EL ARTE DE AMASAR EL PAN


                                 LOS PANADEROS.


                               INSTITUCIÓN CON ABOLENGO.


La cultura del trigo no llegó en las naves colombinas, uno de los principales alimentos de los viajeros de Indias, además de las ratas, eran unos bizcochos de harina de trigo que elaboraban los panaderos y venían en sacos y procurando que durara todo el viaje. Al arribar a las costas, además de la autoridad militar, del personal civil, de los frailes, de los cronistas o escribanos siempre se instalaba un panadero, fue la primera actividad artesanal que llegó de Europa. El grave problema era la producción de trigo, podemos afirmar que las primeras siembras que se hicieron en los alrededores de las rancherías y pueblos recién fundados fue de trigo, en todas partes se sembró, pero el clima no permitía una buena cosecha, al final se limitó a las alturas de la cordillera andina y para comer pan tenían que importar trigo.

Durante la Guerra Federal o Guerra de los Cinco Años el general Ezequiel Zamora tenía un convenio con los EE. UU, para el intercambio de cueros por harina de trigo, la cual llegaba por el Orinoco, remontando el Apure y las tropas y pueblos del llano se daban el lujo de comer pan hecho con harina de Kentucky, mientras el resto del país se moría de hambre.
El pan era un artículo de lujo, pero estaba al alcance de todos, se fabricaban distintos tipos de panes, pero lo de más demandas eran el “pan de piquito” y la “tunja”. Los canarios que fueron los primeros panaderos, antes de la llegada de los portugueses fabricaban un pan muy sabroso con un toque de anís que la gente llamaba “pan isleño”. Desde el siglo XIX hasta bien entrado el siglo XX el pan se vendía a domicilio, antes con un burrito y dos barriles llenos de pan caliente llegaban a las casas y dejaban su cargamento, dos panes de piquito por un centavo, todavía hasta los años 60 del siglo XX un bollo de pan costaba una locha y también lo fiaban. Las primeras bicicletas de reparto se dedicaron a la venta de pan a domicilio, igualmente las motos con un enorme cajón adosado al vehículo, al final era una moto de tres ruedas cargada de pan, tunjas y pan dulce.

 En Venezuela la modernización de la industria panadera marcó el comienzo del siglo XX, el equipo movido por máquinas de vapor llegó a las Panaderías de Ramella y Montauban, en esa panadería se inventó el tradicional pan de jamón, eran famoso el pan de la panadería Las Gradillas hecho con jamón planchado. Había en el venezolano de ayer un gesto de cortesía que desapareció, toda la gente que viajaba comparaban en los negocios de la vía un pan muy famoso que llamaban “pan de guayas”, pues se fabricó originalmente en esa panadería de la vía de Los Teques a Tejerías. Todos llegaban al final de su viaje con el regalo de uno o varios panes de guayas, lleno del polvo del camino para el disfrute de amigos y familiares. En nuestro pueblo de Cúa la primera panadería moderna fue La Central propiedad de Don Carlos Caballero, ubicada en la calle El Comercio. A comienzo de los años 60 se instaló la panadería La Flor de Cúa en el edificio Minicozzi, frente a la plaza Bolívar, hoy son muchas las panaderías existentes y de muy buena calidad.

En el viejo camino a Petare, en una panadería se inventó el golfeado, ese pan dulce con sabor a papelón, queso llanero y anís. Con la llegada de los panaderos portugueses se impuso la modernización de las panaderías, pasaron a ser sitios gratos de reunión para tomarse un café, un cachito un sándwich se hizo costumbre. El “pan canilla” al estilo francés se impuso en el gusto del venezolano.

 El pan forma parte de nuestra cultura gastronómica, a pesar de ser un pueblo arepero y haberse inventado aquí la harina pre-cocida de maíz, el pan siempre está presente en la dieta del venezolano, éramos además el país que consumía más pastas después de Italia. en sus distintas presentaciones espaguetis, macarrones, pasta corta. Por lo tanto la harina de trigo, la cual no se produce en el país siempre fue un producto subsidiado y protegido por el Estado venezolano para garantizarle al pueblo disfrutar de buen pan y de buenas pastas a precios asequibles.

 Bastó que llegara esta locura que llaman revolución del siglo XXI para que desapareciera la harina de trigo, llegaron en su afán de socializarlo todo, estatizaron industrias, comercios y predios agrícolas. El circuito económico del trigo, importación y distribución pasó a manos del Estado, ejerciendo el monopolio sobre este producto, lo cual trajo desorden, corrupción, sobre precio, al final no hay harina de trigo, lo poco que llega es a precio dolarizado, luego no hay pan suficiente. Pero la revolución no puede aceptar su responsabilidad en esta debacle que golpea una costumbre inveterada del pueblo venezolano y ahora ante este caos culpan de todos los males a los panaderos, a quienes mantienen amenazados de expropiación si no dedican la poca harina que llega a fabricar un pan canilla que se tiene que vender a un precio que no responde a los costos.

 Es lamentable que una empresa artesanal que nos viene desde la colonia, hoy está condenada a desaparecer por la aplicación de malas políticas. Una nación entregada al desenfreno de la estatización toda la actividad privada tiende a desaparecer. Se acaban las panaderías, los supermercados hasta los buhoneros, todo será un recuerdo de un país que se nos fue sin darnos cuenta.  Nace CLAPZUELA, EL PARAISO SOCIALISTA.

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