda su obra poética, titulada Mi tierra. En 1930 es incluido en la antología Lecturas venezolanas de Mario Briceño Iragorry, y en 1940 en el segundo tomo de la Antología de la Moderna Poesía Venezolana de Otto D’Sola. A partir de 1935 ejerce cargos de Jefe Civil en las parroquias caraqueñas de El Valle y luego en San Agustín. En 1945 se retira de la vida pública hasta la fecha de su muerte.
 La casa de la cultura de Santa Teresa del Tuy lleva su nombre. No hay en Cùa, ni una placa que le recuerde.
Francisco Pimentel “Job Pim” le escribe estas líneas que nos describen  el entorno y el modo de vida de  Juan España:

EL POETA DEL VALLE
Usa
Durante el día jornalera blusa
y en la prosaica facha
queso, manteca y papelón despacha.
Mas cuando acaba el día
cierra la rumorosa pulpería
donde alza a diario el himno del trabajo,
y se va, pueblo arriba, pueblo abajo,
sin necios humos ni posturas graves,
a contemplar los árboles, las aves,
el cachazudo arriero,
el humilde alfarero,
todo lo bello, en fin, que el pueblo encierra,
y a hacer versos profundos y sonoros
llenos de amor por la nativa tierra.
Yo admiro francamente a este pulpero,
pobre, honrado, poeta y caballero,
que a Virgilio comparo,
hondo, cordial y bueno como un río:
Juan España es un “raro”
de aquellos que inquietaba a Darío.2
Su poesía me encanta y me consuela
de tanta necia y “orfebril” patraña
que a diario nuestra lírica revela.
Y por el hondo amor que al suelo entraña
En lugar de llamarse Juan España
Se debiera llamar Juan Venezuela. 
 Fuentes: Literatura Hispanoamericana volumen 1 Domingo Miliani, Oscar  Sambrano Urdaneta 
Biografías de Tucuy A. C.


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