LA NECESARIA REVUELTA HISTÓRICA.
Si el régimen de Maduro es culpable de esta catástrofe, los
factores opositores serían responsables de su prolongación en el tiempo.
Hay que romper el cìrculo de perversiòn que nos mantiene en el inmovilismo. estamos como un carro atascado en un pantanero.
En la Venezuela de hoy el tiempo y la vida están marcados por un
estado de agitación social, de traumas, de frustraciones, de revueltas abiertas
y silenciosas, revueltas cortas, inmediatas que percibimos en grandes manifestaciones que se extienden
por imitación,, desde los saqueos y el pillaje hasta episodios como los vividos
el año 2017 en Venezuela, con un resultado de 148 muertes y súbitamente pasan
de la catarsis social al estado
catatónico de aparente quietud, generado por el miedo a morir en manos de unos
esbirros uniformados o terminar torturado y preso en los sótanos y calabozos de
la dictadura. La revuelta inmediata es el resultado de una profunda crisis
sistémica y cumple la función de válvula de escape de la olla de presión social
en que vivimos. Es la protesta diaria por el agua, el gas , el transporte, los bajos salarios.
Pasada la oleada de la
protesta anárquica, de la revuelta inmediata, de esa erupción volcánica de un
pueblo obstinado por los males económicos, sociales y políticos se desarrolla
silenciosamente la REVUELTA HISTÓRICA.
La diferencia entre las dos revueltas, es que la histórica es capaz de unir lo que
normalmente esta dividido por intereses diversos, personales o ideológicos. El
instinto de supervivencia hace presente un sentido de unidad, de articulación entre diversos actores que normalmente está
ausente o en estado latente, pero la necesidad despierta.
Las revueltas históricas
son mas largas, en muchos casos son casi imperceptible, pero son como un ácido que corroe lentamente, pero con absoluta eficacia, no hay fuerza que la pueda
detener, porque la revuelta histórica responde al principio de la viabilidad
social, a la capacidad colectiva de transformación de la realidad, lo que
podríamos llamar como la inconformidad social con un presente que asfixia y el
imperativo de un futuro por construir.
Las revueltas históricas
han generado los grandes cambios de la humanidad desde la tribu primitiva hasta
la sociedad posmoderna y tecnológica, del arado a la computadora, de la talla
de la piedra al dominio del espacio, del Feudalismo a la República Democrática
Contemporánea. No hay manera de congelar la historia en su evolución normal.
Hay paréntesis de retroceso y estancamiento, hay naciones que avanzan más
rápido y otras que parece que están todavía en la prehistoria, pero la
tendencia natural del hombre es la evolución positiva.
Políticamente el orden establecido para el control de la sociedad
siempre ha sido resultado del dominio de las armas y el direccionamiento de la
violencia. La diferencia es que quienes tienen el control de las armas en una
nación civilizada están sometidas a los civiles desarmados y no son árbitros de
la vida ciudadana, se dedican a sus funciones militares, no son políticos, ni
gestores de la actividad economía, su labor es resguardar a la sociedad de la
violencia y preservar el orden establecido en el pacto o contrato social
denominado Constitución, lo cual garantiza la convivencia civilizada.
La Republica Civil es la
meta que tenemos los venezolanos desde el año 1811, es un proceso muy largo,
con sus periodos de estancamiento e incluso de retroceso, la implantación de la
Republica Civil nos ha costado muchos sacrificios, siempre hay enemigos de la
democracia civil entre los partidarios del militarismo en sus diversas manifestaciones,
los radicales de izquierda y la derecha.
Hoy el poder político de
Venezuela esta en manos de la izquierda radical, enfermiza con predominio de las teorías
marxista- leninistas, con una alianza oportunista y pragmática con el
militarismo que garantiza el uso de las armas al servicio de un proyecto
político y no de la República. Las políticas aplicadas durante los últimos 20
años han combinado el marxismo, el capitalismo de estado y el socialismo
comunitario, como siempre han cumplido su destino histórico para destrucción
del orden establecido, desmantelando la economía, controlando de manera
totalitaria la vida económica , social y política, evidenciando una vez
más que el marxismo, el populismo, el
estatismo socializante no sirve para organizar una sociedad eficiente que
funcione en favor del ciudadano, son eficaces en imponer el desorden, incluso
utilizando el terror.
El Estado revolucionario
siempre se convierte en un aparato autoritario separado de los intereses de la
gente, se imponen sobre la nación con la lógica de la guerra que trata a
quienes se le oponen como enemigos a neutralizar por todos los medios a su
alcance. No escatiman en escrúpulos,
todo es válido si le sirve para imponer a la sociedad su fracasado modelo de “sociedad
perfecta”.
Ellos afirman con
absoluto cinismo que la “sociedad vieja está muriendo, pero la nueva sociedad
todavía no nace” y que todos los sacrificios del pueblo, incluso el hambre y
las miserias se justifican por esa nueva sociedad que están construyendo como
utopía, mientras la única y verdadera realidad es que solo han destruido las
instituciones, la economía y el tejido social de la nación venezolana. Han
logrado una igualdad en la pobreza, cumplen con la ley de toda revolución
política, masacrar el progreso y la prosperidad, para ellos es un mal menor hay
que asumirlo como un costo para poder disfrutar en un futuro de una nueva
sociedad sin explotados, ni explotadores. Ese es su cìnico argumento.
Las experiencias del
socialismo colectivistas de la URSS, de la Europa Oriental, de Cuba y ahora de
la Venezuela permiten dibujar una hipótesis muy clara del fracaso de este
proyecto como solución a los problemas de la humanidad, es evidente que la
transformación positiva del mundo no esta en manos de los llamados comunistas o
socialistas radicales. Las tragedias sociales vividas por todas las naciones en
que ha implementado este modelo indican que la REVUELTA HISTORICA se está
abriendo paso lenta y fragmentariamente, con altas y bajas secuencias donde el
desafío es inventar una política a distancia del estatismo asfixiante impuesto
por el populismo, el capitalismo de estado y el socialismo marxistoide. Una
revolución mental y cultural que supere los mecanismos de subordinación al
poder. El Estado no puede estar por encima de la sociedad, el Estado es una
forma de organización social, no un fin en sí mismo. El gran desafío es pensar
en la articulación equilibrada de la política (Estado, Poder, Sociedad, Gente)
Una ecuación donde todos los términos concluyan en priorizar al ciudadano.
Cuando hablamos de ciudadano
lo entendemos como un sujeto participativo que no reduce su actividad política
a pedir cosas a quienes detentan el poder, sino que es capaz de crear
instancias de una nueva realidad (Nuevos valores, nuevas relaciones sociales,
nueva humanidad). Los partidos y movimientos políticos tienen que adecuar sus
estructuras, organización y programas a esa nueva concepción de la política.
Las formas de pensar (Delegación y Representación) si se
mantienen vigentes es porque la sociedad no ha sido capaz de crear las nuevas
figuras conceptuales y organizativas para una nueva sociedad. El problema no es
simplemente salir del régimen marxista que destruyó la sociedad y las
instituciones y no tiene la capacidad de sustituirlas por lo nuevo que proclaman
como la sociedad perfecta, es tener la inteligencia y la capacidad para
aprovechar lo bueno de la sociedad destruida, ese sistema de capitalismo de
estado, populista bien sea democrático o radical socialista no funciona y tiene
trágicas consecuencias. La superación de la crisis no debe servir para
retroceder a las viejas estructuras de lo que mal llaman cuarta República, sino
para el avance que nos permita en corto tiempo acortar los años perdidos.
El mayor enemigo de este cambio somos nosotros mismos, nuestra
impaciencia, nuestra inconstancia, el miedo a lo desconocido, nuestra comodidad
al esperar que un cambio de paradigma se efectúe con los mismos parámetros
tradicionales de la delegación, del liderazgo carismático, del llamado
mesianismo, de la dádiva y el reparto populista. Se requiere un cambio
cultural, además mucho coraje y tenacidad, un convencimiento muy claro para saber
exactamente para dónde vamos. Eso se llama cultura política y es nuestra mayor
carencia.
Sería otro fracaso
histórico seguir sumando tiempo perdido para recaer en las viejas respuestas y
no aprovechar que hemos tocado fondo para tomar un impulso definitivo que nos
coloque en una mejor sociedad con una mejor política, con un Estado para servir
y no para ser servido. Hay que cambiar la dirección de la brújula. Para esta
nueva concepción de la política no hay recetas, ni atajos. La clave está en la
capacidad de invención conscientes que las teorías aplicadas hasta hoy no
funcionan. Se entiende que la angustia del pueblo lo puede llevar a cometer los
mismos errores, a la aplicación de las mismas aparentes soluciones. Las
carencias, el hambre, las necesidades insatisfechas son graves impedimentos que
frenan la posibilidad de encontrar la mejor salida. El inmediatismo ciego nos
lleva a repetir en un circulo perverso, una y otra vez los mismos errores, como
el Mito de Sísifo, quien una y otra vez subía la montaña atado a una piedra y
volvía a caer para volver a empezar y así hasta el infinito. Hay que romper ese
círculo de perversidad.
Organizar y articular la rabia contenida, la energía negativa
que produce la infelicidad, catalizar una esperanza que hoy casi no existe.
Darle dirección positiva hacia objetivos concretos, la búsqueda del cambio
posible sin perder la meta final de una sociedad y un Estado diferente al
actual y a lo anterior.
La verdad sobre lo que podemos ser depende de nosotros, tenemos
que estar de acuerdo, lo que tenemos hoy no nos sirve y volver simplemente al
pasado es un desperdicio de oportunidades y tiempo.
Venezuela reclama la
construcción de una Republica Civil con un sistema económico que se fundamente
en la libertad, el respeto a la propiedad privada, la apertura al mercado, que
produzca riqueza y no simplemente que la distribuya mal, una Venezuela alejada
del populismo. Aplicar una política
social que erradique la pobreza. Es urgente aplicar tolerancia cero a la
corrupción. Desarrollar una democracia eficiente y una seguridad inteligente
que ponga orden y controle al delincuente.
Necesitamos dar el primer
paso en esa dirección y debemos ponernos de acuerdo todos, de lo contrario el
tiempo de sufrimiento de los venezolanos se prolongará innecesariamente y si el
régimen de Maduro es culpable de esta catástrofe, los factores opositores serían
responsables de su prolongación en el tiempo.
Comentarios
Publicar un comentario